El diccionario de Nicolás, por Santiago Boccanegra

Lorenzo Mendoza habló. Y dijo mucho. Lo más importante: la manera de actuar del Gobierno en materia económica es equivocada y causa colas, desabastecimiento y poca producción nacional. La respuesta de Nicolás Maduro, dada el jueves 4 de febrero, fue como de infante: «Lorenzo Mendoza es un ladrón». No hubo argumentos.
Cierto que muchos dirán, como el capitán con su mazo, que Polar ha recibido divisas del Estado. Pero Mendoza lo aclaró: las asignaciones se liquidan directamente con proveedores. Aún así, el del mazo dijo el miércoles pasado: «así cualquiera monta una empresa recibiendo dólares del Gobierno, hasta yo». Su palabra vaya por delante.
En el alto Gobierno pareciera que olvidaron el verdadero significado de la palabra «ladrón». Hay varias evidencias, incluyendo la negativa del Consejo Moral Republicano por investigar el desfalco de 300 mil millones de dólares que Jorge Giordani y Héctor Navarro, artífices del gran desastre, denunciaron ante esa instancia. La Fiscalía tampoco ha dicho pío con respecto a ese caso, a pesar de que hace tres años el propio Maduro pidió cero tolerancia a las mafias de empresas de maletín. Suponemos que entonces pensaba que eran de opositores, porque para los cortos de mente las fórmulas deben ser simples (empresario=opositor=malo).
Pero no. Todo indica que mucho boliburgués se chupó la teta del Estado hasta secarla, aprovechando el amiguismo revolucionario. Y los rabos de paja son tan largos y abundantes que se hicieron intocables.
También es ladrón quien ejerce el pranato en las cárceles y fuera de ellas, sin que haya ministerio alguno que pueda con ellos. Esta misma semana supimos de cómo se paralizó Maracay por la muerte de un delincuente asociado a «El Chino Pedrera» y su banda. Entre denuncias de toque de queda decretado por el hampa -y cumplido por un montón de negocios-, y evidencias de que los cuerpos de seguridad trancaron vías para no molestar el cortejo fúnebre, imagínense. Eso sí es ser ladrón.
Pero Nicolás tiene los conceptos movidos. Por eso llamó a la «rebelión» para minutos después denunciar que lo quieren tumbar de la silla que ocupa temporalmente, y por ahora.
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