El drama de los niños que viven en Venezuela y estudian en Colombia
La idea de un corredor humanitario para entregar material pedagógico y alimentos a los niños es una posibilidad, pero no cuenta con la autorización del gobierno venezolano
Todos los días 2.535 niños cruzaban la frontera de Venezuela a Colombia para asistir a clases. Sus vidas transcurrían aquí y allá. Aunque la diplomacia entre los dos países sea nula, a estos niños un corredor humanitario les otorgaba un trato especial.
Sin embargo, el coronavirus trastocó todo, incluyendo ese avance. Lo que era difícil en la frontera se ha vuelto imposible. La frontera está cerrada y los niños tienen restricción para salir, tanto del lado colombiano como del venezolano.
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Proyecto Migración Venezuela habló con rectores de colegios públicos que dan clase a miles de niños venezolanos y colombianos que viven del lado venezolano. La educación virtual no es viable, son pocos quienes cuentan con conectividad, sobre todo porque en Venezuela, por ejemplo, del lado de San Antonio, hay cortes de electricidad varias veces en el día.
“En el sector de Venezuela la luz la racionan mucho, algunos tienen internet por datos, pero son muy pocos. A raíz de eso la Secretaría ha hecho un llamado a las ONG para enviarles el material impreso. El Consejo Noruego se comprometió a imprimir el material”, aseguró Alirio Cárdenas, rector de la Institución Educativa Puerto Santander.
La idea del corredor humanitario, según explicó la secretaria de Educación de Norte de Santander, Laura Cáceres Niño, es lograr llevarles a los niños el material pedagógico; pero este plan todavía no ha resultado, el martes 5 de mayo intentaron llevar el material, pero las autoridades venezolanas no permitieron el ingreso porque aseguraron que faltaba la autorización del gobierno.
El Consejo Noruego para Refugiados ha estado liderando la iniciativa de reactivar el corredor humanitario junto a las autoridades educativas. “Nunca antes en el mundo tantos niños y niñas habían estado incomunicados con sus escuelas o habían interrumpido por completo su aprendizaje. Por eso necesitamos encontrar opciones solidarias para que niños y niñas, que viven en Venezuela y que estaban estudiando en Colombia, accedan a materiales educativos y puedan retomar su educación. Estos materiales les ayudarán a los menores de edad a mejorar sus vidas, brindarán esperanza y los mantendrán a salvo en sus hogares”, dijo a Semana Yadira Galeano, gerente de área del Consejo Noruego para Refugiados.
Una de las situaciones más graves se vive en la Institución Educativa La Frontera, un colegio prácticamente binacional que atiende a 1.600 niños, de los cuales 1.100 son de nacionalidad venezolana y viven al otro lado de la frontera. Muchos de ellos viven en la invasión Mi Pequeña Barinas, antes del coronavirus, llegaban al Puente Simón Bolívar y un bus los recogía para transportarlos al colegio.
“Nos preocupa preescolar, porque si regresan va a ser paulatinamente, así retorne todo el país los colegios de frontera podríamos seguir cerrados. Los papás me preguntan mucho qué va a pasar”, cuenta el rector Germán Eduardo Berbesí.
Pero la premura de las familias de los niños venezolanos no es solo por el material pedagógico, también por la entrega del Programa de Alimentación Escolar. El rector de La Frontera asegura que el gobierno les garantiza la entrega al 50% de los niños, y al otro 50% lo garantiza la ayuda internacional que han logrado conseguir.
En los colegios de frontera ha ocurrido que algunos padres de familia se aventuran a pasar por las trochas para reclamar el PAE y las guías de los niños, pero son pocos, la situación es muy complicada en estos pasos ilegales, no solo porque hay custodia del Ejército sino presencia de grupos armados.
«El departamento está haciendo entrega del PAE una vez por mes, algunos papás vienen por las trochas para reclamar su mercado y de una vez les dan las guías, para preescolar», asegura Berbesí, quien además recalca que le preocupa la inseguridad que hay en la zona fronteriza, en el tiempo de cuarentena han robado el colegio en seis ocasiones por las noches, ya interpuso una demanda. “Me preocupa la vida del celador”, dice.
Con la pandemia, la educación en Colombia tiene un reto monumental, pero la situación de los colegios de frontera es aún más compleja, las tensiones entre Colombia y Venezuela y las denuncias sobre un fallido intento para derrocar a Maduro hacen aún más difícil que se active el corredor humanitario.
“Unos han tenido comunicaciones, pero ha sido intermitente por falta de luz, los demás no han podido venir, tenemos el material listo, pero estamos a la espera para el corredor humanitario. Los papás están muy angustiados, va pasando el tiempo y no han podido continuar con los procesos”, aseguró Nohora Leal Acevedo rectora del Instituto Técnico María Inmaculada de Villa del Rosario.
Con información de Proyecto Migración Venezuela.