Maduro mantiene el rumbo al desastre, por Xabier Coscojuela

Siendo muy optimista se podría decir que las medidas son un avance, pero a falta de precisión en el tema de la devaluación, lo que podemos afirmar es que se trata del mismo modelo de todos estos años pero más caro
Autor: Xabier Coscojuela
Locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes», dijo alguna vez Albert Eistein, y es una frase que repite con satisfacción Nicolás Maduro, quien paradójicamente insiste en mantener un modelo económico fracasado esperando obtener resultados diferentes. Tal vez crea que con solo repetir la frase se producirá algún milagro. Esta semana por fin concretó los anuncios económicos.
No ocurrió, como tantas otras veces, que anunciaba que iba a anunciar (aunque sí dijo que mostraría «mañana» pruebas de un golpe de Estado, y nada). Imaginamos que sus partidarios quedaron decepcionados pues esperaban medidas socialistas y resultaron ser las mismas medidas neoliberales tomadas en su momento por Carlos Andrés Pérez y años después por Rafael Caldera: devaluación de la moneda y aumento del precio de la gasolina. Tanto nadar para morir en la orilla.
Siendo muy optimista se podría decir que las medidas son un avance, pero a falta de precisión en el tema de la devaluación, lo que podemos afirmar es que se trata del mismo modelo de todos estos años pero más caro. Controles y más controles para que algunos vivos se lucren de ellos.
La alocución del miércoles demostró que no hay un plan integral para enrumbar la economía. Que sus asesores perdieron el tiempo durante estos dos meses o que no tomó en cuenta buena parte de las medidas que le propusieron. Eso y que Luis Salas vive.
Lo anunciado solo significa que los ciudadanos vamos a seguir financiando un colosal déficit fiscal, que se va a seguir im- primiendo dinero sin respaldo. No hubo ni una palabra sobre cómo reducir dicho déficit, ni tampoco un plan, a mediano plazo, para eliminar los incentivos al contrabando de gasolina. ¿Eliminará el subsidio a los países de Petrocaribe? Por otra parte reconoció que es un gobierno muy corrompido. Todo el sistema de la Misión Alimentación está penetrado por la corrupción.
Lo mismo ocurrió con el sistema diseñado para controlar los precios. Confesó que buena parte de lo que se importa en medicinas se va por la frontera. Eso también forma parte de la corrupción, como el contrabando de la gasolina y cuyos responsables son verde oliva. Es una prueba más de que a más controles más corrupción, pero como remedio anunció más controles. Una admisión indirecta de que el modelo económico en la práctica fracasó.
Una de las partes más insólitas de su discurso fue cuando dijo que el neoliberalismo estaba en todas las calles de Venezuela, pues los bachaqueros eran su materialización.
Decir eso luego de tener 17 años en el poder tratando de construir el hombre nuevo es una confesión de un fracaso estruendoso.
Otra de las partes surrealistas fue su afirmación de que 60% de la población era clase media y le pidió el apoyo para las medidas. Maduro sigue en su empeño de desconocer que la mayoría de los venezolanos se manifestaron el pasado 6D y que son representados por la Mesa de la Unidad Democrática, y de creer que el bolsillo del pueblo no está golpeado.
Pero qué esperar de quien no sabe cuánto cuesta ni un refresco. Nosotros creemos que el diálogo y el entendimiento son vitales para recomponer el país, que esa falta de comunicación no es toda responsabilidad del Presidente, pero sí que tiene la mayor cuota de la culpa en que no se haya logrado. Pues bien, la aplicación de un plan de ajustes era una buena oportunidad para haber intentado tender puentes.
Pero, ¿Maduro puede? Durante su alocución afirmó haber querido hacer una revolución tributaria y que no había podido. ¿Quién se lo impidió? El hombre tenía una habilitante, poderes especiales, el parlamento controlado, el TSJ a su favor, todos los poderes públicos dominados, y «no pudo».
Curiosa admisión la del Presidente. También estamos convencidos de que la falla fundamental está en el modelo económico y político que tratan de implantar, el cual ha fracasado en todas las partes del mundo en que han tratado de implementarlo.
Las gríngolas ideológicas o los intereses crematísticos de algunos que conforman el cogollo gobernante les impiden reconocerlo, pero la realidad es muy terca y siempre vence. Decimos desde ya, sin temor a equivocarnos, que el paquete de Maduro será un fracaso.
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