El outsider cobra fuerza ante escenario presidencial
Un outsider puede ser novato en la política, pero no implica que todo debutante en esas lides sea un outsider, asevera el politólogo Carlos Meléndez
Autor: Luisa Quintero
El 23 de enero la impuesta Asamblea Constituyente se encargó de colocar más “leña en el fuego” en la situación política venezolana, al hacer una convocatoria a elecciones presidenciales antes del 30 de abril como lo exigió el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello.
Esta convocatoria, sin validez jurídica pues solo la Constitución actual otorga ese poder al Consejo Nacional Electoral, ya ha sido asumida por el mandatario Nicolás Maduro que hace campaña con todo el poder de los organismos gubernamentales a pesar de que dicho llamado no ha sido ratificado por el CNE.
Mientras, un sector de la oposición exige no aceptar esta convocatoria si se mantiene la “dictadura», otro pide revisar las condiciones y elegir de forma inmediata un líder, mientras que los cuatro principales partidos (Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, Acción Democrática y Voluntad Popular) no se han pronunciado.
A esto se suma la posición del Grupo de Lima y gran parte de la comunidad internacional, que rechazan la convocatoria a unos comicios en medio de un clima conflictivo en la nación, y el irrespeto a las negociaciones que se realizan en República Dominicana.
Bajo este escenario, diversos nombres han surgido como opciones presidenciales: Claudio Fermín, el antiguo hombre fuerte de Pdvsa Rafael Ramírez, Henri Falcón, Henry Ramos Allup, opciones que contrastan con el llamado de sectores de la sociedad civil que piden al empresario y gerente de Empresas Polar, Lorenzo Mendoza, a que asuma la candidatura.
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En 1998 Hugo Chávez hizo públicas sus aspiraciones de sentarse en Miraflores. En ese momento, el fallecido mandatario demostró que un outsider dentro de la política venezolana (con todas las ayudas que recibió durante su candidatura) puede llegar a encumbrarse, vencer las caras tradicionales y ganar elecciones.
Pero, ¿qué podemos definir como un outsider o candidato independiente?
Según el diccionario Merriam-Webster, entre los significados de outsider está el de “persona que no pertenece o a la que no se acepta como parte de un grupo u organización concreta”, y también se aplica a “candidato o competidor que no se espera que gane”.
Un outsider puede ser novato en la política, pero no implica que todo debutante en esas lides sea un outsider, según explicó el politólogo Carlos Meléndez al diario La República de Perú (país que tuvo como candidatos independientes a Alberto Fujimori y Alejandro Toledo).
Del ser y competir
El politólogo venezolano Luis Salamanca coincide en este aspecto de que los independientes emergen fuera del sistema, y señala que esas figuras a veces “vienen envueltas en una figura mesiánica, de persona que nos va a resolver todos los problemas con una varita mágica, algo que está totalmente alejado de la realidad”.
Además, Salamanca considera que esta figura debería tener un criterio político muy afinado a la hora de elegir una tendencia a la cual sumarse, y hacer alianzas que puedan favorecer su candidatura.
Para el director de Datincorp, Jesús Seguías, un outsider o candidato emergente venezolano debe ser alguien que goce de la confianza de los venezolanos, tenga la narrativa correcta, transmita conocimiento y experiencia en temas económicos y que tenga carisma.
Seguías acota que el tema económico es “extremadamente crítico en estos momentos. Para los venezolanos, lo ideal es que los políticos detengan su pelea y se aboquen a buscar soluciones urgentes a la crisis económica. Ha costado mucho que los políticos entiendan eso”.
También aclara que al tratarse de campañas cortas, el reto es que ese candidato emergente “no puede ser alguien desconocido que habrá que ‘vender’ en 30 días”.
El politólogo Guillermo Aveledo Coll agrega que esa figura debe ser alguien “de quien no se espera sea un líder político nacional, y que especialmente no haya tenido responsabilidades políticas previas”.
Las encuestas dicen…
Según un análisis de la encuestadora Datincorp realizado en diciembre de 2017, un 69% de los venezolanos estaría dispuesto a votar en las presidenciales aún cuando se mantengan las condiciones para ejercer el sufragio de los comicios municipales realizados en diciembre.
En diversos escenarios electorales que plantea Datincorp, Lorenzo Mendoza aparece con 40% de apoyo en las preferencias de los encuestados, a diferencia del 19% de intención de voto que tiene Nicolás Maduro. El preso político Leopoldo López figura de tercero con un 9%.
Esta intención de voto a favor del empresario suma siete puntos porcentuales más, si solo se compara con los políticos habilitados para participar en las presidenciales.
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La opción de “ninguno” y “no votaría” se coloca por encima de varios políticos venezolanos como María Corina Machado, Julio Borges, Diosdado Cabello, Henry Ramos Allup, Antonio Ledezma, Henri Falcón y Henrique Capriles, que suman en conjunto un 10% de apoyo.
El periodista José Vicente Rangel mostró unos datos de una encuesta de Hercon Consultores el 21 de enero, donde se le atribuye a Lorenzo Mendoza un 33% de apoyo frente a otros competidores como Nicolás Maduro, Henrique Capriles o Leopoldo López.
Pero, ¿habrá chance?
A juicio del profesor Aveledo Coll es difícil que un “outsider” pueda ganar una contienda electoral venezolana. “El único que lo ha logrado es Hugo Chávez, en una crisis general del anterior sistema, la ausencia de contendores creíbles desde el propio sistema, y con el apoyo de la maquinaria de un partido existente”.
Es por ello que Aveledo Coll considera que las condiciones para que gane ese tipo de candidatura debe contar con el respaldo de alguna organización relevante y una crisis dentro del chavismo; algo que también vale para una candidatura unitaria de la oposición.
El escenario que plantea el también profesor de la Universidad Metropolitana es que las elecciones venezolanas continuarán siendo una contienda entre dos factores. “Lo que no descarto es que el candidato de la MUD pueda ser un outsider que gane una primaria, lo cual es mucho más sencillo”.
De esta posición discrepa Jesús Seguías, quien destaca que la candidatura de Lorenzo Mendoza es la que presenta más opciones y apoyo para ganar a Nicolás Maduro en las presidenciales.
Por su parte, el profesor Luis Salamanca considera que para ganarse esa candidatura el outsider tiene que aceptarlo y entender que “hay un cuadro político polarizado entre el bloque oficialista y opositor, y cuenta solo con dos alternativas”.
Si es un outsider con mucho apoyo puede arrasar con esos dos bloques, aunque Salamanca no lo ve posible por los momentos. “La opción que tiene es someterse a unas primarias dentro de la oposición, y dejaría de ser un candidato independiente pues entraría dentro del establishment político aunque el electorado le seguirá otorgando esa connotación”.
Los primeros outsiders
En la política venezolana hay que remontarse varios años atrás para encontrar al primer outsider. Guillermo Aveledo Coll, cuyas investigaciones se basan en el periodo democrático venezolano, señala que históricamente solo Hugo Chávez fue un outsider exitoso aunque aclara que algunos no lo consideraron como tal al recibir el apoyo del MAS, uno de los partidos del sistema vigente.
Como los “outsiders” presidenciales, Aveledo identifica a Arturo Úslar Pietri como independiente (compitió con su partido FDN) y Raúl Ramos Jiménez como disidente de AD en 1963; Luis Beltrán Pietro Figueroa en 1968 como disidente (se salió de AD); a casi toda la izquierda (al venir de la pacificación) en 1973; y Renny Otolina como un candidato no-político en 1978, elección a la que no concurrió pues falleció apenas meses antes de la contienda.
Sobre el caso de Irene Saéz, el profesor Aveledo menciona que fue apoyada por AD y Copei cuando se postuló como alcaldesa de Chacao aunque no venía de la política. “En un cargo municipal recién creado no tiene la misma significación”.
Un caso particular proviene del humorista Benjamín Rausseo, conocido como “Er Conde del Guácharo”. En 2006 se postula como candidato presidencial convencido por círculos de amigos y empresarios de diversa índole. También compitió por la Gobernación de Anzoátegui pero solo obtuvo el 4% de los votos.
El politólogo Luis Salamanca hace mención especial de Rausseo y comenta que “tiene varios visos de outsider, pero no es la figura tradicional”.
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