El país rueda en el ring por falta de MAN-TE-NI-MIEN-TO, por Eduardo López Sandoval

Se lo decimos así, con el énfasis que le ponía la maestra Micaela cuando quería que los muchachos entendieran, -no equivocaran el carácter de una palabra-, la escribía con letras grandotas en el grande pizarrón verde oscuro y remarcaba, por ejemplo: ES-TA-ES-UNA-PA-LA-BRA-ES-DRÚ-
Pero vamos a hacer más fácil el objeto de nuestro escrito, cual es que el Gobierno Bolivariano entienda que nosotros, el pueblo llano que no es Ingeniero Electricista, entendemos el problema de la falta de luz, sabemos lo que es el MAN-TE-NI-MIEN-TO y las consecuencias de la falta de éste. Para ponérselo facilito vamos a tantear un cuento.
Erase una vez una feliz pareja que vivía en un pequeño pueblo de dos calles, una para salir y otra para entrar al villorrio. Se llamaba San Juan el pueblo de casas de columnas que huían de la verticalidad ante las décadas del tiempo. La familia tenía suficientes riquezas para mantener a su no numerosa prole de tres hijos…
(Vale este paréntesis. Dijimos que la familia tiene tres hijos, que si un país fuera serían 30 millones: fácil la comparación).
La pareja parecía encaminarse hacia la consolidación de la felicidad -o desarrollo si fuera un país-, dada la suficiente riqueza que le obsequió la naturaleza, pero el esposo, que es el Administrador de los abundantes bienes, contaminó éstos con las podridas aguas de la corrupción, hoy no alcanza bajo este Gobierno Bolivariano ni para los tres golpes diarios de los tres chamos. El marido sí esta gordo.
El Administrador ha tenido un anómalo comportamiento que él define como chavista, bolivariano, socialista, o revolucionario; pero los hijos –los administrados-, lo catalogan como fascista, comunista, estalinista e involucionario.
A la falta de comida y medicinas en la familia se suma la ausencia de esperanzas. Las aguas servidas del hambre ahogan a los muchachos. El internet, los fines de semana en la playa o en el Llano, o en el parque nacional, la parrilla, el sancocho con la cajita, la pizzería, la luz… se ausentan.
Desde el 7 de marzo el barco de la familia ha hecho aguas, el carrito donde todos se mueven se daño por falta de mantenimiento, parece.
El Administrador ha tomado por los últimos veinte años los dineros para el mantenimiento del carrito cada vez que se cumplía el tiempo de los programados gastos. Cambios de aceite, engrase de los terminales, batería, cambio de neumáticos, correas, gomas, magueras… Todo programado desde el gobierno anterior que hizo el carrito. El Administrador tomaba el dinero de los gastos y se iba para la ciudad los viernes disque a hacer el MAN-TE-NI-MIEN-TO. La familia no tuvo nunca las maneras de saber si ese MAN-TE-NI-MIEN-TO se hacía de verdad. No sabe qué hizo el Administrador con el dinero. El 07 de marzo se le espicharon dos de los cuatro cauchos, y en el espacio donde debería ir el repuesto crece el monte. Los dos cauchos sobre los cuales rueda suenan inservibles y los rines chirrean. Fueron presupuestados veinte veces…
En los próximos días el motor del carrito, por la falta del cambio de aceite, por la dolosa ausencia de los dineros destinados para ello, se va a parar. Y no hay dinero ahora para reparar el carro, menos para comprar otro…