¿El Papa Francisco era o no comunista? Un análisis más allá del mito, por Ángel Monagas

Desde que Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa en 2013, bajo el nombre de Francisco, su pontificado ha estado marcado por una fuerte sensibilidad hacia los temas sociales: pobreza, desigualdad, justicia económica y cuidado del medio ambiente. No es de extrañar que sectores conservadores lo hayan acusado de «comunista», un término que ha sido utilizado más como descalificación que como diagnóstico serio. Pero ¿qué tan cierta es esa afirmación? ¿Francisco era realmente comunista?
El origen del debate
Las críticas surgieron, sobre todo, tras la publicación de su primera exhortación apostólica, Evangelii Gaudium (2013), donde afirmó:
«Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata.»
(Evangelii Gaudium, n. 53)
Estas palabras fueron vistas como un ataque directo al sistema capitalista. Posteriormente, en la encíclica Laudato Si’ (2015), el Papa también denunció el modelo de desarrollo basado en la explotación de los recursos naturales sin límites, conectando la crisis ambiental con la crisis social.
«El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social.»
(Laudato Si’, n. 48)
El Papa responde
Lejos de evitar la polémica, el Papa ha enfrentado directamente estas críticas. En una entrevista con Il Messaggero en 2014, fue tajante:
«Dicen que el Papa es comunista. No entienden que el amor a los pobres está en el centro del Evangelio. El comunismo tomó esa bandera —que es cristiana— y tergiversó su sentido.»
La tradición de la Iglesia
Lo que para algunos puede parecer una novedad o una radicalización, no es más que la continuación de la doctrina social de la Iglesia, iniciada formalmente con Rerum Novarum (1891), del Papa León XIII. Francisco hereda y actualiza ese legado, situando su enfoque en los desafíos actuales: la globalización, el cambio climático y la exclusión sistemática de millones de personas.
¿Y qué dice la izquierda?
Paradójicamente, mientras algunos sectores de derecha lo acusan de comunista, hay quienes desde la izquierda lo consideran insuficiente. Cuestionan su posición sobre la ordenación de mujeres, los derechos reproductivos o el matrimonio igualitario. Francisco navegó en un difícil equilibrio entre la fidelidad doctrinal y la renovación pastoral.
Conclusión: ni comunista, ni capitalista
Francisco no era comunista. Era un pastor que se preocupaba por los pobres y por el destino común de la humanidad. Su pensamiento no encaja en categorías políticas tradicionales. En palabras del propio Papa:
«Los comunistas nos han robado la bandera de los pobres. Pero esa bandera es cristiana.»
(Entrevista con La Stampa, 2014)
Reducir su mensaje a una ideología es ignorar la complejidad de su propuesta: una crítica ética y evangélica al sistema económico actual, y un llamado a construir un mundo más justo desde la compasión y la solidaridad, no desde la lucha de clases.
Jorge Mario Bergoglio si era político. Como buen hombre formado en la filosofía y en la teología, sabía de la manipulación ideológica de los principios y en la «maquiavelización» de muchas acciones de los líderes para justificar sus propósitos de ambición de poder.
Enfrentó la dictadura en Argentina, a los Kirchner y también al actual presidente quien para llegar a donde está se convirtió en una máquina de «improperios» a diestra y siniestra, incluyendo.
El Papa Francisco, como todo ser humano, no era perfecto. Eso sí, como buen cristiano, tenía claridad sobre el legado que heredó del propio Jesucristo: Enfrentar las injusticias de donde vinieran.
Para lograrlo, muchas veces no fue asertivo. Si tuvo el propósito. Puedo coincidir en que su legado es muchísimo menor al de Juan Pablo Segundo pero eso es otro análisis.
Necesario es recordar que figuras como hospitales, asilos, defensa de los derechos laborales, entre otros, están muy ligados al cristianismo y han sido inapropiadamente atribuidos al comunismo.
Fuimos los cristianos los primeros en denunciar los abusos de un «industrialismo salvaje», que mató niños, ancianos y mujeres en las fábricas.
Yo no soy católico aunque fui bautizado, hoy profeso otra fe. Eso sí defiendo un legado paterno pues mi padre, sus hermanos y mis abuelas fueron asistidos por un hombre, un sacerdote que de seguro está en el cielo y uno puede ser de todo menos mal agradecido
No es el comunismo ni la izquierda quien más ha luchado por los pobres.
Quizá los ejemplos de Venezuela, Nicaragua y la madre de todas las maldiciones comunistas como es Cuba, como lo fue China con Mao o Rusia con Stalin, que son los sistemas políticos que más seres humanos han desaparecido predisponen a la gente en contra de una palabra socialismo o comunismo.
No todos los socialistas son malos, ni todos son buenos. Ni todos los que creemos en la economía de mercado, en acabar el estatismo, somos buenos ni todos somos malos.
Joseph de Maistre (1753-1821), sostuvo «que cada pueblo o nación tiene el gobierno que merece», y curiosamente el francés André Malraux (1901-1976), la modificó y dijo que no es que «…los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen».
*Le también: Francisco, un Papa de nuestro tiempo, por Ángel Lombardi Lombardi
Es doloroso pero por allí pudiéramos empezar a comprender porque hay naciones que tienen tantos años con un gobierno que los castiga.
El Papa Francisco lo sabía y muchos hoy, estúpidamente lo critican por visitar a Fidel, por reunirse con Maduro y que querían que hiciera…¿Qué tomara un fusil o que el estado del Vaticano les declarara la guerra?
Ángel Monagas es abogado y comunicador.