El que se pica ají come, por Teodoro Petkoff
El que se pica es porque ají come, reza nuestro viejo dicho criollo. ¿Por qué Chávez se cogió para él la denuncia del gobierno colombiano sobre los lanzacohetes? De aquel lado no habían dicho sino que habían capturado esos artefactos de origen venezolano, pero sin atribuir responsabilidades a nadie en particular, en cuanto al operativo que los habría llevado a manos de las FARC. Más bien, fue la empresa sueca, fabricante de esas armas, quien solicitó al gobierno venezolano explicaciones acerca de lo que podría haber sido una vulneración del contrato de venta de ese tipo de armamento, que impone al comprador no permitir que vaya a manos de terceros.
¿Por qué tenía Chacumbele –siempre matándose él mismito– que dar por sentado que lo estaban acusando? Sin duda, el que se pica es porque ají come. Por cierto, un lanzacohetes idéntico a los capturados en Colombia fue el que mostró Chávez por allá por 2001, diciendo que con esa arma iban a tumbar el avión donde viajaba.
Nadie se ocupó, esa vez, de esclarecer de dónde salió esa «bazuca», para aquel segundo o tercer «magnicidio», pero ahora sabemos, gracias a un experto en armamento, que se trata de una de las mismas que aparecieron en Colombia. Pareciera que sustraerle armas a la FAN es tan fácil como pelar una mandarina.
La reacción de Chávez es una de las típicas huidas hacia adelante a las que nos tiene acostumbrados. Cada vez que se siente pillado, eleva los decibeles de su discurso, toma medidas truculentas y enuncia amenazas aún más grotescas, intentando desviar el tiro. «Congela» las relaciones diplomáticas y «ordena» a Elías Jaua que le haga un inventario de importaciones colombianas de las cuales «podríamos prescindir» y de empresas del mismo país que «podríamos expropiar». «Y cójanse ustedes las de nosotros.
Uribe, cógete Monomeros», exclamó, en un éxtasis de irresponsabilidad y falta de respeto por su país, aludiendo a la empresa petroquímica binacional, de la cual se «desprende» como si fuera de su propiedad.
¡Ah malhaya que no exista en este gobierno un carajo con pantalones que se atreva a decirle a este hombre que lo que hace es ilegal, inconstitucional, carente de toda ética y un colosal (y probablemente muy costoso) error político! ¡¿Cómo es posible que nadie se atreva a advertirle del papelazo que está haciendo, del tremendo ridículo internacional que protagoniza?! Más allá de esto, sin embargo, toda esta conducta desquiciada nos habla de un personaje que se comienza sentir cada vez más solo en la escena internacional. Ya ni siquiera divierte. Sus loqueras en Honduras apenas si encuentran eco en el crápula de Ortega.
Correa y Evo le ponen sordina a sus voces, casi hasta hacerlas inaudibles; mientras Lula, Tabaré, Bachelet e, incluso, Cristina y Lugo, hacen mutis por el foro. Insulza recupera parte de la sindéresis y se desmarca del extremismo idiota que exhibió al principio. La camorra con Colombia, que, tengámoslo por seguro, no va a llevar sangre al río, y en cualquier momento vuelven los arrumacos con Uribe, no es sino un paso más en el desarrollo de una conducta de magnisuicidio político.