El segundo satélite, por Simón Boccanegra
El líder máximo anuncia que pronto orbitará el planeta un segundo satélite, made in China, pero de nuestra propiedad, que en las actuales circunstancias quiere decir propiedad de Chacumbele.
Con el primersatélite Chacu no ha hecho nada de lo que anunció: teleeducación y telemedicina, sobre todo en las regiones más pobres y apartadas del país. El único uso que hasta ahora ha tenido es el de trasmisor de los pases que anuncia Chacumbele en sus maratones de garrulería. En fin, no ha hecho nada serio, pero no importa, ahí vamos con el segundo.
Como dicen en Sabaneta, gallo que no repite no gana. Para colaborar, vamos a proponer algunas de las cosas que se podrían hacer con el segundo artefacto. Este podría servir para establecer con toda precisión el precio de los artículos de primera necesidad, que sin necesidad de cohete impulsor también andan por el espacio sideral.
Podría también proporcionarnos imágenes completas de nuestro país, con las zonas oscuras correspondientes a los sitios donde hay apagones. Podría servir, de pasada, para reivindicar al señor Schemel, dado que los números de sus encuestas dan un margen a Chávez sobre Capriles que proporcionalmente corresponde a la distancia entre la Tierra y Plutón.
Quizás el polvero que baña a la ciudad de Caracas, emitido por las concreteras instaladas en zonas residenciales, también podría ser precisado a fin de tomar medidas y no seguir acusando de guarimberos a los vecinos arrechos. El primer satélite costó 400 millones de dólares; el segundo debe ir por ahí.
Está bien, pues, somos una potencia aeroespacial, pero ¿qué tal si ese platal se dedicara a objetivos más modestos como, por ejemplo, acomodar los hospitales y ambulatorios?
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