El totalitarismo asoma su trompa, por Simón Boccanegra
El régimen chavista no ha ocultado nunca su vocación totalitaria. Si no ha llegado a ese estado es porque la resistencia de los venezolanos se lo ha impedido. Sin embargo, ese propósito se mantiene firme como uno de los objetivos principales del régimen. Lo está haciendo avanzar poquito a poco, sin mucha bulla. El terreno escogido para el proceso de crear un nuevo modo de pensar entre los venezolanos es la escuela. Los instrumentos para tal fin son los textos de historia. Ya está circulando un libro cuyo título es » Venezuela y su gente», destinado al sexto grado. Contiene una narración de la historia venezolana desde 1958 hasta nuestros días. Es una indignante tergiversación del periodo, o más bien, una falsificación burda y torpe. La idea es satanizar los 40 años, durante los cuales nada bueno se hizo o tuvo lugar, y por contraste consagrar como una época de oro los 14 años de Chacumbele. El libro ha pasado por debajo de la mesa y ya se anuncian otros textos para esa colección. Lo sorprendente es que no haya habido ninguna reacción de los sectores docentes; parece que estos también han sido tomados por sorpresa. Hay que reaccionar porque se trata de un esfuerzo de lavado cerebral en vasta escala. Deformar la historia es uno de los mecanismos favoritos de los totalitarismos que ha habido para «ideologizar» a los pueblos y marchar hacia la conformación de un pensamiento único, que en la práctica regimenta el pensamiento y lo adocena, desarrollando sumisión y obediencia al régimen.
Este objetivo, cristalizado ya en este primer libro de texto, a la postre fracasará; sin embargo en el camino hacia el fracaso puede hacer mucho daño. Por supuesto, la victoria de Capriles permitirá arreglar cuentas con esta grosera maniobra proto-totalitaria.