El triunfo de la Unidad, por Teodoro Petkoff
Henrique Capriles Radonski estuvo siempre cobijado en el regazo de una Gran Madre, sin la cual no habría llegado muy lejos. Esa Madre es la Unidad. La conformaron esos dirigentes políticos que hicieron el enorme esfuerzo de superar sus discrepancias y forjar una unidad, finalmente institucionalizada en la Mesa de Unidad Democrática, que fue el agente operativo de la Gran Madre.
Se dotó para que la condujera esa rara avis que es Ramón Guillermo Aveledo, quien por venir de una larga militancia partidista los conoce en sus virtudes y sus vicios; hombre de fino talento y de una paciencia de caracol, amén de un buen humor que aplaca cualquier borrasca, y quien logró el milagro de hacer que todos colaboraran, remando en el mismo sentido.
Eso llevó a que la MUD se blindara a sí misma, superando las trampas del sectarismo, apadrinando con sabiduría las alianzas que se forjaron en su seno y culminando ese esfuerzo organizando unas elecciones primarias que no tienen precedente alguno en nuestro país, haciéndole la cama a una prodigiosa movilización popular nacional, nunca antes vista en este tipo de eventos, siempre considerados como asunto propio de los partidos y por tanto con escasa concurrencia.
Esta vez se produjo una rara sinergia entre los partidos políticos y el pueblo, que superó prejuicios y sacó a 3 millones de venezolanos a votar. Este fue el primer gran triunfo de la Unidad: la sorpresiva y sorprendente movilización opositora en todas partes. El otro gran triunfo de la Unidad fue el de Henrique Capriles Radonski.
Ganó porque lo merecía, porque no se sentó a esperar que le lloviera la victoria sino que la buscó infatigablemente, apoyándose en el muy buen gobierno que ha hecho en Miranda.
No es, pues, un improvisado sino alguien que sabe moverse en las tormentosas aguas de la política, sorteando sus escollos, con un discurso sencillo, dicho con tranquilidad y que, por lo visto, contra todas las tentativas de arrastrarlo al campo del radicalismo, sostuvo y logró seducir a una buena parte del electorado.
Ahora viene la parte más difícil, la campaña por la presidencia. Chávez no será ese rival decente y respetuoso que fueron sus contrincantes de las primarias, sino ese feroz contrincante que ya conocemos: grosero, insultante, gastando a manos llenas la plata de todos, dispuesto a todo para no perder la presidencia.
Si la Gran Madre unitaria acompaña a Capriles, si todos ponen lo suyo, entonces el triunfo es una real posibilidad. La unidad es ahora más necesaria que nunca. Sigamos bajo su sombra bienhechora, metamos todos el hombro, que ya Henrique Capriles Radonski sabrá qué hacer.
Deja un comentario