Elección «entubada» del CNE fue un calvario para el voto nulo intencional
Al menos siete veces era necesario pulsar en las nuevas máquinas de votación dispuestas por el CNE el 6 de diciembre para ejercer el voto sin optar por alguno de los candidatos, como modo de «abstención activa» como ha sido definida por académicos
El nuevo sistema electoral automatizado activado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) para el 6 de diciembre dificultó el voto nulo consciente, o el voto en blanco que el sistema registra como nulo, a partir de forzar el sufragio «entubado».
Voceros del organismos y de partidos políticos participantes de las votaciones, de distintos colores, aplaudieron la «facilidad» para votar y lo rápido del proceso. Y así lo fue, a cambio de la pluralidad democrática.
Al ser desbloqueada la máquina de votación, aparecían las tarjetas partidistas. No era posible visualizar los nombres de los candidatos nominales sino después de presionar alguna de las opciones. Solo entonces se veía el Voto Lista asignado a ese partido, y los Nominales de la misma tolda. Para cambiarlos, votar «cruzado», había que presionar sobre ellos nuevamente para escoger a otro partido (tampoco se visualizaba el nombre hasta no presionar).
Para dejar las opciones en blanco y por tanto votar nulo, ante el deseo de participar sin escoger alguno de los candidatos, el camino era mucho más tortuoso. Votar nulo ha sido defendido por teóricos como una manera de participar de un evento electoral, pero moestrar desagrado por las opciones planteadas.
Quienes acudieron entonces el 6 de diciembre con la intención de mostrar su descontento a través del mismo mecanismo del voto -que ha sido defendido por tirios y troyanos como «el arma más poderosa del pueblo»- se encontraron con las trabas de un sistema diseñado para favorecer ya no candidaturas, sino colores partidistas.
Para lograr finalmente mostrar su opción de votar nulo, debían pulsar al meos siete veces la pantalla:
- Seleccionar un partido que mostrara el Voto Lista y Nominal como la opción elegida.
- Presionar de nuevo la tarjeta del partido en el Voto Lista para anular la selección.
- Al volver al tarjetón pulsar el botón que decía Continuar sin seleccionar.
- Presionar el nombre del candidato Nominal de la tarjeta que se pulsó al principio.
- Volver al tarjetón y pulsar el botón de Cotinuar sin seleccionar.
- Una vez teniendo los dos espacios en blanco, marcar «Votar».
- Retirar el comprobante y confirmar que en ambas opciones decía «Nulo».
La vocería oficial del oficialismo festejaba que el voto pudiera hacerse en «máximo dos segundos», como dijo Cilia Flores. Pero quienes decidieron asumir la tarea de cuestionar todas las opciones no la tuvieron tan sencilla, ni rápida.
La otra manera de votar nulo, incluso sin saberlo, era seleccionar la tarjeta del partido La Fuerza del Cambio, que retiró todos sus candidatos provisionales y sus listas el 30 de septiembre, pero el CNE decidió mantenerlo en el tarjetón digital, con los nombres de los nominales eventualmente apareciendo aunque no le sumaran sufragios a ninguna opción. El Poder Electoral tuvo tiempo de modificar el tarjetón para evitar que apareciera un partido y personas que manifestaron su deseo de no participar.
Votar en blanco como protesta
Jorge Alvear, exvocal del Tribunal Constitucional de Ecuador y especialista en Sistemas jurídicos de protección de derechos humanos decía en 2019 que «la opción del voto nulo tiene coherencia en un debate de ideas y opciones políticas, que no solo se circunscriben a candidatos sino a concepciones y principios (…) La opción, ante todo es expresión de dignidad y responsabilidad, además de legítima y legal (pues está prevista en el Código de la Democracia), que puede ser utilizada como mecanismo de defensa del ciudadano ante la crisis de los partidos y organizaciones políticas. Especialmente, para confrontar a los colectivos sin ideología y carentes de proyectos políticos serios, pues generalmente aparecen cada cierta temporalidad en época de elecciones, con candidatos que pocos conocen».
La politóloga francesa Adélaïde Zulfikarpasic, en su artículo “Le vote blanc: abstention civique ou expression politique” de 2001, escribía que el voto en blanco es «un acto por medio del cual un elector manifiesta en un proceso electoral su inhabilidad o negativa a hacer una elección en una oferta política determinada», Una idea que complementa Fredrik Uggla, investigador del Nordic Institute of Latin American Studies de la Universidad de Estocolmo, en su texto Incompetence, Alienation, or Calculation? Explaining Levels of Invalid Ballots and Extra-Parliamentary Votes, donde afirma que se trata de una expresión «a medio camino entre entre la participación y la abstención».
En 1963 el italiano Giovanni Schepis acuñó la expresión «abstención activa», que el español Juan Hernández Bravo definió como «abstención participante» en 2008.
Escribe la chilena Viviana Ponce de León Solís, en Validez del voto en blanco en Chile: un análisis crítico publicado en la Revista de Derecho de la Universidad Austral de Chile en 2019, que «en este orden de ideas, el voto en blanco importaría un ‘voto de protesta’, distinto respecto de otras conductas electorales no convencionales, como la abstención o la anulación del voto. Quien emite un voto en blanco no se excluye a sí mismo de un proceso electoral en particular ni del sistema político en general, sino que se erige en partícipe de uno y otro. Desde ese punto puede distinguirse claramente de la abstención».
En distintos países de América Latina, existe la opción de votar nulo y votar en blanco (sin escoger ningún candidato) como método de expresión. En Argentina, en 2001 la cantidad de votos en blanco alcanzó el 25%, pasando a tener interpretaciones como manifestación política. En Colombia existe la posiblidad de promover el voto en blanco como opción en el tarjetón.
En Venezuela, el voto en blanco y el voto nulo equivalen a lo mismo, y se confunde en términos totales con la cantidad de personas que hayan podido equivocarse durante el acto del sufragio. Pero en 2020 esas posiblidades son mínimas, por el mismo voto entubado.
En las parlamentarias de 2015, el voto nulo abarcó el 3,5% del registro electoral con 71% de votos válidos para acercar el total de participación al 75% nacional. En las presidenciales de 2018, consideradas fraudulentas por la oposición y unos 60 países, los votos nulos fueron 1,89% del total, según el CNE. En los comicios para la constituyente en 2017 no quedó registro de cantidad votos nulos, según el primer boletín dado por el Poder Electoral que tampoco tiene publicadods los resultados en su web oficial.
En su libro Ensayo sobre la lucidez, el portugués José Saramago imaginó cuál sería la reacción de los gobernantes ante una revolución del voto en blanco. En su novela, optaban por la dictadura y la represión, algo que gobernantes del mundo real transitan aun con porcentajes enormes de votos válidos.