Elecciones de El Salvador, por Simón Boccanegra

Autor: Simón Boccanegra
El FMLN, siglas del antiguo movimiento guerrillero salvadoreño que hoy lo son del partido político en que se transformó aquel después de los acuerdos de paz, es la primera minoría en el Parlamento de El Salvador, es decir, es el mayor partido del país y hace tres meses ganó las elecciones municipales. Sin embargo, el domingo pasado, su candidato presidencial, Schafik Handal, recibió una paliza del candidato de la derecha, abanderado de un gobierno con pésimas credenciales administrativas.
¿Cómo fue posible? Pues porque Handal era el mejor candidato posible para la derecha. Desde que supe que sería candidato no tuve duda alguna de que estaba condenado a la derrota. El mismo, que no se distingue precisamente por la inteligencia, dijo que la derecha le ganó porque hizo una campaña basada en el miedo.Tarde pió. Nadie puede alegar en su descargo sus propios errores. Porque precisamente eso fue lo que la candidatura de Schafik le puso en bandeja de plata a la derecha: el miedo. Si no hubiera sido tan torpe se habría dado cuenta de que su candidatura era inviable e inconveniente.
Este viejo comunista, con un discurso anacrónico y obtuso y, para colmo, anclado en la guerra civil (que a punta de maniobras y de intrigas logró hacerse de la candidatura), le vino de perlas a la derecha para conjurar todos los fantasmas de la dura confrontación armada que desangró al país. Si uno razonara como los Schafiks de este mundo, cultores de la teoría conspirativa de la historia, no vacilaría en decir que Handal fue patrocinado por la CIA para facilitar la victoria de la derecha.
Es de confiar en que esto haya sido debut y despedida para ese caballero y que el FMLN haya aprendido la lección.