En Barinas, Julio César Reyes; por Simón Boccanegra
La cosa en Barinas está que arde. La famiglia ha sido desafiada por el modesto alcalde de la capital del estado, Julio César Reyes. Las posibilidades de triunfo de éste son muy grandes, tal como lo muestran las diversas encuestas, la mayoría de las cuales, de hecho, lo dan como ganador.
El gesto de Julio César Reyes no puede ser minimizado, por mucho que se pretenda hacerlo. Insurgir contra el poder de Hugo Chávez en su estado natal, donde su padre ha gobernado durante ocho años, donde uno de sus hermanos es el alcalde de Sabaneta y donde su hermano mayor, Adán, es el candidato a la gobernación, no es poca cosa. Lo de Reyes constituye un gesto de coraje cívico, pero también de coraje físico, porque la famiglia no ha vacilado en recurrir a las más duras amenazas de violencia.
Reyes lo ha hecho sin rimbombancia, sin echonería, sin fanfarronadas, con un profundo respeto por los electores. Todas las agresiones y ofensas se han estrellado contra su serenidad y presencia de ánimo. Los barineses, en estos dos días de reflexión, deben sopesar bien la significación política de un triunfo de Julio César Reyes.
Él encarna hoy la voluntad de un pueblo que se siente profundamente ultrajado por la conducta de la famiglia. La ostentación de su riqueza (malhabida, desde luego), sus abusos de poder –hasta en los desplazamientos en lujosas caravanas por la ciudad–, la terrofagia, la corrupción rampante, es lo que han provocado en el electorado chavista una revulsión a la cual le ha dado cuerpo, sentido y bandera Julio César Reyes. La votación debe concentrarse.
Sería una torpeza infinita gastar pólvora (electoral) en zamuros (electorales). Si en algún sitio Chacumbele «va con todo», como reza el slogan de su partido, es en Barinas. Pues bien, hay que retrucarle también con todo.
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