88 industrias cesaron operaciones en 2020
La Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) indica que la industria se ha achicado 94% en 10 años y exige que se reprivatice la industria petrolera para resolver los problemas de escasez de combustibles que han enfrentado los productores locales
En 2020, 88 industrias venezolanas se vieron obligadas a cesar sus operaciones como consecuencia de la crisis económica que enfrenta el país desde 2013, agravada por la crítica escasez de combustibles que se agudizó el año pasado y los efectos de la pandemia de la covid-19 y de la cuarentena impuesta por el gobierno de Nicolás Maduro.
De acuerdo con proyecciones de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), en el año 2019 había 2.209 establecimientos industriales en el país y a finales de 2020 quedaban 2.121. Esto significa también una reducción de 83% respecto al año 1997, antes de la llegada del chavismo, cuando había 12.471 industrias en la nación, muchas de ellas transnacionales que se han ido debido a las millonarias pérdidas económicas que estaban registrando por la crisis y a los ataques y persecuciones a empresarios por parte del gobierno de Hugo Chávez y de Maduro.
«En 1997 había 5,46 establecimientos industriales por cada 10.000 habitantes en Venezuela, hoy el índice es de 0,65, es decir, hay menos de una empresa por cada 10.000 habitantes. Hay un gran espacio de empresas que no han cerrado definitivamente, que están dormidas, tienen un personal que hace labores de limpieza que mantiene las plantas y atraviesan una situación muy comprometida», aseguró, este miércoles 17 de marzo, el presidente de Conindustria, Adán Celis Michelena, en la presentación de los resultados de la Encuesta de Coyuntura Industrial correspondiente al cuatro trimestre de 2020.
«Algunas empresas están invernando, esperando si viene un cambio político y económico. Saber cuántas más van a cerrar no es fácil, pero si seguimos en este ritmo se van a ir sumando muchas más empresas», dijo Tito López, presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica (Cifar).
Según el gremio, el PIB real de la industria manufacturera venezolana se ha reducido 94% en la última década al caer de 48.297 millones de dólares en 2011 a 2.587 millones de dólares en 2021.
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Las 2.121 industrias que quedan en el país están trabajando apenas a un promedio de 20% de su capacidad instalada, lo que significa una caída de 66% desde 2012, cuando el sector manufacturero operaba a 57,7% de su capacidad transformadora.
«Seguimos perdiendo mercado y capacidad de venta, el sector industrial sigue en declive por culpa de un modelo económico que no busca expansión de la economía sino que cada vez haya menos industrias. Desde 2012 registramos una caída de 66% de la utilización de la capacidad utilizada, cuando las industrias deberían estar trabajando entre 70% y 80% de su capacidad instalada para que puedan rendir sus activos, de lo contrario son empresas ineficientes que pueden cerrar y desaparecer», advirtió el presidente de Conindustria.
El líder del sector industrial indicó que aún en pandemia las industrias de Colombia y de Brasil han trabajado a 80% de su capacidad instalada y las empresas de Argentina, a pesar también de la crisis económica que enfrenta el país suramericano, han estado operando a 61% de su capacidad.
Según los resultados del estudio, 29% de los industriales encuestados por Conindustria reportaron que tuvieron que reducir su personal para mantener sus operaciones en medio de la crisis económica y de la emergencia sanitaria por la pandemia, 23% cerrar líneas de producción, 8% endeudarse para el mantenimiento de sus operaciones y otro 8% liquidar activos. El 32% restante no ha hecho ninguna de las anteriores.
El sector más afectado por la reducción del nivel de empleo es el de las pequeñas y medianas empresas (pymes), precisamente el que más personal tiene contratado. 63% de los industriales de este sector respondió que disminuyó el nivel de empleo durante el cuatro trimestre del año pasado en comparación con el mismo período de 2019. 57% del total de la industria reportó lo mismo.
A finales de 2020, 69% de los industriales consideraba que tenía capacidad para cumplir con sus compromisos salariales de nómina por más de seis meses.
La baja demanda nacional por la pérdida del poder de compra de los venezolanos sigue siendo el primero de los cinco factores que más impactan en la fabricación de productos. Michelena señaló que los precarios ingresos de los trabajadores públicos, que no superan los cinco dólares, la falta de créditos para financiar el consumo y los más altos pero aun así insuficientes ingresos de los empleados del sector privado han afectado considerablemente las ventas de las industrias. «A pesar de que el sector privado lucha por mantener a sus trabajadores con salarios superiores al mínimo, con bonos y otras ayudas, igualmente estamos muy lejos de lo que era Venezuela anteriormente con un salario mínimo que rondaba los 300 dólares y con un salario promedio de 4.000 dólares».
A la baja demanda le siguen la competencia desleal de productos importados que entran al país sin pagar impuestos y sin pasar por ningún tipo de control sanitario, la incertidumbre en el escenario político e institucional, la precariedad de los servicios básicos y la escasez de combustibles para transporte y operaciones.
«Dependemos de importaciones de combustible porque no tenemos capacidad de producir aquí. En Venezuela podía faltar lo que sea, menos energía, y producto de este modelo económico anclado en los años 60 que buscaba regular y controlar en vez de expandir, lo que era imposible destruir que tardó años en construirse, que fue la industria petrolera en Venezuela, la acabaron. La única solución que nos queda es privatizar la industria petrolera en un proceso transparente, no ‘dedoprivatización’, que vengan los mejores capitales del mundo a invertir en Venezuela, que den empleos en el sector petrolero de calidad a los venezolanos con un marco jurídico transparente».
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«Los montacargas se mueven con gasoil, hay procesos calóricos que requieren gasoil, calderas, hornos y el transporte tanto para traer materias primas a nuestros centros de producción y transformación como para llevar los productos terminados a centros de consumo se mueven con gasoil. Es increíble que se están perdiendo ahorita hasta las cosechas, Si no hay azúcar, la industria de alimentos no puede operar, y se están perdiendo hectáreas de producción de azúcar por falta de gasoil. Hay productores que han tratado de traer gasoil desde Colombia vía terrestre y ni siquiera las autoridades les han dado permiso para hacerlo, o sea, que ni lo producen ni permiten que se traiga».
La mitad de la industria reportó que su producción bajó respecto al cuatro trimestre de 2019. Una tercera parte del sector dijo que su producción aumentó, lo que, según Michelena, responde al «dejar hacer» que ha implementado el gobierno de Maduro con respecto al cese de controles y de persecuciones contra el aparato productivo nacional.
«La flexibilización del control de precio y el cese de la persecución contra privados, este dejar hacer, anima un poco a la industria, pero no es que estamos en un proceso de recuperación. La industria es un submarino que sigue hundido, que subió fue un poquito por el tema de que hasta hace año y medio teníamos una economía totalmente regulada, donde escaseaban los productos, había una persecución incesante contra todos los empresarios y ahora hay un hacerse la vista gorda, porque las leyes siguen igualitas, aquí no se ha cambiado una sola ley en Venezuela que vaya en función de aumentar la producción. Aquí lo que se hace es que no se aplican. Seguimos registrando unos índices de producción negativos, no hay inversiones ni ningún crecimiento más allá de algunos ajustes en el sector, sobre todo en las industrias de alimentos».
Los principales problemas de negocios que afectaron al sector en el cuatro trimestre de 2020 fueron el bajo nivel de ventas, la dificultad para obtener financiamiento, ineficiencias en la producción/costos elevados, elevados costos laborales y mala calidad de los insumos y materias primas.
A finales de 2020, 66% de los encuestados percibieron la situación económica del sector como peor. Más de la mitad consideró que no mejorará en 2021, lo que disminuye la posibilidad de que empresarios quieran invertir en el país.
De hecho, 60% del total de la industria dijo que la inversión que realizó en los últimos tres meses de 2020 fue menor respecto al mismo periodo de 2019. La mayoría de los empresarios no invirtieron en expansión de edificaciones o establecimientos, emprendimiento de otras marcas, contratación de personal dirigido para el crecimiento del negocio, adquisición de tecnología, actividades de investigación y desarrollo y actualización de procesos de organización. Las pocas inversiones que hubo fueron para la adquisición de sistemas informáticos y el desarrollo de nuevos productos (excluyendo cambios de empaque).
«El mercado ha ido cambiando y se tiene que ir al desarrollo de variaciones de productos para podernos adaptar a un mercado mucho más pequeño con un poder adquisitivo menor. Pero en crecimiento de la empresa, en áreas de innovación y actividades de desarrollo nada, es una situación de sobrevivencia que tienen las industrias en este momento en el país».