Equilibrio, por Simón Boccanegra

Ayer se celebró el día del periodista y en la noche este minicronista conversaba con el Director acerca de las peculiaridades del oficio de escribir todos los días «sobre la marcha de los acontecimientos». Hablábamos de las dificultades para conciliar la reflexión, que es lenta por naturaleza, que exige sopesar los hechos, contemplarlos desde distintos puntos de vista, y la velocidad con que éstos acontecen, sobre todo en estos tiempos convulsos. Y revisábamos, como solemos hacerlo, la edición del día. El Director había decidido glosar en su editorial un artículo de la profesora Colomina, escrito hace seis años, cuyos enunciados formulaban algunos principios éticos que hoy parecen cobrar relevancia. Era una autocrítica de la que no nos excluimos y ante la cual hay que permanecer vigilantes. El amigo Sebastián de la Nuez -con el sello de sus «Tempranito»- dio una visión mordaz, entre la perplejidad y la ironía, sobre el ejercicio del periodismo. Y este minicronista se ocupó de las manipulaciones de los editores al decidir qué aspecto de una información destacan en el título, según sus intereses del momento. Bueno, sólo quería decir que, hablando de equilibrio, en la edición de ayer faltó el contrapeso, la otra cara que no niega ésta: recordar también que en estos días los reporteros no trabajan en condiciones «normales», que muchas veces tienen que ocultar sus carnets para evitar riesgos, desplazarse en vehículos sin identificaciones visibles para no ser objeto de ataques, y hasta pedir presupuestos de chalecos antibalas e ingeniarse diversas formas de protección para tomar una foto o escribir la nota que saldrá mañana.