Escasez de diésel retrasa el inicio del ciclo de siembra de invierno, el más importante del año
Venezuela enfrenta una crítica escasez de diésel que ha paralizado buena parte de la actividad económica que subsiste luego de casi ocho años de recesión
El inventario de diésel para el ciclo de siembra de invierno que a mediados de mayo tenía Manuel Enrique*, productor de 48 años, era de 15% de la capacidad de almacenaje. Con el remanente del año pasado y algunas esporádicas asignaciones de combustible que ha conseguido este 2021, tiene 3.000 litros de los 20.000 que puede almacenar en los tanques. Con este nivel bajo de reservas, es imposible iniciar su siembra de maíz del ciclo de invierno, el más importante del año.
«Tenemos planeado sembrar 200 hectáreas de las 500 que pudiéramos hacer, pero la situación está crítica porque los insumos son muy costosos y el inventario de diésel está muy bajo. No hemos prendido los motores, estamos a la expectativa de lo que vamos a sembrar. Normalmente ya en esta época, el 12 de mayo, estábamos haciendo ciertas labores de la primera etapa de la siembra, como preparando los terrenos, pero todavía no hemos podido empezar», relata.
El grupo familiar al que pertenece Manuel, donde todos se dedican a la agricultora, está esperando que empiecen los despachos de diésel por parte de surtidores privados que cobran en dólares y llevan el combustible hasta la unidad de producción. «Pero nos dicen que aún no hay despachos».
En abril, Nicolás Maduro dio 72 horas al ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, y al ministro de Agricultura, Wilmar Castro Soteldo, para regularizar y normalizar el abastecimiento de diésel a productores venezolanos. Sin embargo, a mediados de mayo los niveles de los inventarios de los productores agropecuarios para llevar a cabo las labores durante el ciclo de invierno siguen siendo ínfimos, situación que mantiene parada entre 80% y 85% de la maquinaria y equipos del campo, de acuerdo con gremios del sector primario.
«Hay un retraso importante para iniciar el ciclo de invierno, sobre todo en Portuguesa», asegura Celso Fantinel, primer vicepresidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro).
El ciclo de siembra de invierno es el más importante del año. Es cuando históricamente se produce 85% de los alimentos que se consumen en el país, sobre todo los cereales (maíz, arroz y sorgo).
Saúl Elías López, presidente de la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos, expresa: «Ahora en mayo deberían iniciar las siembras, sobre todo en Portuguesa, pero se han retrasado debido al tema climático por el fenómeno de La Niña y a la falta de diésel. Los que tienen acceso al diésel son los grandes productores, que están adquiriendo un stock para garantizar el suministro pagando 0,8 dólares por litro y hasta un dólar, un costo que en Venezuela no existía que ahora deben incorporar».
Venezuela enfrenta desde 2020 una crítica escasez de combustibles que ha paralizado buena parte de la actividad económica que subsiste luego de casi ocho años de recesión. También ha retrasado los despachos de materias primas, insumos y mercancías.
En octubre del año pasado, la administración del expresidente estadounidense Donald Trump suspendió la exención de sus sanciones petroleras contra Venezuela que permitía el trueque de petróleo por diésel. Este era el mecanismo que usaba el Estado venezolano para cubrir el déficit interno luego de haber llevado la producción a mínimos históricos tras años de mala gestión, falta de mantenimiento y corrupción, además de la migración de profesionales y persecuciones a trabajadores que denuncian las pésimas condiciones laborales y la pulverización de sus beneficios.
Gremios productivos han reportado la pérdida de 20.000 toneladas de alimentos (20 millones de kilos) hasta finales de abril por la falta de diésel, entre ellos hortalizas, leguminosas, frijol y caña de azúcar.
Voceros del sector primario han denunciado la pérdida de planes para la cosecha de varias toneladas de frijol chino (de alto contenido proteico), de 50 toneladas de hortalizas y de 350.000 toneladas de caña de azúcar.
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«El principal problema que tenemos es el combustible, tanto la gasolina como el diésel. No tenemos absolutamente nada y no ha habido ningún tipo de respuesta por parte del gobierno. Según información del gobierno, han suministrado 20% de lo que requieren los productores para la siembra de invierno, pero no tenemos la certeza de que sea así. Hay muchas dificultades en el país para adquirir diésel«, afirma Juan Carlos Montesinos, presidente de la Asociación Venezolana de la Agricultura Familiar (Avaf).
El gremialista señala que en los estados Portuguesa, Barinas, Cojedes y Guárico, donde se siembra la mayor cantidad de maíz y arroz, «no hay absolutamente nada de gasoil» y que solo se consigue en el mercado negro a un dólar el litro, lo cual «no es rentable para la producción de cereales».
«Son pocos los productores que han comprado diésel a un dólar el litro y esto no les da sino para solventar algunos pequeños problemas, pero no tienen gasoil suficiente para empezar a mover y labrar la tierra, absolutamente nada», reitera Montesinos.
Antonio Escalona Araujo, presidente de la Unión Agrícola y Ganadera de los Andes (Unagandes) —gremio que agrupa a 236 productores de Táchira, Mérida, Trujillo, Zulia, Lara y Barinas— alerta que la escasez de diésel en el país hace presagiar un «desabastecimiento de alimentos sin precedentes en Venezuela».
«Con la llegada de las primeras lluvias, los agricultores comienzan a preparar y arar las tierras, pero la falta de combustible impide a más del 90% de los productores iniciar las siembras. El ciclo de invierno está a punto de perderse puesto que no disponemos del diésel para movilizar la maquinaria en las labores de labranza, siembra, fumigación, cosecha y transporte».
Tanto Fedeagro como AVAF sostienen que el sector primario requiere en este periodo de invierno de entre 40 millones y 45 millones de litros de diésel, aproximadamente, sin contar lo que necesitan de gasolina para motobombas, desmalezadoras, molinos de maíz y otras maquinarias pequeñas que los agricultores familiares usan y que en su gran parte funcionan con gasolina.
Un pequeño productor diariamente necesita alrededor de 250 litros para un solo tractor, en caso de que vaya a sembrar entre 20 y 40 hectáreas.
López detalla que se requieren 110 litros en promedio por hectárea, y para acondicionar tierras mucho más. «Si sumamos todo, incluyendo la ganadería y todas las demás labores de los 17 estados con vocación productiva, estamos hablando de un requerimiento aproximado de 10.000 barriles de diésel diarios (de 159 litros cada uno) para atender este ciclo de invierno».
El gobierno no ha respondido a las solicitudes de cañicultores, ganaderos e industriales de otorgar permisos para poder traer combustible desde Colombia.
Estimaciones
Montesinos y López afirman que el sector primario cuenta con unos 300.000 sacos de semillas para producir 750.000 toneladas de maíz en 250.000 hectáreas, pero solo si se cubren los requerimientos de diésel.
Para la producción de arroz, señalan que hay disponibles entre 41.200 y 45.000 sacos de semillas, de entre 17 y 20 kilos cada uno, para cosechar 200.000 toneladas en 40.000 hectáreas.
Sin embargo, si el Estado suministra 75% de los 45 millones de litros de diésel que se requieren, la estimación de la producción puede bajar a un 50%; con 50% de suministro se reduce a 25% la producción estimada; y con 25% se reduce a 5%.
Las estimaciones de producción daría en años anteriores para satisfacer el consumo durante apenas dos meses; pero debido a la reducción del mercado por la pérdida del poder adquisitivo de la mayoría de los venezolanos, la cosecha proyectada da para cubrir la mermada demanda por cuatro meses.
La producción estimada de 750.000 toneladas de maíz representaría una caída de 66% en comparación con el año 2007, cuando se produjeron en el país 2,2 millones de toneladas, de acuerdo con Fedeagro.
Requerimientos
Por otro lado, López expresa que el sorgo es un rubro que puede desaparecer en el país si no se genera un programa específico para el desarrollo de su cultivo. Indica que actualmente hay 5.000 bolsas aproximadamente para atender unas 3.500 hectáreas.
«Para la soya se estima que en este ciclo se sembrarán al menos unas 15.000 hectáreas en todo el país».
En cuanto a los fertilizantes, el agrónomo asegura que el sector necesita unos 480.000 toneladas para cubrir todos los requerimientos nutricionales de los cultivos, pero que a la fecha no hay ni siquiera el 50% cubierto. «Hay 180.000 toneladas en el país disponibles de fertilizantes».
«Las plantas que fabrican fertilizantes están paralizadas. La gran mayoría se importa, y los costos se han incrementado un 25% a 30% por la alta demanda de países como Brasil, la baja producción de fertilizantes en el mundo y los incrementos de fletes internacionales. Un flete desde China hasta Venezuela estaba el año pasado entre 4.000 y 5.000 dólares, hoy está en 12.000 dólares un contenedor. Un saco de fertilizante que estaba en 32 dólares, hoy se consigue en 40 dólares. Algunos están pagando inclusive el kilo en un dólar, por lo que el saco les sale en 50 dólares. Esto no es sostenible para ningún nivel de producción», dice López.
De agroquímicos, el requerimiento es de aproximadamente 6.500.000 litros, pero hasta principios de mayo solo había 2.800.000 litros disponibles. Agroisleña, empresa que fue expropiada por Hugo Chávez en 2010, suministraba 60% de agroquímicos y con planes de financiamiento al sector primario. El resto era cubierto principalmente por casas comerciales, de las cuales muchas se fueron después del 2010.
Desde 2020 los productores han visto un incremento en la oferta de agroquímicos importados, producto principalmente de las flexibilizaciones de controles por parte del Ejecutivo. No obstante, solicitan a las autoridades que vigile la piratería de productos para que todo lo que ingrese al país realmente se pueda utilizar.
López agrega que se necesitan 350 millones de dólares de créditos para financiar y atender a los pequeños y medianos productores. Señala que han surgido pocos esquemas de financiamiento por parte de algunos grupos como la entrega de paquetes de insumos a productores, que al final piden que les paguen con cosechas. Sin embargo, «uno de los problemas de estos financistas es que pagan a un precio por debajo del costo de producción».