Escasez de harina de trigo obliga a panaderías a reducir la variedad de panes
El presidente de la Federación Nacional de la Industria de la Harina (Fetraharina), Juan Crespo, sostiene que la situación está muy crítica. Lo que queda para diciembre son 40.000 toneladas de trigo panadero cuando se necesitan por lo menos 90.000 toneladas para satisfacer la demanda
En las panaderías de Venezuela lo que menos hay es pan. La crisis que enfrenta el país, la peor de su historia con seis años de recesión y una hiperinflación de 4.035% en lo que va de 2019, también ha arrastrado a estos establecimientos que ante la escasez de harina de trigo se han visto obligados a reducir la variedad de panes o se han limitado a ofrecer otros productos como galletas, dulces, refrescos, jugos y chucherías que no todos los consumidores pueden pagar. Algunos sostienen el negocio con una pequeña charcutería, una pizzería o preparando desayunos y almuerzos.
A una panadería ubicada en Santa Mónica, en el municipio Libertador, la harina de trigo llega si acaso una vez al mes. La última vez fue a mediados de noviembre, pero no recibieron los volúmenes suficientes para elaborar la variedad que antes ofrecían a su clientela del sur de Caracas, que incluía campesino, canilla, andino, francés y gallego. Ahora se limitan a preparar solo dos tipos: canilla y gallego, que los ofrecen a 12.000 y a 18.000 bolívares, respectivamente.
La panadería no se parece al negocio próspero que era años atrás. Las dos únicas neveras de la charcutería estaban prácticamente vacías a excepción de unas bandejas de queso. Quitaron un anaquel y en los únicos estantes que quedan solo hay jugo. Más nada. Algunas neveras para guardar bebidas también estaban casi vacías e incluso la mujer de la caja preguntó a un consumidor antes de cobrarle si se había asegurado que había té frío. “Sí, aquella señora me dijo que sí”.
“Esto está caótico, casi no nos llega harina”, expresó el encargado, quien recordó que antes recibían al mes entre 350 y 400 sacos de harina de trigo de 45 kilos cada uno. Hoy apenas les llega entre 30 y 40 sacos. “Ahora preparamos solo lo básico, y cuando se puede. Usamos uno o dos sacos diarios, si se acaba ya no se hace más”, añadió.
En varias ventas del este de Caracas se apreciaba igual situación. «Hemos tenido problema con la distribución, nos han traído menos sacos», señaló la propietaria de una panadería en la avenida Rómulo Gallegos que prefirió el anonimato, quien precisó que en el último despacho apenas recibió 20 sacos. De allí que solo estén produciendo cachitos, pasteles, canillas y campesinos. «Si podemos sacamos algo de sanduche»,dijo.
En Los Dos Caminos la situación es similar. Cuatro de las de las cinco panificadoras de la avenida Sucre ofrecían esta semana una oferta reducida. «Nos ha llegado menos cantidad de harina. Hemos podido hacer algunos panes de jamón porque tenemos algo de existencia», aclara el dependiente de uno de los locales, donde el pan típico de la navidad se expende entre 150 y 180 mil bolívares.
Según el presidente de la Federación Nacional de la Industria de la Harina (Fetraharina), Juan Crespo, la situación está muy crítica. Lo que queda para diciembre son 40.000 toneladas de trigo panadero cuando se necesitan por lo menos 90.000 toneladas para satisfacer la demanda.
“La crisis se está agudizando”, afirma Crespo, quien señala que solo están trabajando tres de los trece molinos que hay en el país. Diez están totalmente paralizados. La industria está trabajando a menos de 50% de su capacidad. Y esta situación preocupa aún más a los molineros ya que ante la escasez de harina de trigo la mayoría de las panaderías artesanales se han visto obligadas a importar el producto ya procesado para seguir elaborando pan.
“La mayoría se ha dado la tarea de traer el producto importado. Nosotros estamos en contra. Está perjudicando a los molineros e incluso a algunos industriales como los galleteros. La importación es la muerte súbita de los molineros. La poca harina que se ve está llegando de Colombia y de Turquía”.
Más de 100.000 trabajadores directos de los molinos y de empresas productoras de pasta y de galletas se han visto perjudicados por la importación de harina colombiana y turca. “Las transnacionales están aplicando vacaciones colectivas cuando antes en esta temporada se trabajaba 24 horas en la industria”.
El 21 de noviembre, el presidente de la Federación de la Industria de la Panificación (Fevipan), Tomás Ramos, anunció en la inauguración de la Expofevipan 2019, un evento nacional de la industria de la panificación, que acababan de llegar al país 15.000 toneladas de trigo. “Nos van a ayudar a llegar a diciembre”.
“Nosotros queremos pensar en positivo, por eso nos unimos para trabajar por un mejor país. Si debemos hacer presentaciones más pequeñas del pan de jamón lo vamos a hacer para garantizar que el producto esté en los hogares venezolanos”.
A principios de abril, el ministro para la Agricultura Productiva y Tierras, Wilmar Castro Soteldo, informó que Venezuela incrementaría la compra de trigo a Rusia. “Vamos a firmar convenios para una compra de entre 600.000 y 680.000 toneladas. Hemos garantizado el suministro de un insumo vital para nuestra población, como es el trigo panadero”, dijo.
Sin embargo, un mes después Crespo aseguró que la compra de trigo ruso seguía sin concretarse.