Eslabones, por Marisa Iturriza
Depende de cómo se vea, para bien o mal hay gente que voluntariamente o por encargo registra hechos que son como eslabones de una especie de cadena. Me explico. Hace poco por TV (a veces pasan algo interesante) mostraron un episodio digamos bastante rudo sobre las actividades del Dr. Mengele, filmado en la II Guerra Mundial desde el mismísimo fondo del nazismo.
Abriendo al azar una pequeña Biblia, en Jueces escrito está “Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová porque aquel (¿Jabin?) tenía novecientos carros herrados y los había oprimido con crueldad por veinte años” Y aunque el tango diga que 20 años no es nada muchas constituciones no contemplan el totalitarismo indefinidamente porque 20 son una catajarria de años, demasiados pues.
Si uno de los eslabones de la cadena de desafueros que aún padece la humanidad fue filmado y el otro escrito es para que se conocieran, porque si no los implicados lo hubieran obviado u ocultado y solo nomenclatura, socios y enchufados lo sabrían
Es lo que pasa con el notorio eslabón o “hit” del momento, la muy publicitada carta de -por decir algo-confusa redacción dirigida “con dolor necesario y opcional” al retador del “imperio declinante” detentor del máximo supremo cargo oficial, en la cual el firmante notifica su renuncia irrevocable-pero-no-tanto al puesto diplomático que ocupa, agregando que nació martillo para clavar (¿O “martillar”?) Claro que Prefiero más ser un martillo que un clavo como Simon&Garfunkel “Cuando el cóndor pasa” solo que el cóndor pasa libre no para clavar ni ser crucificado como infante que muere por falta de dinero para medicamentos cuando sobra para armas, si no para vivir plenamente…
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La misiva logró lo que se propuso: Publicidad. Si uno no la tiene a mano es difícil recordar la valiente redacción que originó tantos comentarios, pero, eso de por culpa del bloqueo gringo tener que vender el carro como ciudadano corriente ahorita, y las joyas regaladas por el ex, es tan im-pac-tan-te, como la reivindicación de la naftalina para la conservación de recuerdos.
“Arrastrando esta cadena tan juerte” (Cabezadehacha) el eslabón intelectual que a pesar del Abajocadenas representa la inspirada misiva, tiene mérito para ser aprobado como un ejemplo de literatura epistolar contemporánea de aquí mediante votación directa y secreta. Claro, habrá alguno que otro punto de vista…