Los zamuros de Chacumbele, por Simón Boccanegra
A Chacumbele le gustaría vivir (como a todos nosotros) en un país de mínima delincuencia, con una tasa de homicidios por cien mil habitantes entre las más bajas del mundo, pero como sabe que no puede (en buena medida por su propia culpa), entonces quiere disimular sus carencias y horrores.
Le molesta que se sepan. El problema mismo no es lo que le quita el sueño sino el hecho de que por ahí andan unos «zamuros» (así los calificó) merodeando en torno a la morgue e informando de la muerte nuestra de todos los días. Es otra de sus broncas con la libertad de expresión. Los periodistas que en cumplimiento de su deber informativo dan cuenta de la horrible zafra diaria de muerte no son profesionales sino aves de carroña; no cumplen con una función social sino la gozan morbosamente.
Por supuesto, Chacumbele ni por un momento se pasea por la obvia circunstancia de que el problema no es que se informe sobre las tragedias que diariamente se viven en la morgue sino las tragedias mismas. Para él el problema no es que haya asesinatos sino que se sepa, porque eso empaña la imagen de país feliz del cual se vanagloria.
Desde luego, si lograra su propósito de bloquear la información mediática convencional sobre la criminalidad, fracasaría. No hay noticia que viaje más rápido que la que lo hace a través de Radio Bemba. Un problema tan horrible como el de nuestros niveles delictivos es más difícil de tapar que el sol con un dedo. En lugar que quejarse de los «zamuros», que es una manera de continuar escurriendo el bulto, lanzando sobre otros las culpas que son sólo suyas, ¡póngase a trabajar sobre el tema! De hecho, algunos de esos «zamuros» podrían darle muy buenas ideas.
Deja un comentario