Familiares de exprofesor del Emil Friedman denuncian vicios procesales

Afirman que durante el juicio se presentaron numerosos vicios, omisiones y faltas, se desestimaron todas las pruebas científicas y también a los testigos vitales. La defensa introdujo 12 apelaciones pero todas fueron dilatadas y negadas
La sentencia los tomó por sorpresa. Aún faltaban algunas audiencias y la presentación de cuatro testigos, y sin embargo el 16 de enero los familiares de Richard Marín, exprofesor de natación del Colegio Emil Friedman, se enteraron repentinamente de la sentencia a 30 años de prisión dictada por el Tribunal 26° de Primera Instancia en lo Penal del Área Metropolitana de Caracas por los cargos que le fueron imputados de abuso sexual con penetración agravado y continuado y actos lascivos, en perjuicio de tres niños.
Marín Torres, de 50 años de edad, fue detenido en junio de 2016 por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) dentro de la misma institución donde trabajó durante 20 años y en la cual presuntamente ocurrieron los hechos que fueron narrados por tres niños estudiantes de primaria.
La esposa de Marín, Eunice Vargas, declaró que tanto en la fase previa como durante el juicio “los vicios, omisiones y faltas, fueron incontables. Se desestimaron todas las pruebas científicas y también a los testigos vitales» y agregó que la defensa introdujo 12 apelaciones pero todas fueron dilatadas y negadas sin explicar las razones. Además señala que perdió la cuenta de los diferentes fiscales que manejaron el caso: «como 20 fiscales y tres jueces distintos».
Vargas, quien también es docente y aún trabaja en la institución, aseguró que el proceso estuvo cargado de vicios procesales «que lejos de buscar la verdad, la ocultó». Se refiere a que la prueba genética, considerada la «prueba reina» que se le realizó a la prenda de uno de los niños demostró que las muestras de contenido seminal encontradas provienen de dos donantes distintos pero ninguno coincide con el perfil genético de Marín.
«El único elemento utilizado en el juicio fue la declaración de las víctimas, que se hizo durante la prueba anticipada, que ocurrió en condiciones de manipulación de los niños y de desventaja para la defensa, a la que le fue negada la participación del psicólogo forense durante la declaración», señaló la esposa de Marín.
Otra de las irregularidades señaladas por la defensa de Marín se enfocan en la desestimación del peritaje legal, que se hizo al contenido captado por las 78 cámaras de seguridad que mostraban los espacios del colegio en los cuales se supone ocurrieron los hechos narrados. Aseguran que Richard Marín y los niños no tuvieron ningún contacto el día martes 28 de junio, «a excepción de las 6 y las 7 de la mañana, cuando como parte de sus labores, el profesor recibió a uno de los alumnos señalados, ayudándolo a bajar del carro». El material grabado muestra que ese día Richard Marín se fue del Colegio Emil Friedman antes que los niños porque el martes 28 de junio de 2016, no hubo clases de natación.
Vargas explica que el día de la sentencia, la defensa no estaba informada que ese día se daría a conocer la decisión. «El juez dijo que nadie sabía, las supuestas víctimas que nunca están presentes, si lo estaban ese día junto a sus representantes, cada uno de ellos con sus conclusiones escritas y a mano. Otro atropello más. Solo ellos sabrán el porqué de este ensañamiento contra mi esposo y el padre de mis dos hijas».