FantaCIA, por Teodoro Petkoff
El uso y abuso que el oficialismo hace de acusaciones como «agente de la CIA» o lacayo del Imperio» las ha desprovisto de toda sustancia; son conceptos inconsistentes, cuya banalidad corre pareja con la del ruido de la lluvia. Pero cuando el presidente de la República acusa, en rueda de prensa, ante periodistas extranjeros, a su ex ministro de la Defensa y ex embajador en Madrid, general Raúl Salazar, de «haber resultado un agente de la CIA» estamos en presencia de un acto de particular gravedad. El Presidente no puede soltar tamaño señalamiento y quedarse tan tranquilo.
No sólo el general Salazar, hombre respetable si los hay, sino también la opinión pública deben emplazar al presidente a que formalice y sustancie las brutales palabras que arrojó sobre su antiguo Ministro y Embajador.
Todo tiene un límite. En la lucha política los desafueros verbales son cosa corriente, pero ni siquiera un sujeto tan malhablado, grosero e insultante como Chávez puede permitirse el lujo de hacer una acusación como la que ha hecho contra el general Salazar, sin que ello tenga consecuencias. No se trata de un insulto más, de uno más de los agravios que con tanta prodigalidad dispensa Chávez contra sus adversarios. Esta vez Chávez ha formulado una acusación política. Chávez ha clavado en la picota nada menos que a un general de división del Ejército venezolano, tachándolo de agente de una potencia extrajera, para el caso, nada menos que «el Imperio». Cuando se dice una cosa de esa magnitud, surge una pregunta de inmediato: ¿cómo ha sido posible que el general Salazar no haya sido sometido a juicio por traición a la patria? ¿O es que el Presidente de la República puede haber tenido conocimiento de una conducta tan indigna en un general y no haber tomado ninguna medida? O el Presidente demuestra que el general Raúl Salazar es un agente de la CIA o quedará claro que no ha hecho otra cosa que calumniar de un modo abyecto a un militar conocido no sólo por la bonhomía y cordialidad de su carácter sino por la seriedad y profesionalidad de su desempeño en la carrera.
Pareja con la injuria al general Salazar estuvo también la insólita afirmación de que se «arrepiente» de no haber dado de baja a varias promociones enteras de oficiales. ¿Qué significa eso? ¿Nadie en la FAN va a preguntarle a su Comandante en Jefe que quiso decir? Es difícil saber si Chávez ha perdido la chaveta completamente o está en un deliberado plan provocador, con propósitos inciertos pero presumibles. ¿Quiere crear Chávez una crisis? ¿O, simplemente, tal como lo demuestran sus últimas actuaciones, sobre todo internacionales, es que está completamente wild, que perdió la goma?