FARCinerosos, por Teodoro Petkoff
A propósito de la fallida «Operación Emmanuel» vale la pena un comentario sobre las FARC. Primero que nada hay que recordar de qué hablamos cuando se habla de las FARC. Porque a lo largo de todo este proceso se ha dejado debajo de la alfombra todo lo concerniente a la naturaleza de esa organización armada. Peor aún, no sólo los familiares de los secuestrados sino otros actores políticos, sin hablar del propio Chacumbele, tienden a satanizar al gobierno colombiano y a tratar a las FARC como si fuera una congregación de hermanitas de la caridad.
Estas FARC de hoy tienen poco que ver con las que nacieron hace medio siglo dentro del marco de la situación de violencia política generada en Colombia a raíz del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. No es este el lugar para analizar las peripecias de la violencia política colombiana, sus causas y sus efectos. Mas, estas FARC de hoy, aunque siguen dirigidas por Manuel Marulanda, no son las de cincuenta años atrás. Los vínculos con el narcotráfico han producido profundas mutaciones –para mal– en la naturaleza del movimiento y la utilización del secuestro como instrumento de financiamiento lo han degradado y envilecido completamente. Estas FARC de hoy mal pueden ser descritas como una organización político-militar con altos ideales políticos. Ni altos ni bajos, en realidad.
El secuestro es una práctica abominable y repugnante, que no tiene nada que ver con la lucha por un mundo mejor. Tales medios de «lucha» desacreditan totalmente los fines que se dicen perseguir. Si las FARC llegaran a ocupar posiciones de gobierno poca duda puede caber que el ejercicio de éste sería tan inhumano y bestial como el de sus actuales prácticas. Una dictadura cruel es lo único que cabría esperar de esa agrupación. No sin razón en Colombia su popularidad es casi igual a cero.
El caso de Emmanuel es típico de la conducta bestial de los faracos.
¿Si alguna de sus secuestradas iba a dar a luz lo lógico no era ponerla en libertad, para que pudiera hacerlo en adecuadas condiciones? Pero esa no es la lógica de estos criminales. La de ellos fue arrancar el bebé de los brazos de su madre, la cual no lo volvió a ver nunca más.
Pero, encima de esto, ¿cuál es la justificación política y/o moral de los secuestros? ¿Cómo puede Chávez insinuar alguna forma de identificación con semejante banda de desalmados? ¿Cómo se le ocurre siquiera utilizar el concepto de «prisioneros de guerra» para referirse a ellos? Los rehenes no son prisioneros de guerra; son civiles sacados de su casa o apresados en la calle. Se les plagia para obtener dinero a cambio de ellos o para utilizarlos como elemento de negociación con el gobierno. ¿Qué finalidad política puede justificar tal procedimiento? ¿Cómo pueden los oliver stones y otros mamarrachos semejantes de este mundo pasar por alto estos «detalles»?