Fosforito ponchada, por Simón Boccanegra
La Fosforito definitivamente perdió la candela. La agresiva parlamentaria, que no ahorraba epítetos para referirse a quien no piensa como su comandante presidente, está demostrando que el problema carcelario le queda grande. A las primeras de cambio se pudo comprobar que no tenía claro qué es lo que había que hacer para intentar remediar ese drama. La primera ocurrencia fue suspender la entrada de presuntos delincuentes en las prisiones, medida tan descabellada que hasta Chacumbele tuvo que echarla para atrás. Lo más grave es que las muertes no cesan. Para estos crímenes la Fosforito no encuentra el remedio. Los datos son fríos y crudos: en lo que va de 2011 han muerto más reos que en todo el año 2010. Hasta octubre de este año, en las prisiones venezolanas han sido asesinados 489 internos. Ni en las cárceles Chacumbele hace cumplir el precepto constitucional de garantizar la vida. Claro que no todas las muertes son responsabilidad de la nueva ministra, pues ella llegó a ese cargo el pasado 26 de julio, pero de ese total 148 murieron durante su gestión.
Es decir, que la sangría en lugar de detenerse o reducirse no hace sino incrementarse. Más de 30% de los asesinatos se han producido en los escasos tres meses que tiene la Fosforito en el cargo. La ministra ha visitado las prisiones, se ha reunido con los reos, les ha prometido mejorar la situación, pero las medidas no llegan. Todos saben que una de las causas del mal es el retraso procesal, pero el «Poder» Judicial que preside Luisa Estella Morales, tan solidaria ella con Esteban, no tiene la misma actitud hacia los «privados de libertad». La mayoría de ellos son pobres y éstos son utilizados por la revolución para justificar sus iniciativas. Sacarlos de la pobreza no está en sus planes.