Globos que espían, por Paulina Gamus
Twitter: @Paugamus
Un nuevo escándalo ha echado más leña al fuego en el que se enfrentan el ex presidente Donald Trump y el actual mandatario Joe Biden. Lo que comenzó a fines de enero de este año como una audaz incursión de China en el espacio aéreo de los Estados Unidos (en Montana) con un globo supuestamente espía, ha reventado en revelaciones que dejan muy mal parados al Pentágono y en general a todos los servicios de Inteligencia durante el mandato de Trump.
No fueron uno ni dos los globos chinos que se posaron a sus anchas en los cielos de distintas regiones de EEUU. Fueron nada menos que (tomen aire amigos lectores) ¡163! Así lo confesó este lunes el jefe del Comando Norte del Pentágono Glen D. VanHerck, máximo responsable militar del espacio aéreo de esa región del país.
Según VanHerck, durante el mandato de Donald Trump (2017-2021) hay registros de incursiones de globos espías chinos que no se detectaron como tales hasta mucho tiempo después. Otros funcionarios estadounidenses confirmaron, bajo condición de anonimato, que dichas incursiones se clasificaron en un primer momento como «fenómenos aéreos no identificados (ovnis).»
«Les diré que no detectamos esas amenazas, y esa es una laguna de conocimiento del dominio«, reveló VanHerch a The New York Times. «Les pareció tan descarado y loco que alguien intentase espiar con un globo en el cielo a la vista de todos, que la opción menos absurda para explicar aquello era que se trataba de un ovni». Una explicación que asumió durante años el Pentágono, uno de los departamentos de defensa más sofisticados del mundo.
No fue hasta 2021, ya con Joe Biden, cuando la inteligencia estadounidense intensificó sus esfuerzos para encontrar explicaciones más racionales para estos objetos divisados cerca de bases militares. La conclusión fue que la opción menos complicada es la correcta. Es decir, lo que parecía un globo era efectivamente, un globo. Trump ha reaccionado como era de esperarse, acusando a Biden de divulgar “fake news”. Biden ha tenido que modificar de raíz su discurso del Estado de la Nación para incluir el impasse que se ha producido con China. El globo espía ¿el 164? fue derribado por la fuerza aérea de USA y esperan rescatar sus restos para investigarlos. El Ejército baraja la hipótesis de que China busca obtener información sobre cómo entrenan los pilotos estadounidenses y aprender de su «coordinación de armamento militar en contextos de combate».
En algún momento de esta escandalosa situación, un funcionario de la administración Biden denunció que había globos espías chinos volando sobre América latina. Y casi enseguida unos habitantes de Maracaibo declararon a la prensa haber visto un globo en el cielo de su ciudad.
Hago un paréntesis para narrar que en 1980 tuve el privilegio de hacer el viaje más interesante de mi vida: cuatro mujeres dirigentes políticas fuimos invitadas por la Federación de Mujeres Chinas a un recorrido de tres semanas por distintas ciudades de ese país que acababa de liberarse de la «Banda de los Cuatro». Los hoteles eran de cuarta categoría, la comida en ellos escasa y de pésima calidad; nos compensaban los fastuosos banquetes que nos ofrecían en cada ciudad las presidentas locales de la Federación. Todos los mil y tantos millones de chinos y chinas vestían el traje «Mao». Los enchufados de fina tela de casimir y en un tono azul oscuro, y el común en un vulgar dril gris claro.
Los automóviles reservados para la nomenclatura. El resto de la población se desplazaba en cientos de miles de bicicletas que se podían adquirir con los ahorros de seis o siete años. Las fábricas a donde nos llevaron carecían de medidas de seguridad industrial y los obreros debían resistir condiciones infrahumanas. Todos los chinos repetían como loros que la culpa de todo lo malo, en cualquier circunstancia, la tenía la Banda de los Cuatro. Tres o cuatro años después la China era otra: hoteles de lujo, tours de chinos viajando por el mundo, asombroso desarrollo industrial, avances tecnológicos inimaginables. Las mejores casas de moda se instalaron en las principales ciudades y China empezó a ser la fabricante y surtidora de todo o casi todo, en todo el mundo. Una superpotencia comercial, industrial y tecnológica con capitalismo por la superficie y comunismo para reprimir.
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Viene ahora la pregunta ¿qué objetivo puede perseguir un globo espía chino sobre América latina y específicamente sobre Venezuela? Si empieza por México se encuentra con un país acosado por las mafias del narcotráfico, con horrendos asesinatos masivos y con un extravagante presidente que se disfraza de distintas maneras para decir babiecadas casi todos los días. En El Salvador se consiguen a un tal Bukele quien se ufana –al mismo tiempo– de abrir el mejor hospital público de todo el Continente, pero también la cárcel más grande, quizá, del mundo. En Colombia un presidente Petro que todavía no se sabe si es chicha o limonada, pero que ya empezó a arremeter contra la prensa libre con los mismos argumentos de todos los dictadores. En el caso de Perú hasta los chinos que analicen las grabaciones del globo, llorarían. No creo que se molesten en enviar uno a la Argentina donde todo lo que sucede es un deja vu. Pero si se trata de Venezuela la cosa es para varios globos espía, uno es insuficiente.
Que hayan elegido el Estado Zulia y concretamente Maracaibo, demuestra que la milenaria sabiduría china no solo no ha decaído, sino que ahora se alimenta de todos los medios de información. China quiere saber cómo es que el chavismo y el madurismo lograron, hacer exactamente lo contrario que ella. China evolucionó y estos involucionaron. China quiere saber –viéndolo con sus propios ojos, es decir con los del globo– cómo el Estado insignia de Venezuela, el surtidor de petróleo de casi todo el país y de sus exportaciones, fue transformado en un rancho en que el servicio eléctrico y el suministro de agua sufren un racionamiento criminal.
Pero más asombroso aun, las dificultades de la población para surtirse de gasolina porque toda la infraestructura petrolera fue devastada. Si el globo siguiera espiando sobre el resto del Venezuela China haría un documental extraordinario con el título «Como destruir todo un país en apenas 22 años».