Gobierno se arriesga a un estallido de contagios al flexibilizar la cuarentena
Tras la extensión de la cuarentena anunciada por Nicolás Maduro el 12 de mayo, las conjeturas comenzaron a relucir en los distintos sectores de la sociedad venezolana. Unos infieren que con la decisión el gobierno busca continuar teniendo sometido al pueblo, mientras otros aseguran que la escasez de gasolina es la mayor causa por la que se decretaron 30 días más de confinamiento
Según Nicolás Maduro, después de dos meses de confinamiento «ya está listo el plan de flexibilización» de la llamada «cuarentena colectiva». Esta vez el mandatario dice que la nación irá «a una nueva normalidad vigilada y protegida», algo que en el período de aislamiento social declarado para frenar la expansión del coronavirus estuvo lejos de ocurrir.
El anuncio del desescalamiento de la cuarentena surge en medio del aumento de los contagios. En los últimos 12 días se han registrado 752 nuevos contagios, es decir, 60% de los casos reportados desde que la enfermedad llegó al país a mediados de marzo; ante lo cual cabría preguntarse cuán positivo resulta la flexibilización del confinamiento para el país.
«Ya está listo el plan de flexibilización. Vamos a una nueva normalidad vigilada y protegida. Los trabajadores del país a prepararse. Vamos a preparar todo para que el lunes arranque por fases la nueva normalidad relativa», dijo Nicolás Maduro el 26 de mayo en una alocución pública.
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Muchos venezolanos consideran que es momento de flexibilizar la cuarentena y reactivar la economía. Sobre todo porque se ha tomado como modelo a países como España y Francia, que tras alcanzar los picos de contagio y muerte iniciaron el desescalamiento del encierro y el regreso progresivo de la normalidad.
Pero otros creen que es justo ahora cuando se deben reforzar las medidas de confinamiento debido al repunte de los casos, lo que haría presumir que la curva de crecimiento de la infección se agudizará en las próximas semanas.
Efecto rebaño
«Desescalar la cuarentena en plena fase de ascenso de los contagios es exponer a la gente y arriesgarse a que haya mayor cantidad de casos», dice enfático el secretario de la Academia Nacional de Medicina, doctor Huníades Urbina, quien asegura que aún no es momento de flexibilizar las medidas de confinamiento.
Aunque reconoce que el pueblo sufre los embates de la debacle de los servicios públicos y la crisis económica, recalca que con las medidas los esfuerzos que se han hecho para frenar la expansión del virus habrán sido en vano, pues al haber mayor gente en la calle mayor será el número de personas infectadas.
«Entonces no hubieran hecho nada. Lo conveniente es desescalar la cuarentena a medida que bajan los números de contagios. A lo mejor quieren hacer como hizo Suecia al aplicar la estrategia de inmunidad de rebaño, pero deben decirlo. Flexibilizar la cuarentena en plena fase de ascenso no nos parece lógico, es prácticamente perder los esfuerzos de estos dos meses», dice.
Para Urbina levantar la cuarentena es contraproducente. Basándose en estudios de la Academia nacional de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales y de epidemiólogos, explica que para pensar en una desescalada de la cuarentena se debe esperar a que ocurra el llamado «efecto rebaño», es decir, luego de que se llegue a los picos más altos y los números de contagios comiencen a caer espontáneamente, como sucedió en España, Francia e Italia.
«Para que la epidemia frene sin vacuna se dice estadísticamente que 70% de la población deberá haber contraído la enfermedad», agrega.
El también presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría apunta que de acuerdo a las proyecciones de la Academia de Ciencias, los picos de contagios más elevados se reportarán entre junio y principios de julio. También aclara que una vez esto ocurra el descenso de las cifra será lento, pues hay que esperar que se cumplan los tiempos y protocolos de aislamiento a los pacientes.
Rescata las medidas de confinamiento que se declararon de forma prematura, pues con ellas el número de casos no aumentó de forma abrupta como ocurrió en otras naciones, y asegura que de mantenerse se logrará un proceso de infección controlado con el que se podría evitar el colapso del sistema sanitario nacional, que es la mayor preocupación del gobierno.
No obstante, asegura que el Ejecutivo ha tenido pelones que pueden costar caros. De acuerdo a Urbina, desde el primer momento se recomendó a los funcionarios evitar el uso de la cloroquina para atender la enfermedad, cuyos síntomas son similares a los de la neumonía; algo que no se ha cumplido.
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Detalla que otra de las sugerencias que se dio al gobierno fue implementar mayor número de pruebas PCR en tiempo real, pues las pruebas rápidas deberían usarse cuando pase el «efecto rebaño», para detectar si la población tiene o no anticuerpos. «Esa es la utilidad que deberían darle a las pruebas rápidas», matiza.
Ningún país tiene capacidad para hacer un despistaje con pruebas moleculares al 100% de su población, mucho menos Venezuela, señala el galeno. Manifiesta que en medio de la contingencia que vive el país por la pandemia, los profesionales de la salud trabajan por mística y compromiso con la población.
Huníades Urbina recuerda que al comienzo del brote del virus, la OMS ratificó que en la región los países que tenían menos capacidad para atender la emergencia eran Venezuela y Haití. Es por esta razón, que exhorta al gobierno de Maduro a ejecutar planes de dotación a los hospitales, porque el personal de la salud trabaja sin ningún tipo de protección.
Sin flaqueos
El presidente de la Federación Médica Venezolana (FMV) Douglas León Natera dice a TalCual que el regreso de ciertas actividades económicas debe hacerse de forma controlada. Aunque también aboga porque las restricciones que se decidan mantener se cumplan con seriedad debido al incremento en los contagios que se registran diariamente, pues para nadie es un secreto que zonas populares y mercados municipales parecen un pueblo sin ley.
«Pensé que a finales de este mes deberíamos tener flexibilizaciones, pero veo que las cosas no deben ser así porque hay una subida. Ahora es cuando comenzamos a notar un pico importante que creo será grave porque consigue a los hospitales desguarnecidos y con una política de salud inexistente», dice.
Al mismo tiempo, detalla que el gobierno tardó en hacer medidas de contención en los estados fronterizos, aunque al principio esto era fácil porque los pasos estaban cerrados.
Para León Natera es absurdo comparar la situación de España, Francia e Italia con la de Venezuela, sobre todo por el hecho de que en el país «esto ha sido un desorden» en el que ni los propios voceros de salud dan los anuncios. Acentúa que no se puede comparar la seriedad sanitaria de esas naciones con la que lidera el gobierno de Maduro.
Cree importante que se garantice la continuidad de la actividad económica de áreas productivas como la agropecuaria y el transporte, pues debido a la escasez de combustible no han podido trabajar.
El presidente de la FMV reitera que la epidemia por el coronavirus es atípica. Explica que aunque se pensaba que en el verano ya no deberían presentarse picos altos, ocurre lo contrario, por lo que infiere que es impreciso extralimitarse en las proyecciones con respecto al virus. Apunta que aunque pudiera estimarse que disminuirá de forma natural «porque es poco pesado, baja rápidamente y se eyecta de la misma forma», no se puede precisar cuál será el comportamiento.
¿Miedo o control?
El sistema de salud venezolano está destruido mucho antes de llegar la pandemia y al gobierno de Maduro le da temor que con la flexibilización de la cuarentena, haya un repunte descontrolado en los casos y que colapsen aún más los hospitales de la nación. Con esto coinciden el politólogo Rafael Sucre Heredia y el sociólogo Trino Márquez.
Para el analista político se mantenían las medidas de confinamiento para prevenir que la situación se saliera de control, porque esto podría traducirse en una crisis política para el gobierno de Nicolás Maduro. Sin embargo, Sucre Heredia considera que la realidad venezolana se impone y el gobierno sabe que no podía mantener la cuarentena de forma indefinida.
A su juicio, en la extensión de la medida que se hizo el 12 de marzo predominaba el asunto médico más allá de algún supuesto beneficio adicional que pretendía conseguir el oficialismo.
Subraya que la oposición venezolana, por su paranoia política, le otorga capacidades al gobierno que no tiene, como la de una supuesta imposición de la cuarentena. Considera que Nicolás Maduro sabe muy bien que debido a la situación país, la gente estableció su propia flexibilización y que no ha dejado de salir.
«El gobierno de Nicolás Maduro ya es autoritario. No creo que necesite la excusa del virus para actuar de esa forma. Por ejemplo, ellos obstaculizan el trabajo de la prensa sin tener como excusa el coronavirus. Tanto el gobierno como la oposición tienen paranoias», agregó.
Para el politólogo, el gobierno de Nicolás Maduro se siente amenazado, siente que les quieren dar un golpe o sacar del poder en condiciones difíciles, y «como su variable esencial es su estabilidad cuando se sienten amenazados atacarán con o sin virus».
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Con la tesis de Sucre Heredia coincide el también doctor en ciencias sociales Trino Márquez. Aunque opina que el motivo principal que mantenía la cuarentena en el país era la falta de gasolina, reconoce que el colapso de la capacidad en los centros de salud es un elemento que también tenia gran incidencia en la decisión.
«Los centros de salud no tienen respiradores y suficientes salas de cuidados intensivos para atender un eventual desbordamiento en los contagios. El gobierno dejó destruir la red primaria de salud. Además, ya la misión Barrio Adentro no funciona, ese proyecto estaba dividido en cuatro niveles y el último de ellos consistía en abrir hospitales desarrollados y eso nunca se hizo. Hay razones de sobra para que el gobierno tenga miedo por el tema de la salud», recalca.
La memoria no falla
Trino Márquez es incisivo al afirmar que el gobierno de Nicolás Maduro tiene presente en la memoria que las crisis por combustible son un caldo de cultivo para los estallidos sociales, lo saben porque señala que el sector oficial fue el promotor de los hechos violentos del 27 y 28 de febrero de 1989.
El también profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) asevera que al gobierno de Maduro temía que a la incertidumbre por la cuarentena se sumara el descontento por la escasez de la gasolina y por los precios que ha tenido que costear la ciudadanía para poder surtirse del combustible.
«El gobierno temía que el país intentara normalizarse con la escasez de gasolina y la gente no pudiera trabajar. Había miedo de que se produjera un estallido de violencia en muchas ciudades, no tanto como ocurrió en el caracazo, pero si que ellos no puedan controlar», matiza.
Márquez añade que el gobierno nunca reconocerá que el problema era el de la gasolina, porque sería admitir que son los responsables de la destrucción de la industria petrolera y las refinerías. En este sentido, afirma que siempre buscarán una justificación en los problemas de la nación, entre ellos el bloqueo o las sanciones de Estados Unidos.
Sobre la incidencia de la escasez de la gasolina en la negativa que hasta hace pocos días tenía el gobierno de Maduro de levantar la cuarentena, el también profesor de la UCV Ricardo Sucre Heredia considera que aunque el problema pudo haber influido en la decisión no fue la razón principal.
Duda que la escasez del combustible se haya puesto por encima del tema médico. Alega que una prueba de que se desea reiniciar el mercado es el anuncio de la llegada de barcos iraníes cargados con gasolina.
Lo destruyeron con los pies
Ricardo Sucre Heredia cree que el mejor momento que tuvo el gobierno de Nicolás Maduro tras la llegada de la pandemia fue cuando surgieron las primera medidas para contener la expansión de la enfermedad. Sin embargo, asegura que la compostura duró poco.
Señala que en abril el virus dejó de ser un problema medico y se convirtió en teorías de conspiración en las que se ha llegado al punto de decir que desde Colombia se usaba a venezolanos como armas biológicas para debilitar al gobierno.
«La segunda etapa comenzó entre abril y mayo. En ella comenzó a pasar lo que sucede siempre: la entrada de la lucha política. Desde entonces el gobierno de Nicolás Maduro comenzó a hacer acusaciones a otros gobiernos por sus propias paranoias con las conspiraciones», dice.