¡Gracias, Dámaso Blanco!, por Simón Boccanegra
La celebración del octavo aniversario de TalCual fue un acto gratísimo, que contó con el siempre hilarante Laureano Márquez y con un soberbio concierto de Huáscar Barradas y sus acompañantes. Pero como la edición aniversaria está dedicada al beisbol, fueron invitados Vitico Davalillo y Dámaso Blanco. Romero Petit, la tercera base del equipo campeón de la Serie Mundial Amateur de 1941 y uno de los pocos que están vivos de aquella camada de peloteros, no pudo llegar. Dámaso habló y se la comió. Todos lo hemos oído en radio y televisión y sabemos que su lengua es tan ágil como sus maravillosas manos de fildeador eminente. Esa noche habló de pelota, pero también hizo alguna que otra incursión en política, con mucha mesura y ponderación. En un momento dado le pidió a Vitico, que, ya se sabe, fue estrella de los Leones, que subiera a la tarima y se colocara a su lado; y entonces Dámaso, que es magallanero de uña en el rabo, comenzó a hablar del Caracas y del Magallanes, con mucho humor y chispa, jugándose con Vitico y, de pronto, soltó una imagen deslumbrante: «¿Qué sería del Caracas sin el Magallanes? ¿Qué sería del Magallanes sin el Caracas? Aquí nos necesitamos todos» Demás está decir que los cálidos aplausos que siguieron a sus palabras fueron la demostración del hartazgo del país frente a la camorra permanente, frente a la negación del otro y la honda aspiración de poder vivir nuestras contradicciones sociales y políticas sin querer matar al que piensa distinto. ¡Gracias, Dámaso!