Guasdualito necesita un Wyatt Earp, por Simón Boccanegra
El PPT pide que se investigue al periodista Roberto Giusti porque en entrevista que hiciera a un dirigente ganadero del Táchira, este mencionó como uno de los jefes de las Fuerzas Bolivarianas de Liberación a un dirigente de ese partido, Jorge Nieves, asesinado ayer por los paramilitares de Colombia en Guasdualito. El PPT casi responsabiliza del crimen al periodista Giusti. La pretensión del pepetismo es insólita. La situación en esa población fronteriza es gravísima por la guerra entre las mafias delictivas que se han apoderado de la zona y que en el curso de los últimos tres meses han dejado un saldo de más de treinta muertos. Ni el ganadero ni Giusti revelaron nada que no fuera sobradamente conocido en la frontera apureña. Allá los sicarios operan con el rostro descubierto y los nombres de los jefes de las mafias son públicos y notorios, entre otros el del recién asesinado, al cual se vinculaba con las FBL. No es sólo la muerte de Nieves la que debe ser investigada, sino las de muchos otros. El Gobierno debe comprometerse en una batalla para restablecer el imperio del Estado en ese apartado rincón del país, que ya es el equivalente de aquel legendario Tombstone de las películas del Far Westamericano, pacificado por el no menos legendario Wyatt Earp.