Habilidades para ‘reequiparse’, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidParedes861
El mundo del trabajo ha cambiado definitivamente. Pero esta transformación no es obra exclusiva de la pandemia, comenzó mucho tiempo antes con el aumento de la digitalización en las empresas. Solo que la magnitud del cambio se ha acelerado desde que ‘estalló’ la crisis sanitaria.
Y así como evoluciona el ámbito laboral, también lo hacen las habilidades que requieren los empleados para adaptarse a las nuevas exigencias asociadas, precisamente, con la automatización de sus puestos de trabajo. Atrás están quedando las competencias tradicionales.
La red global KPMG, en su serie «Rise of the Humans», analiza cómo la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático tienen un impacto en las tareas laborales y pone ejemplos para ilustrarlo mejor. Uno de ellos tiene que ver con el sector de los seguros.
La firma explica que la validación manual de reclamos simples se puede realizar mediante chat bot, lo que libera al personal de servicio al cliente para que se concentre en reclamos más complejos. “Esta automatización luego cambia la naturaleza de las habilidades requeridas por ese trabajo y da como resultado que las habilidades evolucionen constantemente”, asegura.
Ese ejemplo es apenas un vistazo de lo que está ocurriendo en la esfera empresarial. Sin embargo, esto no quiere decir que la tecnología sustituirá al humano, sino que lo complementará y aumentará su capacidad.
Así que ante la “nueva normalidad” que poco a poco se ha ido imponiendo, es imposible no preguntarse cómo serán los nuevos entornos laborales, en vista de que las compañías enfrentarán retos diferentes y buscarán profesionales que cuenten con las habilidades y competencias necesarias que el mundo post covid-19 exige.
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Algunas de estas habilidades son adaptabilidad y flexibilidad, conocimiento en el uso de la tecnología, creatividad e innovación, pensamiento crítico para entender qué información considerar en la toma de decisiones y liderazgo en cuanto a iniciativa propia, proponer ideas, inspirar a las personas y alentar el trabajo en equipo.
Sin embargo, es conveniente recordar lo señalado por el Foro Económico Mundial: la vida útil de una habilidad es de cinco años, aunque otros aseguran que es menos que eso. En todo caso, en este mundo de constantes cambios, las empresas deben reconsiderar cómo ven la composición de la fuerza laboral.
En otras palabras, es importante que las compañías comiencen a ver a los empleados en función de habilidades y capacidades y no solo trabajos. De esa manera, advierte KPMG, “pueden administrar de manera más proactiva estos cambios frecuentes y asegurarse de que su fuerza laboral esté preparada”.
Ante ello, las empresas requieren trazar estrategias para adaptarse al nuevo ecosistema laboral y esto implica evaluar constantemente qué habilidades serán necesarias y qué roles pueden requerir nuevas habilidades para seguir siendo relevantes.
Al final, el objetivo ha de ser empoderar a los empleados para identificar las oportunidades de desarrollo, pues frente a un futuro aún incierto muchos tendrán que adaptarse, actualizarse y ‘reequiparse’ para poder volver con buen pie al mercado laboral.
David Somoza es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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