¡Hasta cuándo la lista de Tascón!, por Simón Boccanegra

Hace poco fue celebrado el Día de los Derechos Humanos. A propósito de esto José Vicente Rangel pronunció un discurso en el cual afirmó, entre otras desmesuras, que bajo este gobierno jamás se ha torturado a nadie y que nunca, nunca, se han violado los Derechos Humanos. Por supuesto, cuando Rangel habla de torturas piensa sólo en políticos torturados. La tortura que sistemáticamente se aplica en los cuerpos policiales a los detenidos comunes, esa, por lo visto, no es tortura; esa ni hace ruido ni le quita el sueño al vicepresidente.
De hecho, la muerte del joven Juan Carlos Zambrano en una instalación militar del Zulia, presuntamente torturado, no le mereció ni un levantamiento de cejas. En fin de cuentas, se diría Rangel, era apenas un recogelatas y ¿a quién le importa la muerte de un recogelatas? Por supuesto que el Informe de Provea sobre el incremento de las torturas y maltratos en los cuerpos policiales ya fue estigmatizado por Izarra, con argumentos copiados de funcionarios adecos y copeyanos, que también descalificaban los informes de Provea en otras épocas con acusaciones sobre su supuesta parcialización política. No hay nada menos original que la degradación ética. Es la misma, cualquiera sea el color de la boina.
Pero ya que Rangel dice que este gobierno jamás ha violado los derechos humanos, sería muy esclarecedor echar un vistazo a la célebre, por su (mala) fama, “lista de Tascón”. ¿Puede haber algo que, además de bajo, despreciable, vil, indigno y cobarde, sea más atentatorio contra los derechos humanos que la elaboración de una lista donde los nombres que figuran están condenados a un apartheid político y laboral? Esa lista ha servido y sirve para despedir incontables empleados públicos que firmaron para el RR. Ella es, también, el primer filtro que debe superar toda persona que solicita trabajo en instituciones oficiales. Quien aparece en ella está jodido. ¿Eso viola o no viola derechos humanos? Esa lista ha servido y sirve para negar o demorar la emisión de cédulas y pasaportes a venezolanos que firmaron para el RR. Quien está en ella no existe para el Estado. ¿Eso viola o no viola derechos humanos? Esa lista ha servido y sirve para negar contratos o trámites comerciales con el Estado a numerosos empresarios. ¿Eso viola o no viola derechos humanos?
Firmar para la convocatoria de un referéndum revocatorio es un derecho establecido en la Constitución. ¿Por qué, pues, quien lo hace, tendría que ser reprimido por la vía de negarle ese derecho humano esencial que es el del trabajo? Apartando el tormento físico, es difícil imaginar otra agresión a un ser humano más dura que la de privarlo del modo de sustento tan sólo por su opinión política. Ya sea por la sanción posterior, ya sea por la humillación que significa inhibirlo de ejercer un derecho por temor a la pérdida del trabajo. Eso, Rangel, ¿cómo lo habría calificado aquel periodista que se hizo justamente famoso y apreciado por denunciar violaciones a derechos humanos en un pasado no tan remoto?