Hiperinflación y escasez de efectivo impulsan el uso de aplicaciones para pagos
En medio del caos por la falta de billetes, pequeñas empresas de tecnología que lanzan aplicaciones de pago electrónico que facilitan la vida a los usuarios que no disponen de efectivo para el pago de pequeñas compras
En medio de la escasez de efectivo, cada días son más los venezolanos que se ven forzados a utilizar medios de pago electrónico para cancelar servicios tan sencillos como el pago del estacionamiento o la compra de un café, lo que a su vez ha hecho proliferar las aplicaciones que permiten estos mecanismos.
Así lo recoge un reportaje de la agencia Reuters según el cual mesoneros, taxistas y hasta vendedores de verduras en mercados municipales usan aplicaciones para aceptar pagos desde el teléfono o Internet buscando no perder a un nicho de clientes: los que no tienen suficiente papel moneda.
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De esta forma, el país, que será uno de los primeros en atravesar una hiperinflación en la era digital, ve surgir a los posibles ganadores de una caótica coyuntura: pequeñas empresas de tecnología que lanzan aplicaciones de pago electrónico.
“La crisis del efectivo está siendo cada vez peor y nos está dando una oportunidad para captar cada vez más número de transacciones con nuestra solución”, dijo Atilana Piñón, quien con 29 años y dos socios, fundó su primera empresa Citywallet, una aplicación para pagar las horas de estacionamiento.
Es de las pocas alternativas una vez que el ente regulador del sistema financiero mantiene desde 2016 los retiros diarios en efectivo en un máximo de 10.000 bolívares, la mitad de un dólar a tasa oficial, la tarifa de algunos estacionamientos o una décima parte de lo que se cobra por lavar un carro.
Sin billetes, también colapsan a menudo los sistemas de pago de la banca, por el rezago en mejorar su plataforma tecnológica para atender la multiplicación de las transferencias y de los montos.
MILAGRO DIGITAL
Piñón, que está en Chile por unos meses tras ganar una beca para replicar allí la idea que probó en Caracas, admite que el proyecto piloto que nació en una universidad privada, se extendió más rápido de lo que esperaba a varios centros comerciales de la capital venezolana y a miles de usuarios en menos de un año.
A la par, las solicitudes para pedir un taxi a la aplicación local Nekso se duplicaron durante 2017 y según la compañía fundada hace dos años, ya alcanzan las 400.000 al mes.
Desde el teléfono, Nekso permite a los usuarios pedir y escoger un taxi por la foto del automovil y del conductor entre los inscritos que están en la zona. Pero según dos de sus clientes frecuentes consultados por Reuters, la ventaja es poder pagar con tarjeta de crédito en un país donde la mayoría de los taxistas sólo admite efectivo.
“Hay taxistas que me dan las gracias por haber traído esta herramienta, me dicen que los está llevando al siglo XXI”, comentó Leonardo Salazar, director de estrategia de Nekso.
La aplicación, orientada a las líneas de taxi, ya se replica en Panamá, República Dominicana y desde este mes será usada por conductores de Ciudad de México.
Vippo, otra aplicación que surgió en 2015, aumentó en un año de 300 a 11.000 sus clientes en Caracas, que pueden pagar desde un periódico hasta frutas, conforme los bancos reciben menos de un tercio de los billetes que se demandan a diario, dijo un ejecutivo del sistema financiero.
“Hay veces que el punto de venta del banco deja de funcionar una hora”, narra María Lozada, una vendedora de productos de limpieza en un mercado municipal en el este de Caracas.
“Con la crisis de efectivo, ésta fue la manera de resolver”, dice señalando al cartel que muestra un código de Vippo para pagar la cuenta por teléfono.
Los desarrolladores entrevistados apuestan a crecer en 2018, pues en el país más del 60% posee un teléfono celular activo, las tarifas de telefonía están reguladas, y la bancarización llega a casi 70%, según datos oficiales.
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Una alianza entre 18 bancos privados se produjo a finales de 2017 para lanzar una aplicación de pago electrónico de persona a persona, que en poco tiempo reúne a dos millones de afiliados. El plan a mediano plazo es que la plataforma también sirva para teléfonos analógicos y la usen personas no bancarizadas.
Los otros métodos de pago privados no compiten con la banca y más bien se apoyan en ella y agilizan las transacciones.
“Por la coyuntura capaz terminamos siendo una economía sin efectivo antes que Dinamarca”, comentó Miguel León, un ingeniero electrónico que lidera Vippo, en oficinas bajo concepto abierto donde instalaron hamacas para los empleados.
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