Hugo condena a Hussein, por Simón Boccanegra

Bueno, los críticos de la visita de Hugo a Saddam Hussein pueden respirar tranquilos. Bush también puede quitarse la preocupación por los vínculos non sanctos entre Caracas y Bagdad. No existe ninguna afinidad entre ambos mandatarios. Hugo, simplemente (y con razón, piensa este minicronista), dio a Hussein el mismo trato que a los demás jerarcas de países de la OPEP. Pero ayer, en Perú, dejó escapar la que en su fuero íntimo constituye su verdadera opinión sobre el tirano iraquí. Dejó que su subconsciente lo traicionara. Para justificar la molestia que le produjo la comparación de él con Fujimori, que hiciera recientemente la ex candidata presidencial Lourdes Flores en su visita a Caracas, dijo que eso habría sido semejante a que él, visitando Lima, comparase a Toledo con Saddam Hussein. La ecuación es sencilla: Chávez igual Toledo, Fujimori igual Hussein. Fujimori es un tipo despreciable, Saddam Hussein también. Ahora entendemos por qué el gobierno se abstuvo en Ginebra, en la votación sobre violación de derechos humanos en Irak. No votó en contra de la sanción, como hizo en los casos de Cuba y China, pero tampoco a favor. ¿Qué pensará de todo esto el gobierno iraquí? No creo que deba importarnos demasiado.