Hugo en los Estados Unidos, por Luis Ernesto Aparicio M.
Twitter: @aparicioluis
Si en algún momento alguien me hubiera mostrado un título como este, me habría imaginado que estaba soñando, que más allá de aquella intervención durante la Asamblea General de la ONU –con escasa asistencia– de Hugo en 2006, verlo convertido en un consuetudinario visitante de los EEUU e imaginarlo como un emigrante descendiente de emigrantes en ese país. ¡¡¡Nunca!!!, diría, con su consabida genuflexión, Diosdado Cabello.
No obstante, desde 2017 los Estados Unidos ha vivido en medio de los consecuentes y muy variados ambientes políticos con Hugo como protagonista. Desde allí podríamos pensar que quien calificaba de «diablo» a la persona que había estado en el mismo estrado antes que él, alegando además que había un «olor a azufre», decidió tomar por casa a ese país. Quien lo imaginaría.
El Hugo de los Estados Unidos, permaneció agazapado esperando su momento para irrumpir en el escenario político, tal y como lo vivió Venezuela en su momento. Ha estado atento para intentar dar rienda suelta a sus habilidades y aptitudes para el engaño, el ventajismo, el poder absoluto y el control de las instituciones que funcionan en los sistemas democráticos, con el objetivo de ponerlas a su servicio.
Mentiras por doquier, las falsas acusaciones y sobre todo el frecuente manejo de que existe todo un complot para derrotarle, sacarle del juego o escenario político –también derrocarle– están en el ambiente con él en el centro.
El patrón diseñado por Hugo es el más recurrente antes y desde 2017 en los Estados Unidos. Miente porque que hay unos tantos que tienen la certeza de que sus falsedades son realidades, por lo que su presencia es casi vital.
Es el arte de Hugo, hacer sentir al otro que necesita de su protección porque el mundo está desequilibrado y andando muy rápido hacía unos cambios que van a perjudicar al país, por lo que es necesario que él esté al frente con su fuerza, con sus ganas de… ¿modernizar?, pero hacia atrás, siempre hacia atrás, sobre todo a la democracia. ¿La promesa de algo mejor, lo recuerdan? La del hombre nuevo y necesario, de convertir a su país en una potencia o volver a un pasado que ya no existe y es muy difícil volver.
En Venezuela, Hugo se encargó de eliminar las fuerzas institucionales, los muy necesarios gestores de los equilibrios de poder y todo aquello que contradecía lo que él decía y representaba. Total, esos son estorbos para su estilo. En los Estados Unidos, también lo intenta. Su enemigo es quien piensa diferente o quien trata de encontrar el cómo frenarle en su desbocada carrera por sembrar la división. ¡Ah! Esa polarización necesaria para su proyecto de conquista y permanencia en el poder como garantía de que su presencia allí asegura la paz y tranquilidad del país. Sembrar la idea de que es mucho mejor que él esté, porque otro puede provocar la temida confrontación.
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Fueron muchos los asuntos o faltas graves a las leyes por parte de Hugo, sin embargo, nada le perturbaba, continuaba como si no hubiera pasado nada. Total, la mentira siempre le amparaba, sirviéndole de burladero ante cualquier movimiento que significara alguna embestida por parte de cualquier institución sobreviviente intentara algo en su contra. Era su escenario ideal y lucha por mantenerlo vigente.
La bronca, el lío o como ustedes le quieran llamar, es el escenario ideal para Hugo. Aunque todos sabemos que es un cobarde, que al momento de ajustar las cuentas reclama el amparo de sus seguidores y de aquellos que, por necesidad o interés, definitivamente deben defenderle. Por eso Hugo en los Estados Unidos, se muestra triunfante y hasta con ganas de lanzar golpes por doquier.
En su mejor versión, ha organizado sus montoneras. Hugo ha visto la posibilidad de estructurar y recuperar a sus equipos violentos, con aquellas características de los famosos círculos, temidos y criticados en Venezuela y que comienzan a obedecer sus delirios. Todos sabemos cómo actúan, como buscan agredir a quien no está con su líder, mientras que este, sencillamente, se cruza de brazos y observa la tormenta que sus vientos han sembrado. Total, su objetivo sigue siendo el mismo: quedarse con todo el poder y darle su toque de pertenencia a todo.
Ni hablar del concepto de mujer. En Venezuela, Hugo hacía alarde de sus dotes de galán y de super macho. En aquella discursiva tarde, Hugo le decía a su esposa de entonces: «No te preocupes…que esta noche te doy lo tuyo». Todo ante ciento de personas. El otro Hugo, no lo ha dicho delante de tantas, pero si le confesaba a un amigo para lo que, según él, sirven las mujeres.
Que si estos son míos; que aquel me pertenece, mi plata, mis documentos y mi servidor ocupando un puesto burocrático, etc. Así continua Hugo, encerrado en su proyecto de convertirse en una especie de soberano eterno. En ese empeño, seguro que piensa que hay que hacer algunos cambios constitucionales para garantizar su permanencia. Es en ese punto donde Hugo va a tropezar –espero–, porque una cosa era la debilidad democrática en Venezuela y otra son las bases fundacionales de los Estados Unidos.
Pero pase lo que pase, Hugo mantiene su liderazgo y sigue escalando hacía sus objetivos. Va empujando a su gente, a sus servidores, hacía un triunfo que le asegure a él mucho más control. Tanto es así, que sigue contando con un buen porcentaje favorable entre la opinión de los ciudadanos, incluyendo –y no faltaba más– a muchos venezolanos que han sentido en este la misma fuerza de aquel gendarme necesario, que haga el trabajo que les ha costado cumplir, y recupere a su país de las manos de quienes lo han explotado desde hace más de 20 años.
No obstante, Hugo está pasando por problemas y a pesar de no presentarse con el crucifijo en mano, jurando que no volvería a hacer el daño que ha venido haciendo, que no intentaría subir el volumen de la división. Sin embargo, en ese mismo momento seguía mintiendo y alegando que todo lo que estaba ocurriéndole es parte de una conspiración para afectar su moral y evitar que conquiste el poder.
Por eso, Hugo seguirá insistiendo y recurriendo a sus mentiras de patas muy cortas. Continuará en su afán por destruir la solidez de los fundamentos democráticos. Seguirá en su empeño de dividir y de apoderarse de uno de los partidos más importantes, para convertirlo en su nave de abordaje a la democracia. Continuará ganando adeptos por intermedio de las falsas promesas, de las mentiras y de los insultos.
Aunque para ser franco, Hugo, cual fantasma, se está encargando de copar todos los espacios que la democracia le ha permitido. Por eso tengo la impresión de que Hugo está en Brasil, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Chile, Argentina, Hungría, Turquía y tantos países más. Total, como dice la canción: «lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta una vida».
Luis Ernesto Aparicio M. es Periodista Ex-Jefe de Prensa de la MUD
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