Qué fácil es ser ultra, por Teodoro Petkoff
Autor: Teodoro Petkoff
El Universal, editorialmente, y algunos de sus más importantes colaboradores, están en campaña contra la participación de los partidos políticos en las elecciones regionales. Los argumentos van desde que estas elecciones “relegitimarán” al régimen puesto que ellas serían “una muestra fehaciente de la ‘democracia palpitante’ que Chávez desea exhibir”, hasta la acusación de “colaboracionistas” a quienes participan en el “carnaval electoral”. El gobierno, según una columnista de ese diario, habría arrastrado a sus adversarios al “terreno de la incongruencia”.
Hablando de incongruencia, ¿no les parece a ese diario y a algunos de sus colaboradores que no habría nada más “incongruente”, más “legitimador” del régimen, más “colaboracionista”, más demostrativo de la “democracia palpitante”, que un periódico de gran circulación nacional y de fama continental que gasta toneladas de tinta acusando al régimen chavista de dictadura totalitaria… y sigue circulando como de costumbre? ¿No se les ha ocurrido pensar que para ser congruentes con el dilema “colaboracionismo o resistencia”, que plantea uno de sus columnistas, tendría que bajar la santamaría? Si acudir a las elecciones regionales es una forma de “colaboracionismo”, ¿qué decir de un diario que titula el editorial de ayer domingo “Elecciones en dictadura” para que Chávez pueda mostrarlo internacionalmente como la prueba “fehaciente” de que su gobierno no es una dictadura? ¿Los propios articulistas no tendrían entonces que dejar de escribir? Sus artículos pueden ser exhibidos (y de hecho lo son) nacional e internacionalmente como una prueba de que aquí existe democracia puesto que ellos, en sí mismos, serían la negación de cuanto afirman. Si fueran congruentes con su pensamiento, ¿no deberían, entonces, silenciar sus plumas?
Pero esto, evidentemente, sería un disparate. Una insensatez tan grande como reprochar a los partidos y organizaciones civiles la participación electoral. Tan legítimo y tan necesario es el rol crítico de El Universal, como lo es la participación de los partidos en la campaña electoral.
Por otro lado, y en el mismo orden de ideas, Julio Borges (PJ) inicialmente amenazó con no participar en las elecciones regionales; lo cual no obstó para que su partido inscribiera 197 candidatos, para ser así el tercer partido de oposición con mayor número de postulaciones, en eso que hoy Borges denomina “carnaval electoral”. Ahora nos dice que esos candidatos se retirarán si el RR no tiene lugar antes que las elecciones regionales. Tan poco creíble como su primera amenaza es la segunda porque algunos candidatos de PJ, en previsión de que su partido estuviera hablando en serio, ya habían recogido firmas para presentarse como abanderados de la “sociedad civil”. Es de dudar que Leopoldo López o Capriles Radonski estén dispuestos a complacer a Borges.
Pero es que ser ultra (izquierdista o derechista, da lo mismo) es tan cómodo. Se puede criticar a todo el mundo sin preocuparse por ofrecer ninguna alternativa, como no sean las retóricas baladas sobre la “resistencia” o la “desobediencia civil”.