Emergencia humanitaria compleja: La que causa Maduro con sus malas políticas
El Gobierno insiste en negar que exista en el país una crisis humanitaria, pero es evidente que los venezolanos la viven y que la administración de Nicolás Maduro no está dando demostraciones de poder resolverla
Marisela Castillo @marisary
Venezuela ya no vive una crisis humanitaria, vive una emergencia humanitaria compleja. Un término que según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se trata de “una crisis humanitaria grave que suele ser el resultado de una combinación de inestabilidad política, conflictos y violencia, desigualdades sociales y una pobreza subyacente” y cuya principal característica es que son más prologadas en el tiempo, están causadas por el ser humano y afecta todos los ámbitos de la vida humana.
De esta situación se generan consecuencias dramáticas en la población como la violación de los derechos humanos, ingobernabilidad, desplazamientos, éxodo de los afectados y dificultad de acceder a los alimentos, medicinas, además del agua y la luz.
Según la ONG internacional Acaps, en su informe llamado “Perspectiva humanitaria: un análisis clave de la crisis en 2018”, existen 12 países que actualmente enfrentan una grave crisis humanitaria y Venezuela es el único país del occidente que se encuentra dentro de este listado compartiendo lugar con Libia, República del Congo, Somalia, Yemen, Afganistán, Bangladesh, entre otros. La diferencia con el resto de las naciones es que las causas que generan la crisis humanitaria venezolana no radican en algún desastre natural o conflictos bélicos, sino las políticas del gobierno de Nicolás Maduro.
El informe, de 60 páginas, presentado por esta ONG explica que los causantes de la crisis que se registra en Venezuela son 3: inseguridad, debilitamiento de las instituciones y crisis económica marcada por “el incremento de la inflación y la falta de capacidad del Estado para tener recursos financieros que causan la restricción de la provisión y el acceso a los servicios básicos”.
Susana Raffalli, nutricionista especializada en gestión de la seguridad alimentaria, en emergencias humanitarias y riesgo de desastres, explica que “una emergencia se define como una situación inusual donde el Estado no está en capacidad de manejarla y se dice que es humanitaria cuando esta situación cobra tres cosas: la vida de los seres humanos, integridad y sufrimiento en la población”.
En relación a lo que establece la comunidad humanitaria internacional, la especialista explica que desde hace 10 años se empezó a reconocer que un país puede tener necesidades humanitarias aunque no estén causadas ni por un fenómeno natural ni por un conflicto bélico y a esta situación se le denomina “emergencia humanitaria compleja”.
Sobre esto, Raffalli explica que tanto la Cruz Roja Internacional, la Organización Mundial de la Salud y otros organismos han avanzado sobre la definición y establecimiento de estándares para calificar cuándo un país atraviesa por una emergencia humanitaria compleja. “En total hay más de 30 criterios y Venezuela lamentablemente aplica en mucho de ellos. Entre ellos hay 4 indicadores: el primero es cuando las necesidades son causadas por el Estado y no por una situación fortuita, el segundo es cuando las necesidades tienen diversos factores que la causan y son de origen político, es decir que con 2 ó 3 decisiones políticas la situación se puede empezar a revertir, el tercero cuando estas emergencias ocurren en Estados fallidos porque no se puede garantizar acceso al agua, alimentos y medicinas, y por último cuando ocurre en países en donde se ha perdido el Estado de derecho”.
Sobre este último punto, Raffalli detalla que el hecho de que el gobierno no pueda solucionar la inflación de los alimentos y que ni siquiera la Fuerza Armada Nacional tenga la capacidad de controlar el mercado negro es una muestra de que la situación que se registra es causada por el gobierno de Maduro.
En esto Jo´D Lias, activista de Derechos Humanos y miembro de Provea, coincide con Raffalli, quien asegura que las diferencias entre crisis y emergencia humanitaria compleja son tres: “la escala del año, la velocidad en la que se hace el año y la severidad de las consecuencias”. Además destaca que la emergencia humanitaria se produce en un país “donde las instituciones del Estado se han quebrado”.
No todos piensan igual
En diciembre del año pasado, el experto de la Organización de Naciones Unidas (ONU) Sobre la Promoción de Un Orden Internacional Democrático y Equitativo, Alfred de Zayas, visitó Venezuela y advirtió que el uso del término crisis humanitaria se está utilizando para intervenir Venezuela y derrocar al gobierno de Maduro.
«Ese término de crisis humanitaria se convierte fácilmente en el pretexto para una intervención, con el propósito de derrocar el gobierno actual, que les guste o no, es el gobierno electo», explicó en una entrevista transmitida por teleSUR.
En esa oportunidad Zayas reconoció que en Venezuela hay problemas de escasez de alimentos y medicinas, pero resaltó que “no es una situación de urgencia aguda» y que el gobierno de Maduro implementa una serie de programas para resolver esas situaciones. «No me gustan las exageraciones, crisis humanitarias existen en muchos países de África, del Medio Oriente, en Venezuela hay escasez, pero hay que saber las causas de estos problemas, hasta qué punto es la culpa del gobierno, hasta qué punto es el resultado de una guerra económica que viene del exterior, de sanciones, de la caída de precio del petróleo, de la inflación, del contrabando (hacia Colombia)», detalló.
Estas declaraciones fueron rechazadas por diferentes activistas derechos humanos, entre ellos Jo D´Lia, miembro de Provea y Civilis Derechos Humanos, quien asegura que ese funcionario de la ONU es una voz solitaria dentro de todo el sistema internacional humanitario.
“Él (Alfred De Zayas) no puede decir nada de lo que dijo porque cuando vino a Venezuela solo visitó dos o tres mercados del país. Tampoco tomó en consideración todas las observaciones que decenas de organizaciones de derechos humanos le hicieron, y solamente vino al país para avalar al gobierno incumpliendo con su propio mandato de la ONU y de ser garante de los derechos humanos”, explica D´Lia.
Otra de las voces que rechazaron este pronunciamiento fue Feliciano Reyna, activista de derechos humanos y presidente de la ONG Acción Solidaria, quien explica que “se trata de un señor (Alfred de Zayas) que en todo su mandato no había hecho visitas de este tipo. Claramente vino a Venezuela en una posición no independiente y ha sido una persona muy criticada. (Lo que dijo) no es una opinión de las Naciones Unidas, es solo es su opinión. Él no vino en representación de la ONU”.
Incluso asegura que durante su visita creó un blog donde publicó fotos de un supermercado abastecido, “que sabemos son muy pocos” y al final las tuvo que borrar “porque resultaron insultantes”. Por lo que a su juicio no se trata de una opinión calificada de este tema.
Reyna recordó que en el año 2016, Ban Ki – moon, secretario general de la ONU, aseguró estar muy preocupado por la situación venezolana. Y en efecto fue así, para una entrevista con el diario La Nación de Argentina, el sur coriano afirmó: “Estoy muy preocupado por la situación actual, en la que las necesidades básicas no pueden ser cubiertas, como la comida, el agua, la sanidad, la ropa, no están disponibles. Eso crea una crisis humanitaria en Venezuela. Toda esta situación está creada por la inestabilidad política. Y antes que nada tiene que haber estabilidad política. La ONU está lista para ayudar, pero las potencias y los organismos regionales ya están comprometidos.»
Otro organismo internacional que se pronunció recientemente sobre la situación venezolana fue Unicef en donde a través de uno de sus portavoces se conoció que un número creciente de niños en el país padecen de malnutrición como consecuencia de la prolongada crisis económica.
«Unicef llama a la rápida implementación de una respuesta a corto plazo y coordinada junto con el gobierno y sus socios para combatir este flagelo y reiteramos nuestro apoyo a la sociedad venezolana para mitigar su impacto», expresó Christophe Boulierac, portavoz de Unicef.
¿Qué tan mal está Venezuela?
Para determinar qué tan grave es la situación venezolana hay indicadores que lo confirman. En el caso de la desnutrición infantil, Raffalli asegura que el elemento más importante que se toma en consideración es la escala del daño. “Cuando en un lugar o en una comunidad el porcentaje de niños con desnutrición aguda grave supera un 15% ya es un indicador que nos dice que estamos en una emergencia porque no lo puedes manejar, y para el mes de noviembre del año pasado en las parroquias más pobres del Venezuela este tipo de desnutrición se ubicó en 15,6%”, agrega.
Pero la situación no termina aquí. Si se revisa la población afectada por la escasez de medicinas e insumos médicos, Reyna explica que “existen 4 millones y medios de venezolanos con enfermedades crónicas (de larga duración) que no tienen tratamiento”. Es decir el 15% de la población venezolana afectada por la escasez de medicinas para atender el cáncer, diabetes, trasplantes, hemofilia, lupus, entre otros.
Sobre este tema, la ONG internacional ACAPS explica que es probable que las necesidades relacionadas a la salud empeoren en 2018 ya que se registra una escasez aguda de medicinas entre 85 % y 90% por importaciones que se han reducido, además de la falta de personal y la inoperatividad de las instalaciones de salud. Además resalta que se registró “un repunte de casos de difteria y malaria en 2017, enfermedades que habían sido erradicadas en la década de 1990, pero que resurgieron en 2016”.
En materia de alimentación este mismo estudio advierte que es probable que la inseguridad alimentaria aumente también en el transcurso de este año porque solamente entre abril y agosto del 2017 los alimentos distribuidos por el gobierno aumentaron 150% debido a la inflación y actualmente hay “alrededor de 6,7 millones de personas que dependen de alimentos gubernamentales”.
Otro de los aspectos que más le preocupa a Reyna es el aumento del desplazamiento y éxodo de la población afectada “porque ante la falta de acceso a los medicamentos y alimentos, las personas se ven obligadas a irse a un lugar donde encuentren la posibilidad de vivir dignamente”.
Para diciembre de 2017, un reporte difundido por Migración de Colombia informó que “se calcula que a la fecha son más de 550.000 ciudadanos venezolanos los que se encuentran radicados dentro del territorio nacional”, lo que significó un aumento de 90 mil personas con respecto a octubre del año pasado. Es decir en solo dos meses las cifras aumentaron de 470 mil venezolanos en el país hermano a 550 mil.
Ante todo este contexto, Reyna destaca que es necesaria “la cooperación internacional para que se contribuya en brindar apoyo económico para que el país se recupere de todo este daño que se ha causado”.
D´Lias explica que ante una emergencia humanitaria compleja la comunidad internacional tiene la obligación de buscar ayuda a la población afectada porque los derechos humanos son de responsabilidad compartida siempre y cuando cumplan con tres aspectos: “que su ayuda no agrave la situación del país, que se atiendan a los afectados independientemente de quienes sean y que sea de rápida implementación porque la vida de la gente está en juego”.
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