PERFIL | Quién es Jair Bolsonaro, el ultraderechista que toma las riendas de Brasil
Este excapitán del Ejército de 63 años de edad, se hizo más conocido por su retórica inflamada y sus comentarios de tintes homofóbicos, misóginos y racistas que por su labor de casi tres décadas como diputado
Defensor de la familia tradicional, de Dios y del porte de armas: el diputado ultra-derechista Jair Bolsonaro pasó de sobrevivir a una puñalada, y a su propia trayectoria gris, a colocarse como favorito en las presidenciales de Brasil, que ganó en octubre de 2018.
El apodado «Donald Trump brasileño», impulsó su campaña a través de las redes sociales, con un discurso antisistema en un país en crisis política, económica y de seguridad.
Este excapitán del Ejército de 63 años de edad, se hizo más conocido por su retórica inflamada y sus comentarios de tintes homofóbicos, misóginos y racistas que por su labor de casi tres décadas como diputado, en la que logró hacer aprobar sólo dos proyectos.
En septiembre, Bolsonaro estuvo a punto de morir cuando un hombre le asestó una puñalada en el abdomen en un mitin en Minas Gerais. No pudo retomar la campaña en las calles, pero siguió activo en las redes sociales y aumentó sustancialmente su ventaja en las encuestas sobre su más inmediato seguidor, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).
Bolsonaro tiene «una trayectoria impresionante, pasó de ser un político del ‘bajo clero’ (diputados que no deciden cuestiones importantes) a lograr ese ascenso», afirmó Michael Mohallem, politólogo de la Fundación Getúlio Vargas (FGV).
Nacido en 1955 en Campinas, cerca de Sao Paulo, en una familia de origen italiano, Bolsonaro ha forjado su carrera principalmente en Rio de Janeiro, donde fue elegido concejal en 1988 y donde obtuvo su primera banca como diputado federal dos años después.
Católico, tiene cinco hijos de dos matrimonios: cuatro varones -tres de los cuales forman parte de su círculo más próximo- y una niña, que según dijo en una ocasión significó «una debilidad» de sus capacidades.
En 2003, Bolsonaro le dijo a una diputada de izquierda, que lo acusaba de incentivar las violaciones, que «no merecería ser violada». Más tarde explicó al diario Zero Hora: «No merecería ser violada porque es muy mala, muy fea».
Cientos de miles de mujeres se manifestaron el 29 de septiembre en varias ciudades, al grito de «Él no» en contra del mandatario.
En 2016, elogió a un torturador de la dictadura brasileña de 1964 a 1985.
También hicieron correr tinta sus declaraciones homofóbicas. En una entrevista con la revista Playboy, en 2011, dijo que preferiría que sus hijos «muriesen en un accidente» a que sean homosexuales.
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Casi un tercio de los brasileños le declararon su voto y sus más ardientes partidarios lo llaman «el mito» y lo ven como un «salvador de la patria».
En un país saturado por los escándalos de corrupción y con altos índices de violencia y desempleo, su discurso «antisistema» encuentró respaldo en las más diversas camadas sociales.
«Bolsonaro surfea en la crisis y se presenta como un outsider contra ‘todo lo que está ahí’. Hace un amalgama de discurso profamilia, religioso y de combate a la violencia y a la corrupción. Las encuestas demuestran el éxito de esa estrategia», opinó en su momento el analista político André César, de la consultora Hold.
Al haberse postulado a través de un partido minoritario, el Partido Social Liberal (PSL), al que se afilió este año, Bolsonaro consiguió deslindar su imagen de los grandes escándalos.
Jair Bolsono promete recuperar la economía de Brasil con recetas neoliberales, aplicar mano dura contra la criminalidad y la corrupción e impulsar una agenda sociocultural conservadora.
Con información de Agencias