De cómo lo haría Teodoro, por Juan Pablo Arocha
@jparocha
Me tocó comenzar a pilotar el barco de TalCual casi al mismo que Teodoro se fue alejando paulatinamente de la redacción. Acompañado de Xabier Coscojuela, y más tarde de Víctor Amaya, debí cursar la mayor parte del último lustro con la mente puesta en “cómo lo haría Teodoro”.
Tuve la dicha de haber entrado en esa oficina muchos años antes como pasante. De descubrir al Teodoro fuera del foco mediático. De recibir su saludo a costa de mi espalda, víctima de su pesada palmada que iba recorriendo la oficina para darnos los buenos días; de escuchar de su voz algunas de sus icónicas hazañas. De que fuera mi jefe. De escribir con la absoluta libertad y responsabilidad que solo he respirado en ese lugar. Y de que –cual padre comprensivo– me diera su bendición cuando mi espíritu quiso ir a explorar otros horizontes.
De él aprendí a ser un jefe que escucha. A que la humildad no se mide en peso político, en intelectualidad ni en la veteranía que otorga la edad. Teodoro te invitaba a su oficina para leerte un Editorial, para oír tus opiniones o para que le sugirieras un título. Valoraba una buena iniciativa de trabajo periodístico y apostaba por él. Reconocía que el poco tacto de su verbo le había traído consecuencias innecesarias en la vida, pero advertía al más joven que veía andando por el mismo sendero que todavía estaba a tiempo de recomponer la marcha.
Teodoro siempre defendió la pluralidad. Siempre procuró que todos los factores tuviesen espacio en las páginas del diario. Nunca impuso preguntas para que los reporteros hicieran, ni censuró algún escrito antes que llegara a rotativas. Protestaba, eso sí, la crítica barata: Su queja era para aquellos reportajes que se aprovecharan de cuestionamientos fáciles sin fundamentos. No aceptaba las injusticias. Y estaba abierto a recibir en su oficina a cualquier persona que llegara, escuchaba sus problemas y, si era necesario, le daba espacio en el periódico para que contara sus preocupaciones.
Teodoro nos enseñó que bajar la guardia o silenciarnos no era una opción. Que si al día siguiente de una derrota el ánimo ciudadano estaba caído, él era el primero que se sacudía el desgano y comenzaba a bregar de nuevo.
Que allí, desde el suelo, se podían comenzar a divisar muchas otras opciones para continuar la lucha. Era parte de la irreverencia… del ir contra corriente
“Nosotros por supuesto no nos vamos a callar. Tendrían que cerrar el periódico, sacarnos del país. Y si cierran el periódico, sacamos otro, pero en todo caso la voz de TalCual no va a ser callada. Nosotros vamos a continuar dando la batalla por la democracia, por la decencia, por la vigencia de un criterio de vida responsable y civil orientada a los mejores intereses de los venezolanos”.
Esta cita de Teodoro, parte de un video que grabó en 2015 para agradecer el haber obtenido el Premio Ortega y Gasset, la tomé como mi hoja de ruta cuando terminé ocupando la subdirección de TalCual. Creo que allí se encierra su tozudez, su persistencia, sus ganas de batallar y echar el resto por lo que creía. Su amor por Venezuela, por la democracia y por la civilidad. Creo que esa es la esencia suya y, a su vez, es la esencia de TalCual.
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Cuando en estos últimos años estuviste más alejado y no podía preguntarte cómo orientar alguna nota o cómo resolver un problema en la oficina, siempre recordé lo que aprendí siendo tu reportero. Me releí esas líneas varias veces… para poder decirme al final: “Resuélvelo así, Juan Pablo, cómo lo haría Teodoro”. Espero haber estado a la altura.
Me quedo con un recuerdo, justo del día cuando nacía el semanario TalCual en 2015. Sabías que la transformación del diario era necesaria, víctima de las limitaciones para comprar papel que mantenía el Gobierno y la crisis económica.
Entendías que era la mejor opción, para no perecer del todo. Pero entraste a la oficina con el ejemplar que todavía destilaba olor a tinta, lo chequeaste… respiraste y preguntaste: “¿Chico, y cuándo crees que podemos volver a salir diariamente?”. Allí estaba tu tozudez, pero también tu ánimo de no dejarse vencer en ninguna batalla
Gracias, Teodoro, por tu confianza y cariño. Espero que pronto le podamos dar una respuesta a esa pregunta tuya. Que TalCual sea web, sea papel y sea el mejor ejemplo de la lucha por la democracia, por la pluralidad, por la libertad y por el periodismo que habla “claro y raspao” en la Venezuela que renacerá.