Talcualeros rinden homenaje a su director Teodoro Petkoff
Haber conocido a Teodoro Petkoff es una gran experiencia para todos y cada uno de las personas que laboramos en TalCual en sus distintas áreas, hay muchas anecdotas, el tropezarnos con el Teodoro apurado por los pasillos, las charlas amenas en la redacción que se convertían en cátedra para los jóvenes periodistas. Fueron muchas cosas las que vivimos en los espacios de este medio, aquí cada uno de los que ya no están y los que estamos todos talcualeros de corazón tenemos algo que contar.
Teodoro Petkoff formó parte de la mejor época de mi vida como periodista, cuando empezaba, cuando me formaba.
Yo no lo conocía y su vozarrón me inspiraba miedo hasta que descubrí, muy rápido, que era un hombre sensible, humilde y cariñoso. Sí, Teodoro era cariñoso incluso cuando daba las palmadas fuertes por la espalda como señal de saludo.
Nunca olvidaré que me llamó “la mujer con los ovarios de acero” porque decidí irme un tiempo a Suriname.
O aquella vez que me pidió hacerle una entrevista a un empresario que comenzaba un proyecto social muy interesante y al terminar la conversación me dijo: “el tipo es guapo, no respondo”. Refiriéndose a la persona que iba a entrevistar.
Ese era Teodoro compinche, amigo, jefe, maestro, y alguien que transmitía mucho respeto.
Herminia Fernández
Gracias, Azucena
Te escribo Azucena, horas después del impacto que nos dejó el fallecimiento de Teodoro. No sabes cuánto pensamos en ti. De tu entrega solidaria, desinteresada y sin descanso como asistente de un hombre valioso. Tú mejor que nadie conociste a ese gran venezolano que el país acaba de perder. Es imposible pensar en Teodoro sin acordarnos de ti, sin mencionar tus atenciones por más de 40 años al dirigente político, al intelectual, al parlamentario y al director de TalCual, porque detrás de cada una de esas facetas que hicieron de Teodoro una personalidad respetable estabas tú, con tu amistad sin límites y tu eficiencia como albacea de sus bienes y discreta de sus acciones. Un gesto que hoy quisiéramos agradecerte públicamente.
Nuestras palabras de condolencias van primero hacia ti. Imaginamos cómo debes sentirte y quiero que los amigos de Teodoro sepan la dimensión de tu calidad humana y de la importancia que tuviste para Teodoro Petkoff.
¡Te queremos!
Elizabeth Araujo y Omar Pineda
Adiós a Teodoro Petkoff. Hoy siento tristeza de no haberlo visto una vez más. Fue mi maestro político. Fue un inmenso honor trabajar junto a él y recorrer todo el pais a su lado. Un gran hombre, gran amigo. Uno de esos seres irrepetibles y que hoy sabemos vivirá para siempre en nuestra memoria. Hoy toca decir adios a un héroe. Una vez, me contó cómo había evolucionado de su pasado ideológico y dejado atrás al comunismo, le pregunté si tambien llegó a creer en Dios. «Digamos que soy agnóstico», me dijo. Su fe estaban en la razón y el amor profundo por Venezuela. Allí será eterno.
Roger Santodomingo
“Gracias por tanto Maestro, nos mostró que era una persona muy dedicada que tenía fijos sus objetivos en la vida con entrega y dedicación . Es una gran pérdida su partida, que Dios le guarde en su gloria.”“Gracias por tanto Maestro, nos mostró que era una persona muy dedicada que tenía fijos sus objetivos en la vida con entrega y dedicación . Es una gran pérdida su partida, que Dios le guarde en su gloria.”
José Ricardo Rivas
Adiós querido Teodoro
Es difícil despedir a un amigo. Sobre todo con quien se comparten ideales y proyectos que trascienden esa amistad. Un amigo que simboliza un momento importante de la historia política de Venezuela y del pensamiento político moderno. Un amigo valiente que supo corregir rumbos, señalar caminos y dejar una estela. Un líder de esos que acompañas sin preguntar mucho con la seguridad de que marcha con honestidad por una ruta de principios y no solo de intereses personales. Romper con el estalinismo y abrazar la democracia, el riesgo del debate y asumir las derrotas con dignidad retratan una personalidad poco común. Gracias por el MAS, por TalCual, por tus libros. Por eso, y muchas otras cosas que no caben en esta nota y, seguramente, están diciendo otros, esa amistad no desaparece ni se olvida. Adiós Teodoro. Seguimos siendo amigos porque seguirás allí, en el ejemplo, la referencia, el gesto. Son huellas imborrables. Un abrazo a familiares y amigos comunes.
Eduardo Orozco.
Teodoro, mi gran Teo que difícil es decir adiós, sólo me queda la satisfacción de haberte dicho siempre el orgullo que fue para mí formar parte de esa gran familia que creaste en Tal Cual. Creo que para todos los que formamos parte siempre será una de las mejores experiencias sin duda!!! Justo la semana pasada hablaba de ti y de que nunca voy a olvidar las palabras de aliento que nos dabas cuando sentíamos que algo estaba mal. Agradezco los regaños y la confianza, todo el aprendizaje que me diste, cuando me dijiste «debes hacer una rayita en la pared y decir me eché la primera». Ese día me dijiste ven a celebrar y deja de llorar y me llevaste al primer partido que vi de la vinotinto… Recuerdo tu carita cuando unos años más tarde, personalmente nos entregaste el cheque de la liquidación por ese cierre obligado de TalCual y dijiste cumplí. Gracias por tanto Teo, y gracias por haber formado parte importante de mi vida. ¡¡¡Buen viaje!!!
Yorimar Ron
Se fue Teo, mi último director en un periódico en Venezuela, quien defendía a sus periodistas y los invitaba diariamente a crecer. Aún recuerdo como en uno de sus editoriales me defendió del alto mando militar llamándolos ratas sin temor alguno o después de una cobertura de un desfile con el difunto Hugo Chávez felicitaron a otro reportero (quien sin escribir ni una línea se quedó callado en la reunión semanal) y Teo me hizo seña de que me callara ante mi indignación y luego en su oficina con su peculiar forma de decir las cosas me señaló : “¿eres reportera o artista? No necesitas de esas vainas sigue como vas en los cuarteles” y fue una de las más importantes lecciones para el ego. Algunos de mis contactos saben la importancia de Teodoro para Venezuela, un político y economista atinadamente prestado al periodismo y el orgullo que muchos tenemos al decir que fuimos del equipo fundador de TalCual junto a él y pese a que ya no estamos siempre tendremos identidad talcualera.
Dubrazka Romero
Muere Teodoro Petkoff Malec a los 86 años. Un gran político, con la honestidad e inteligencia para reconocer el inmenso error que fue la lucha armada en los 60. Escritor valiente y lleno de amor por Venezuela. Gracias Teodoro por tu lucha, por tu paciencia. Gracias por tu ejemplo.
Douglas Gómez Barrueta
Se que si Teo me viera justo ahora, llorando frente al teclado por su partida y lamentando no poder ir a su funeral, me sacudiría con su vozarrón. Puede parecer una tontería, pero siento muchísimo no tener una foto con él, y aunque guardo en mi memoria tantos momentos vitales, no parecen suficientes. Quisiera haberlo visitado antes de irme. Más allá del político y periodista que fue, de su valentía, honestidad, entereza y ejemplo de hombre demócrata que nos deja, y de la falta que hará en esta Venezuela que hoy queda aún más desolada, hoy me siento huérfana. Creo que solo me consuela, saberme hermanada por él, con todos con quienes compartimos la aventura de trabajar juntos en TalCual
Aliana González
Hoy se nos fue Teo, nuestro querido y respetado Teodoro Petkoff, con quien tuve la dicha de trabajar muy de cerca durante 5 años en su Diario TalCual. Aún recuerdo como si fuera ayer cuando Teo llegaba a la redacción del periódico con su característico saludo “¿Qué hubo?” y con su tono de voz tan fuerte que para quien no lo conociera podía resultar aterrador. Teo, hoy dejas un gran vacío en Venezuela y, en especial, en todos aquellos que formamos parte de tu mayor creación: el diario TalCual. Gracias por tantas enseñanzas para todos, por traer a Venezuela el periodismo de verdad, ese que se hace sin miedo, con justicia y en pro del bienestar de todo un país. Descansa en Paz, Teo.
Patty Fuentes Gimón
Muchos venezolanos se salvaron del comunismo gracias al pensamiento, las ideas y el trabajo de Teodoro Petkoff. Político, luchador, periodista, emprendedor, hombre y amigo.
Descansa en paz.
Se despide de ti.
Marisela Castillo Apitz
-Hay hombres excepcionales y luego estamos todos los demás. Yo no fui amigo personal de Teodoro Petkoff, pero sí que transité mi juventud con su presencia en la historia de Venezuela de las últimas décadas del siglo XX y la primera del XXI. También lo vi llegar a la redacción de TalCual muchas tardes. Y ya me no me queda duda: Si Teodoro Petkoff hubiese gobernado este país, tan solo 5 años, el destino de Venezuela sería tan distinto. Solo que los pueblos se equivocan. ¡Claro que se equivocan!
Guillermo Bringas
-Un día de 2007, en los pasillos de TalCual, me topé con Teodoro Petkoff, el director del periódico. Era mi primer día de trabajo en este medio que hace frente al régimen chavista y mi primer acercamiento al diarismo. Me preguntó: «¿Y quién eres tú?». Le respondí con un poco de vergüenza: «La nueva reportera de Cultura». Y, en ese instante, Teodoro, me abrió las puertas al fascinante mundo del periodismo.
Martha Cotoret Guerrero
-La sala de redacción de TalCual, que ahora también alberga en el corazón de cada uno de los periodistas que ahora estamos regados por el mundo, recibe una de las peores noticias que un medio pueda enfrentar: se nos fue nuestro fundador.
“Teo”, a quien cariñosamente todos llamamos, fue tan grande humanamente, que no alcanzan ni alcanzarán las palabras para recordarle. A él, muchos le debemos ser contestatarios, críticos, opositores, empeñados en enfrentar el poder y sus arbitrariedades. A él, muchos le debemos habernos convertido en soñadores de lo justo y de lo bueno. A él, muchos le debemos ser acérrimos defensores de la libertad de expresión. A él, muchos le debemos nuestro inmenso amor por el periodismo.
“Teo” fue más que un político, un ministro, un director, un consejero, una figura pública. “Teo” fue una persona en toda la extensión de la palabra. Capaz de encontrar entre sus miles de ocupaciones, siempre un espacio para una charla, para un amigo secreto, para una entrega de los “Premios Talcualeros”, para una reunión de sindicato (que por cierto él mismo alentó a fundar), o simplemente para lanzarte una mirada de las suyas (tiernas y profundas). Sus ojos decían mucho.
Haber pasado por la redacción de ese medio que él se empeñó en fundar para intentar recuperar el país que cada vez más nos robaba Hugo Chávez, ha sido una de las experiencias más espectaculares de mi vida. Sería mezquino no darle las gracias. Su mayor regalo fue haberme regalado una familia que ahora llora por su partida.
Keilyn Itriago
-Teodoro Petkoff es de esas personas que deberían ser eternas. Quizás muchos conocieron de él la faceta de comunicador, de político, de economista o de intelectual. Pero en los cinco años que estuve trabajando junto a él en TalCual, conocí al hombre detallista, al maestro, al jefe, al amigo y al luchador. Al que solo la muerte lo rindió.
Para mí fue un honor trabajar a su lado. No todos los días puedes estar al lado de uno de los grandes pensadores del siglo XXI o de alguien que hablaba francamente y sin avergonzarse de su pasado. Teodoro hizo de su pequeño sueño de tener un periódico, su verdadero legado.
Siempre franco, un día nos contó en la mitad de la redacción que sus amigos huían cuando él les hablaba sobre las dificultades económicas de TalCual. «Me estoy quedando sin amigos, chico. Todos saben que quiero mantener a flote el periódico». No, Teo, no te quedaste sin amigos. Trascendiste mucho sobre la vida de quienes tuvimos el placer de conocerte.
Todos quienes trabajamos allí nos sentimos parte de una familia, la familia TalCualera. Hoy, lloramos la partida del papá de esa casa, pero estoy segura que sus enseñanzas seguirán con nosotros.
Teo, fuiste y eres grande.
Te quiero
Dayimar Ayala
– 6:30 am se escuchaban los pasos rápidos por el pasillo largo para llegar a la redacción en el edificio donde se fundó TalCual en Boleíta, esas pisadas que venían recargadas de lucha y mucha fuerza, ya sabíamos que era él acompañado de un QUÉ HUBO!!!?
Ese era Teodoro, iba directo a su buró a escribir el editorial con su pluma que decía la verdad sin importar quién fuere.
Por su humildad lo recordaremos los que estuvimos en su equipo como gran amigo que no lo pensaba para sentarse a escuchar los cuentos de cada uno de nosotros y compartir todas las actividades que hacíamos en el periódico, por decir otra más cuándo nos dijo en una reunión — ¿Cuándo piensan hacer un sindicato? Todos se vieron las caras y el sindicato se hizo.
Ese era Petkoff
Descansa en paz gran luchador.
Saúl Uzcátegui
-¡Qué hubooooooooo!
Así es como reconocíamos su llegada a la redacción desde cualquier lugar del periódico.
Siempre atento, controversial, a veces reservado, pero siempre muy dispuesto a escucharnos cuando ocurría algo, Teodoro Petkoff será recordado desde hoy por este legado importante que nos deja en el país y en el periodismo; una herencia que siempre recordaremos como la búsqueda de la libertad.
No muchos tuvieron la oportunidad de compartir con él como lo hicimos nosotros y como lo hice particularmente; así como a esta familia de periodistas y colaboradores que vivíamos para TalCual.
Así que cuando las personas me pregunten quién era Teodoro Petkoff, siempre voy a recordar a nuestro Teo con otra visión que pocos pudieron, como una de los dueños de medios más humano y con sentido de la realidad que nos rodeaba.
Hoy con mucho dolor recibimos la noticia de su fallecimiento y nos toca despedirlo del plano terrenal, pero no de nuestros principios, de lo que nos enseñó y lo que busco que siempre tuviéramos… la verdad.
Otras de las cosas que nos dejó a quienes trabajamos en este diario es seguir los pasos de la polémica, la irreverencia y sobre todo la denuncia, nadie tenía que cambiar su manera de pensar ni lo que se quería criticar cuando algo estaba mal.
Éramos uno de los diarios más pequeños en recursos pero no en la gente que formó tras la dirección de su periódico, muchos de los que estuvimos en esa gran escuela, son hoy de las mejores plumas periodísticas.
Siempre estaré muy orgullosa de ser Talcualera y de haber trabajado de la mano de personas como Teodoro, además de haber compartido con una persona siempre dedicada a su país y buscar la manera de resolver sus problemas.
Lástima que no podrá ver el final de esta tormenta que sigue destruyendo nuestra patria y que nos ha dejado huérfanos de todo, de familia, de amigos, colegas y de país.
Elinor Madero M.
-Hablar de Teodoro Petkoff para mí es hacerlo de una persona que me recibió en su oficina cuando era tesista y le parecía que por mi pinta, estaba en primaria.
Y este gesto siempre me marcó pues siempre tuvo las puertas abiertas para recibir a «muchachitos» en su periódico y allí formarlos hasta convertirlos en grandes periodistas. Así TalCual ha sido durante muchos años cantera. Cantera y hogar de tantas buenas firmas.
Desde esa tribuna irreverente que es TalCual, Teodoro y su equipo se empeñaron en mostrar los desmanes del régimen. Y guapearon siempre, aguantando con dignidad los más bajos ataques que le propinaron.
Y hoy que el cuerpo de Teodoro nos deja, es buen momento para recordar que él forma parte de las mentes más brillantes y democráticas del país.
Solo lamento que no haya podido ver en vida el fin de este régimen de terror que con tanta lucidez y fiereza combatió.
Adiós Teo. Gracias por tanto.
Mate González Jaime
-Teo, nuestro gran aliado Un cielo lluvioso y gris nos acompaña lejos del país que hoy ha perdido a uno de los más importantes intelectuales. Teodoro Petkoff ha sido –y seguirá siéndolo– un referente político y cultural de la Venezuela que hoy sucumbe bajo una dictadura criminal. Teodoro o simplemente Teodoro, como una vez me dijo cuando le conocí, en una aventura de entrevistadora en mis años de estudiante de periodismo, fue un amigo antes que nada. Después aparecía el dirigente político, el intelectual que igual hablaba de economía como de cine; el hombre que dominaba cuatro idiomas y que encendió en los 60 el paraíso comunista de la URSS con su libro Checoeslovaquia, el socialismo como problema.
A ese Teodoro que luego traté como dirigente del MAS y más tarde como director de TalCual le debo mi agradecimiento por haberme escuchado y haber sido parte de su proyecto editorial al cual le daba aliento cada mañana temprano con su energía y el saludo marcado por el cariño.
Venezolanos como Teodoro hacen falta hoy pero su ciclo vital nos las están quitando. Tal vez sea esta otra de las desgracias que azotan hoy a Venezuela.
Elizabeth Araujo
-Teodoro fue un maestro en muchos aspectos. Desmenuzó la realidad política como nadie y creó un medio de análisis político agudo y atípico en Venezuela como fue TalCual. Con él decenas de periodistas aprendimos a analizar la realidad política de nuestro país y a darle mayor profundidad a nuestras notas. Fue una luz en momentos en los que la política parece estar extraviada en Venezuela y en muchas partes del mundo. Es una gran pérdida para un país que requiere de personas de su integridad intelectual y moral.
Carlos Crespo
-Ser parte de TalCual y conocer a Teodoro por momentos era subrealista… Todavía recuerdo lo emocionada y asustada que me sentía al hacer portadas con él a mi lado (mientras se comía una arepa), daba cátedra de cualquier tema, sobre todo de buena gente! De buen periodista! Muchas, muchas gracias, Teo!
Elsy Torres
-El raudo Teodoro
Era una guardia de domingo. El cierre de TalCual se había retrasado porque, para variar, Chávez habló más que de costumbre en su Aló, Presidente. Yo estaba a cargo de cerrar el periódico, para ese entonces era parte del equipo de diagramación y diseño. Teodoro Petkoff o Teo, como le decíamos por cariño, llegó al área de diseño, un espacio separado de la redacción, y entre los dos terminamos de cerrar. Teo tenía por costumbre llegar al “cuarto” de diseño a leer las páginas del periódico que ya se habían montado y darle una última hojeada a su editorial. Ya eran cerca de las 7:30 pm cuando enviamos la última página a la imprenta.
Teo me preguntó cómo me iba a mi casa y respondí que en transporte público. Sin preguntar dónde vivía, me dijo que me llevaba. Yo sabía que llevarme implicaba que fuera para el lado opuesto de su destino. A él no le importó. “Gordita, yo te llevo, coño”, dijo con su voz fuerte.
Apenas me monté en un su carro, entendí todas las anécdotas de quienes alguna vez estuvieron de copiloto. Arrancó veloz ¡bruuuuum! y así fue el ritmo del viaje hasta mi casa. Mientras íbamos por la Cota Mil me preguntó: ¿Gordita, por qué no te pasas para el cuarto de al lado? Yo creo que podrías hacerlo bien allá. Con eso me quería decir que dejara diseño y me uniera al equipo de redacción del diario. Yo no respondí, estaba pendiente de lo cerca que estaba Teo del carro de adelante. Al tiempo lo hice, y creo que Teo nunca supo que sus palabras ese día cambiaron mi destino profesional.
Al llegar a mi casa entendí que las bromas sobre ser el copiloto de Teo no eran exageraciones, usualmente él reía también. Teo fue un huracán. Iba muy rápido, no solo mientras conducía, y los venezolanos no supimos entender la sensatez y honestidad que él representó.
El raudo Teo se pudo escapar de otras dictaduras, pero no de esta. Esa es otra de las cuentas pendientes que tiene el poder con el país.
Jessica Carrillo Mazzali
-Teodoro para mí más que un jefe fue un gran amigo, durante los años que estuvo con nosotros en TalCual demostró ser un profesional íntegro y comprometido con su trabajo e ideales, como persona, fue noble y muy humano ante todo… primero éramos nosotros sus trabajadores….. Nadie creo que pueda reemplazarlo nunca.
Carlos Quintana
–¡Hola Teodoro!
A un joven de 23 años, recién graduado de periodista de la Santa María, parecía retador empezar a trabajar con un hombre controversial y extrañamente carismático, por esa suerte de simpatía y temperamento que venía empaquetada con forma de bigotes, cabello liso y una voz fuerte, ¡bien fuerte! Este sujeto parecía recreado por la ficción: exguerrillero, excomunista, economista (además cum laude), militante de izquierda.
Personalidad pública, hombre de medios que aportó al oficio su intuición política, originando una corriente conocida como Periodismo de autor, que rápidamente empezó a identificar las firmas de los más jóvenes y talentosos periodistas y trabajadores de la prensa, en comunión de las canas de un hombre que se equivocó, reconoció y dijo con franqueza: “Sólo los estúpidos no cambian de opinión”, para admitir, el fracaso de la ideología que tanto defendió.
Ese es Teodoro Petkoff, el que saludaba con su peculiar “¿qué hubo?” (como lo recuerda e imita bien el pana Tony Cittadino) a una entusiasta redacción que lo veía caminar por los cálidos pasillos del diario TalCual. Estrechos, pequeñitos, sin tanto lujo, sin tanta cosa, pero cargada de una magia que lleva a aquel joven de 23 años (que ahora tiene 31 y redacta estas líneas) a describir su proyecto como una de los más grandiosos aportes al Periodismo, donde fuimos felices y sí lo sabíamos, porque conocimos, vivimos y comunicamos los valores de la democracia; en el más modesto pero cálido espacio, entre puras pentium 4, el tibio café con leche de Iris, la sonrisa de Daysi en la recepción y el afecto por personas que primero fueron compañeros, después amigos y desde hace mucho, ya familia.
Talcualeros es el nombre que nos define. Teodoro abandonó ahora este plano, que lo coloca a otro nivel, con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y errores. De seguro allá arriba ya lo esperan la negra Alicia, el gordo Héctor y el tierno Kees -unos queridos talcualeros que se le adelantaron- y seguro lo reciben papel en mano (porque en el cielo sí hay papel) con la mejor primera plana de su vida, con un titular a full color escrito por todos que dice (porque no nos gustan las despedidas): ¡Hola Teo!
Daniel Palacios Ybarra
-¡Hola, Teo!
Hoy los talcualeros y muchos venezolanos andamos con el corazón arrugado porque partiste y aunque es algo natural, los seres humanos no nos acostumbramos a despedir a quienes queremos. Te voy a ser sincera, yo te imagino testarudo diciéndonos que no estemos tristes, con ese carácter fuerte que tenías y con esa voz enérgica que te caracterizaba.
Hoy ha sido un día para recordar tu legado en el periodismo y en la política. En los grupos de WhatsApp salieron unas cuantas fotos contigo, anécdotas divertidas e históricas y hasta un voice note con llantos de dolor que me partió el alma.
Recordamos tu lucha, tu ímpetu, tu coherencia y tu congruencia. Recordamos los días en esa sala de redacción, en donde podíamos ser nosotros mismos, en donde jamás limitaste nuestra creatividad y donde siempre respetaste nuestras ideas. Gracias a ti eso era y es TalCual, un medio de comunicación que fungió como escuela para muchos y que sigue dando la batalla en estas horas tan difíciles que vive el país.
Recordamos también tus editoriales contestatarios, tu poca sutiliza al volante, tus palmadas bruscas en la espalda al saludar y tu: ¿Qué hubo?, tu fe en Los Tiburones de La Guaira (este es el año, Teo). Y se nos fue el día pensando en ti.
El Gabo dijo que tú no le tenías miedo al tiempo. “Y eso es tal vez lo que mejor define su vida: le alcanzará para todo”, dijo. Y no sé si para todo, Teo, pero al menos para dejar huellas imborrables en el corazón de tus amigos, para dejar como enseñanza que más allá de las ideologías, debemos revisar lo que es correcto para la gente y no tener miedo de decir las cosas, de alzar la voz. Teo, verás a una Venezuela libre, democrática y próspera, desde donde estás, no importa cuándo, yo sé que la verás. Gracias, maestro…
Jessi Freitez Guedez
–Teodoro: Nobleza, dar, solidaridad. Otra mirada.
Al hablar de Teodoro Petkoff sin duda hay que acercarse a la intelectualidad, profundidad e inteligencia. Muchos seguro lo recordarán por su talante, fuerte voz y carácter. Sin embargo, para los que le tuvimos de cerca, hay muchas otras miradas que nos muestran más sus bondades humanas. El economista brillante, suma cumlaude, exgerrillero, el político lúcido y aguerrido, son solo algunos de sus perfiles.
Su forma de teclear era tan firme como su ímpetu. Y, sin embargo, igual de fuerte que su sencillez y valores humanos. ¡Claro y Raspao!
Una Navidad llegó Teodoro a la oficina con un chutney de mango en una de sus manos. Y, luego de saludarnos a todos con su respectiva palmada fuerte en la espalda, me la entregó: «¿te gusta esto?”. Yo, la pasante, con tres meses en el periódico no lo podía creer. Era un detalle, de una de esas cestas que le llegaban en Navidad y que él repartía entre los trabajadores de la oficina. Para mí, novata en el periodismo, era la prueba de que ese hombre de verbo duro, de imagen fuerte, era sobre todo una persona sensible. Noble. Capaz siempre de dar.
Pero el verdadero obsequio que Teodoro nos regaló fue la confianza. Años más tarde, Juan Pablo y yo tuvimos una idea. Creíamos viable la idea de hacer unos foros bajo la firma, imagen y calidad del periódico. No solo nos apoyó, creyó en nosotros. Eso sí, nos dijo que debíamos hacer todo el trabajo, logístico estratégico, él sólo nos prestaría el nombre del periódico si prometíamos trabajar a la altura de ese nombre. Para nuestra sorpresa siempre fue mas allá, él presentó y abrió los dos foros que realizamos. Estuvo con nosotros. Al final nos regaló confianza, firmeza, solidaridad y bondad en una sola persona.
En el periódico, tras varios años de cercanía, tuvimos la oportunidad de conocer con su ejemplo, la inteligencia, la humildad, la nobleza y la integridad. Nunca se nos dijo de qué escribir o de quién no hacerlo. Así que aprendimos de periodismo y de valores en un mismo lugar, de la mano definitivamente de un Grande. Gracias Jefe por tanto.
Kenna Narváez
-Tuve la fortuna de trabajar con uno de los políticos más sensatos que haya existido en este país (y mejor ser humano). Al Sr. Teodoro (creo que soy la única venezolana que siempre se refirió a él como el señor Teodoro) le agradezco el haberme enseñado la importancia del periodismo en momentos como los que vive Venezuela y el hacerme entender que nunca es tarde para cambiar de idea, «que sólo los estúpidos no cambian de opinión», como citó varias veces a Locke.
Valentina Rodríguez
Que hubo Adri!!! Luego ese saludo venía acompañado de una palmada en el hombro, que casi siempre te quedaba doliendo. Teodoro o Teo como le decíamos en TalCual nunca fue esa persona lejana a sus empleados, siempre fue un gran líder del cual aprendí tanto, suena repetido pero es cierto, me dio la oportunidad de coordinar la parte gráfica del diario que siempre sobresalió a todos los periódicos nacionales, yo muy asustada acepté y comencé a participar todas las mañanas en las lecturas de El Editorial y decidir que nos ocurría para ilustrarlo, siempre que terminaba de leerlo me decía “que se te ocurre Adri” con esa voz fuerte que intimidaba a cualquiera y aunque muchas veces capaz mis ideas no fueron las mejores el nunca las desaprobó, y al día siguiente si le gustaba mucho como había quedado me decía “coño Adri, quedó del carajo”. También recuerdo una vez que veníamos de la Cadena Capriles de ver las pruebas del periódico dominical y me pregunto a qué equipo le iba, y yo muy orgullosa le conteste a los Leones del Caracas y se sonrío, y luego le dije pero mi mamá si es de los Tiburones de La Guaira, a lo que me contestó con mucha picardía “entonces me le mandas saludos a tu mamá que si sabe de béisbol”.
Ese era Teo el que siempre te saludaba cariñosamente, del quien siempre aprendias, hasta contaba chiste y era fascinante escuchar sus anécdotas, gracias Teo!!! Gracias por todo y que en el cielo sigas tan “Claro y Raspao” Te queremos.
Adriana Pérez Gerardino