Aquí todo el mundo está enratonado, por Miro Popic
Termina el año y podemos decir que, aquí, todo el mundo está enratonado. Haya o no haya bebido. Porque el que no tiene ratón por haber bebido en exceso, lo debe tener por razones éticas en eso que llamamos ratón moral.
Los registros de ratón como sinónimo de resaca no son muy antiguos, nacen a comienzos del siglo XX, especialmente en escritos periodísticos de la época. Job Pim, seudónimo de Francisco Pimentel Agostini (1889-1942), uno de los más grandes poetas humorísticos de su época, trató en diversas oportunidades el tema, donde lo describía como “violenta jaqueca, constantes náuseas, aliento ofensivo, angustia nerviosa y sed devoradora”.
El médico Manuel Antonio Diez, quien además de vicepresidente durante el período de Joaquín Crespo, escribió una serie de comedias, tiene unos versos de 1911 en los que dice que “el que bebe demasiado / amanece enratonado”. El prolífico Rafael Michelena Fortoul (1987-1933), más conocido por el seudónimo de Chicharrita, periodista y escritor de comienzos del siglo XX, tiene innumerables menciones a todo lo que tiene que ver con el licor y sus consecuencias.
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En el suplemento dominical Séptimo Día, del 24 de enero de 1982, de El Nacional, hasta se publicó un Manual del ratón, firmado por M. Andreis, siguiendo ya una larga tradición impuestas por otros escritores en el mismos periódico, como Aníbal Nazoa, firmando como Matías Carrasco, quien afirmaba que se trata de “ratones como los que inspiraron ‘El Cuervo’ de Edgar Allan Poe”. O el escrito El ratón asesino de los lunes, del Suplemento Dominical del 27 de enero de 1957, donde se plantea “Es prohibida, entonces, la embriaguez dominical? – me pregunta alguien. Y yo, respetuoso del albedrío ajeno, en estos menesteres, cuando menos, informo: – El saldo de las estadísticas es concluyente.
El ‘ratón’ de los lunes, amigo, es un ‘ratón’ que mata gente”.
Rosenblat afirma que la expresión ratón es exclusividad venezolana, pero que la palabra enratonado la ha encontrado en el norte de España y cita un escrito de Federico García Lorca, El Lenguaje popular en la Montañas de Santander, donde aparece enratonarse, para referirse al que está ronco o afónico como consecuencia de una borrachera. Es categórico al afirmar que “cuando la ronquera no tiene ese origen, nunca se dice que uno está enratonado”. También registra la palabra enratonáu en Asturias, con el mismo valor que en Venezuela.
La conclusión de Rosenblat es que “entre nosotros la aplicación al hombre ha tomado una amplitud que no tenía en la patria de origen, donde parece que se está olvidando. Una amplitud tal que, de estar enratonado, ha salido posteriormente el ratón (tener un ratón), lo cual ha dado al uso su carácter gráfico y su extraordinaria vitalidad”. Solo por curiosidad, vale la pena anotar que en alemán al ratón lo llaman kater, es decir, gato.
¿Y cómo se saca uno el ratón? No hay remedio universal contra la resaca, pero los más recalcitrantes de la bebida insisten en que si un clavo saca a otro clavo, o un palo saca otro palo, la mejor solución es un par de tragos para desenratonarse, justificación suficiente para ingerir una pequeña cantidad de alcohol y contrarrestar el malestar que sigue a la borrachera, sin mayores deferencias a posteriores cuestionamientos de conciencia que se definen como resaca metafísica, eso que en jerga etílica venezolana se conoce como ratón moral, esa extraña sensación donde se mezclan aspectos morales, sicológicos o emocionales para la que no existen remedios mágicos como afrontar el miedo, la angustia, la tristeza que se siente cuando se ha bebido en exceso.
Pena, arrepentimiento, pesar, etc., todas estas palabras juntas no logran comunicar el verdadero sentido del ratón moral que nos invade cuando hacemos cosas indebidas bajo efectos de la embriaguez, sobre todo porque la mayoría de las veces involucran a otras personas. Es más fácil curar una resaca física que una resaca metafísica para enfrentar con valentía una acción equivocada por culpa de la ingesta desproporcionada de alcohol.
Como decía Carlos Eduardo Misle, en Feriado, del 31 de diciembre de 1980, de El Nacional, “todo el que diga que nunca ha tenido un ratón moral, no es un ser humano”.
¡Feliz 2019 y que pase lo que tenga que pasar!