Iris duda de Giordani, por Sebastián Boccanegra
Para ser una carta suscrita por Iris Varela es muy respetuosa en su trato hacia el ex ministro Jorge Giordani. Sorprende en ella tanta moderación. Por supuesto que le lanza algunas invectivas, pero ni parece una carta de la llamada Fosforito. La misiva le reprocha al exjefe de Planificación de Hugo Chávez las críticas que ha venido formulando al gobierno de Nicolás Maduro. Le recuerda su pasantía por la revolución y le dice que es muy «fácil ser revolucionario al lado de Chávez y con boyantes ingresos petroleros», de lo que se puede deducir que es todo lo contrario ser revolucionario al lado de Maduro y con el precio del barril petrolero acercándose al subsuelo. Luego enumera las bondades que según ella la «revolución» le ha dado al país. Uno no puede dudar de la sinceridad con que están escritas y eso es precisamente lo preocupante.
Según ese balance este país no tiene nada que envidiarle al más desarrollado de los países del mundo.
Esos boyantes ingresos petroleros fueron invertidos en el desarrollo social y de infraestructura del país.
Luego de leer esto nos preguntamos dónde vive la ministra de prisiones, porque la realidad dista mucho de ese paraíso idílico que describe su carta. Culmina su escrito diciendo que los verdaderos revolucionarios se conocen en esta etapa. No es difícil entender qué define al verdadero revolucionario según Varela. Es el que calla ante los errores y corruptelas, asiente ante las tropelías y acata todas las órdenes que el cogollo gobernante o el líder imponga. Es el que confunde la lealtad con complicidad y obsecuencia. Es cierto también que Giordani durante muchos años fue de este tipo de revolucionarios, pues bastantes irregularidades y entuertos alcahueteó.
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