Isaías descubrió el agua tibia, por Simón Boccanegra

El inefable -excúsenme el lugar común, pero no hay otro para aplicárselo al interfecto- Isaías Rodríguez declaró en estos días que la supresión del «debido proceso» durante los estados de excepción no puede ser. Por supuesto que el poeta tiene razón. Eso de suprimir los derechos más elementales, como por ejemplo, el ser juzgado por sus jueces naturales, garantizando la defensa y el conocimiento de los hechos de que se acusa a un detenido durante el estado de excepción, sin torturarlo ni incomunicarlo, que es lo que configura el «debido proceso», sólo se le puede ocurrir a la derecha fascista y a la izquierda staliniana –que en el fondo vienen a ser una y la misma cosa. Pero Isaías no es un mero analista político. Es el Fiscal de la República. El garante de la legalidad de los actos del poder público. Si fuera otra clase de persona habría anunciado alguna acción para bloquear tan siniestro artículo 337. Pero no. Se limitó a consignar su opinión y después, cuando Jorge Rodríguez lo regañó, echó atrás. Sin embargo, no deja de tener alguna significación que hasta Isaías Rodríguez haya percibido la monstruosidad que se quiere cometer (así después se haya desdicho); sin embargo, el cargo que ejerce lo obligaba a bastante más que a un comentario volandero. Pero, se rajó.