La arrogancia del poder y sus debilidades, por Simón Boccanegra

La prepotencia y la falta de tacto de la política exterior chavista han conducido al gobierno a dos traspiés consecutivos. Frente a una Colombia que durante años hizo el trabajo de lobbypara su candidato al BID –finalmente ganó de manera cómoda–, el gobierno venezolano lanzó a última hora y precipitadamente la candidatura del ex ministro José Rojas –quien incomprensiblemente se prestó para esa jugada sin destino–. Rojas ni siquiera llegó al final, debiendo retirarse vista la nula aceptación que inevitablemente habría de tener una candidatura no trabajada previamente.
Seguro que Chávez contaba con los votos de los países caribeños y peló bola. No se puede hacer diplomacia a los realazos.También la peló en la reunión de los Estados del Caribe que hoy se dan cita en Panamá y a la cual el Presidente, molesto, decidió a última hora no asistir, para «castigarlos», privándolos de su verborreica presencia. Nuevamente, una diplomacia torpe provocó el revés. Contando con la palanca petrolera, creyó el gobierno que podría lograr apoyo para una resolución que incluyera un reconocimiento a esa fantasmagoría llamada ALBA. Se equivocó nuevamente porque esos países serán pequeños y comprensiblemente aceptan un acuerdo petrolero que les facilita el crudo en condiciones económicamente ventajosas pero, por lo visto, no están dispuestos a dejarse arrebatar por el carromato político chavista. Un acuerdo económico que el gobierno pretenda condicionar políticamente con tanta torpeza y arrogancia, puede terminar en un fiasco.