La banca venezolana llega al nivel más bajo de su capacidad para otorgar créditos
La cartera de créditos muestra un incremento en 2022, pero hasta ahora los montos resultan insuficientes para dinamizar a los sectores productivos. Mientras, Nicolás Maduro exige a la banca entregar «prestamos en dólares» a proyectos turísticos, a pesar de que las normativas limitan el otorgamiento de recursos en moneda extranjera
La banca pública y privada en Venezuela muestra en 2022 una rentabilidad positiva en línea con el rebote de la economía venezolana. Sus principales indicadores como la cartera de crédito y las captaciones aumentaron, aunque su intermediación crediticia es la más baja de toda su historia y el tamaño del sector es similar a la de un banco pequeño en Centroamérica.
Mientras, la administración de Nicolás Maduro exige a la banca aumentar los préstamos en bolívares y «en dólares» a las áreas prioritarias de la economía, cuando conoce muy bien que el sector cuenta con pocos recursos para prestar debido al encaje legal que debe cumplir al Banco Central de Venezuela (BCV).
Luego de varios años de caída, el sector de las instituciones financieras y seguros pasó de una variación negativa de 3% en 2021 a un resultado positivo de 4,4% en 2022, de acuerdo a cálculos de la consultora Ecoanalítica. Esto en un estimado de 9% para la economía en general para el período.
Ecoanalítica prevé que el crecimiento del sector para 2023 sea de 4,2%; un resultado que no tenía la banca desde hace más de 10 años.
Cifras de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban) señalan que al cierre de octubre, la cartera de créditos del sector finalizó en Bs. 5.768 millones para un incremento de 14,34% en comparación con septiembre.
En la composición de esta cartera, los créditos comerciales y agrícolas constituyen 87,03% del total. Asimismo, se destaca la expansión intermensual reflejada en el saldo de las carteras de 14,20% y 15,09% respectivamente.
Este aumento «está directamente relacionado con la emisión de la Circular sobre la Cartera Productiva Única Nacional para cada mes, en la que se establece un porcentaje de cumplimiento mínimo obligatorio del 25% de la cartera bruta al trimestre inmediato anterior; así como, el impulso a los emprendedores mediante la flexibilización de los requisitos a las personas naturales», indicó la Sudeban en su reporte.
Con relación con las captaciones del público al 31 de octubre de 2022, estas finalizaron en Bs. 27.039 millones para un alza de 16,01% en comparación con septiembre. Se destaca que los depósitos a la vista representan 90,66% del saldo de las captaciones, los cuales incluyen los depósitos en moneda extranjera, que son valorados por las entidades bancarias mensualmente al tipo de cambio publicado por el BCV.
Un dato relevante lo constituye la intermediación crediticia (cartera de créditos entre las captaciones del público) que en octubre culminó en 21,33%, convirtiéndose en el porcentaje más bajo de la banca venezolana. Esto significa que por cada 100 bolívares captados se otorgan 21,33 bolívares en financiamiento a diversas actividades, «ratio inferior en 0,31 puntos porcentuales al obtenido al mes previo cuando se ubicó en 21,64%», según indicó la propia Sudeban.
«El porcentaje de intermediación financiera es muy bajo, la banca ya alcanzó niveles de piso histórico en el otorgamiento de créditos. Ni siquiera en el paro petrolero de 2002 y 2003 fue tan baja. El porcentaje promedio de los últimos 30 años fue de 55% y 65%; así como el crédito bancario representaba más de 50% de los activos de la banca y hoy no llega ni al 10%. Todo está representado en disponibilidades del encaje legal, esto es un absurdo», ratificó Leonardo Buniak, un economista que le ha llevado el pulso al sistema bancario venezolano.
Sostuvo que la manera en que los bancos locales puedan incrementar los créditos es que se disminuya el encaje legal y eso depende de la voluntad política del Ejecutivo, ya que «no se puede entregar un dinero que está represado en el BCV. Los bancos tienen además problemas para cumplir con el encaje porque no disponen de dinero suficiente, tienen problemas de déficit de encaje y es por ello que se deben prestar entre sí con unas altísimas tasas de interés. Es prioritario que el encaje baje a menos 40% para que se reactiven los préstamos».
Uno de los factores que los industriales agrupados en Conindustria han señalado impiden el crecimiento del sector es precisamente la falta de financiamiento. De acuerdo con la Encuesta de Coyuntura Industrial del tercer trimestre presentado recientemente, 78% de los empresarios dijo que tuvo poco acceso al crédito.
«Aún es insuficiente los préstamos que se están otorgando. Es necesario apalancar nuestro crecimiento y necesitamos dinamizar también el consumo con créditos directos a la gente», dijo Luigi Pisella, presidente de Conindustria al presentar los resultados de la encuesta.
Buniak destacó -además- que el monto de la cartera de crédito sigue siendo muy pequeña en comparación a la de otros países de América Latina. «Hasta el crédito personal no existe. El préstamo al consumo murió en el país, llegó a representar 25% de toda la cartera de crédito y hoy muy pocos tienen tarjeta de crédito. No hay créditos para la compra de vehículos o para la compra de línea blanca. Venezuela es el único país del planeta, quizás a excepción de Cuba, que no tiene crédito bancario. Una economía no se concibe si no hay crédito bancario, ya lo vimos con la contracción de la actividad económica».
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Los créditos en «dólares»
El gobernante Nicolás Maduro exigió recientemente a la banca entregar préstamos en dólares a áreas prioritarias para la economía como el turismo, lo que generó expectativas y dudas en la población.
«Presidentes de bancos privados, suelten la platica. Para que la platica que llegue en dólares, euros o yuanes funcione para recuperar hoteles y se paguen», exhortó Maduro el pasado 29 de noviembre desde el estado Anzoátegui.
Solicitó «reactivar» la cartera de inversiones de la banca pública y privada, una medida que -según dijo- contempla la ampliación de créditos en moneda nacional e internacional. Puede decirse que la palabra reactivar no es la más adecuada en este caso, puesto que las entidades financieras venezolanas siempre han entregado créditos en bolívares.
¿Entrará también el sistema bancario en el área gris en el cual el gobierno permite lo prohibido por las leyes? ¿Se permitirá que el proceso de dolarización de facto que se instauró en el país llegue a los créditos?
El economista Leonardo Vera explicó que en Venezuela el crédito sigue siendo en bolívares y la figura que ha utilizado más la banca en el último año es la de créditos indexados, es decir, los recursos se otorgan en bolívares y después el cliente debe devolver el préstamo de acuerdo a la tasa de cambio oficial más alta que exista en el mercado cambiario para el momento.
«Hasta ahora la banca no otorga créditos en dólares. Hay unas operaciones off shore para ciertas empresas corporativas, sin embargo, se está usando más la figura de los créditos indexados, que por cierto ha generado muchos problemas a las empresas las cuales muchas de ellas lo están rechazando de plano debido a que todo el riesgo cambiario lo está asumiendo el cliente del banco», dijo.
Recordó Vera que la Sudeban dio a la banca una autorización en febrero de 2022 que establece el uso de 10% de las captaciones en dólares para los préstamos, pero que los mismos deben ser dados en bolívares. «Esta medida de prestar 10% de las captaciones en divisas se tomó cuando liberaron el encaje de 93% a 73% en febrero. Sin embargo, estos son préstamos en bolívares no en moneda extranjera propiamente».
Leonardo Buniak -por su parte- indicó que la cartera de créditos comerciales indexados tuvo un crecimiento significativo de 98% en el año, cuyo monto valorado al tipo de cambio oficial pasó de $321 millones a $530 millones. «No obstante, es un crecimiento que no eleva para nada la intermediación crediticia porque está concentrado en el sector corporativo y no al resto de los sectores productivos del país».
Coincidió en que con este tipo de financiamiento el riesgo cambiario «es enorme», ya que para pagar el crédito se necesitará un capital mucho mayor dada la velocidad con que aumenta el tipo de cambio en el país. «El riesgo cambiario lo asume el cliente, pero el riesgo de morosidad o de impago lo asume la banca».
A su juicio, la exigencia gubernamental no es más que «una retórica política», ya que es muy difícil que la entrega de préstamos en dólares se pueda materializar, por lo que la banca requiere en primer lugar una autorización para ello, algo que no ha ocurrido.
«Es malo crear este tipo de expectativas porque luego no se van a cumplir. Cómo decir que suelten ´la platica´ cuando saben que 50% de los depósitos del público están concentrados en la banca pública y que los niveles de intermediación financiera de los propios bancos estatales están en el piso, es decir, entre 8% y 10%», resaltó Buniak.
Recordó que existe una resolución del BCV que claramente expresa que los bancos universales y comerciales no están autorizados para entregar créditos en moneda extranjera. «Sin embargo, la realidad es que Venezuela debiera tener una cámara de compensación en moneda extranjera que permita además de captar dólares a través de las cuentas de libre convertibilidad o cuentas custodias, hacer operaciones con terceros, algo que existe en todos los países del planeta y que luego haya la posibilidad de entregar préstamos en divisas».