La coba del siglo: el puente-túnel, por Teodoro Petkoff
Las vainas de El Gran Charlatán dejan como un niño de pecho a Idi Amin Dada. Para que no me entiendan mal, lo digo por lo estrambótico que suele ser en no pocas ocasiones y no por lo que ustedes pensaron. Fíjense en esto. En 2006, como parte de su campaña electoral en el Zulia, ofreció la construcción del segundo puente del Lago de Maracaibo, que denominó «puentetúnel», porque una mitad de la obra iba por arriba y otra por debajo de las aguas.
En una de sus típicas ceremonias bombásticas, colocó la primera piedra. Hasta el sol de hoy. Allí está, llena de monte, desde hace dos años, la primera y única piedra. Como tantas veces, olvidó el asunto porque, en definitiva, bien sabía que todo era pura coba. Pero ahora volvió con el tema.
Sin embargo, como ya no puede haber una segunda «primera piedra», alguno de los jalabolas de la corte inventó colocar la «primera boya», es decir, en algún lugar del lago, una boya que marcará el punto donde el puente se transforma en túnel. La idea es que, desde la «primera boya» hasta la orilla, sea colocada también una cadena de boyas más pequeñas, que señalarían la ruta que supuestamente va a seguir la parte subterránea de la gran obra.
Al hombre, por supuesto, la idea le pareció genial, de modo que cuando su nueva «misión», la de meter preso a Manuel Rosales, le deje un ratico libre, lo veremos, sin duda, en traje de baño o enfundado en traje de submarinista, plantando la «primera boya».
Para la próxima campaña electoral no nos extrañe que prometa a los zulianos cambiar el clima de la calurosa región, y hasta ponerle cuatro estaciones, o aprovechar el relámpago del Catatumbo para crear una planta eléctrica que resuelva el problema de los apagones heredado, nos dirá por milésima vez, de la Cuarta República-. Quien no lo conozca que lo compre.
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