La Cumbre de Trinidad, por Simón Boccanegra
¿Qué cabría esperar de la Cumbre de Trinidad? Tal vez no mucho, más allá de la retórica propia de ese tipo de encuentros. Pero, quizás, por algunos indicios recientes, no sería excesivamente optimista abrigar la esperanza de que desde Washington pudiera inaugurarse una nueva época en las relaciones entre ambas partes del continente. Hay que subrayar la responsabilidad del gobierno gringo porque la iniciativa correspondería, por mera acción de la fuerza de gravedad, al gigante del Norte, amén de que ha sido suya la mayor parte de la culpa en los desencuentros que se han producido entre Estados Unidos y Latino América-Caribe que, lejos de Dios, está demasiado cerca de su poderoso vecino. Los pasos que se vienen dando en el Congreso yanqui para aliviar el bloqueo hacia Cuba; la admisión por Hillary Clinton, por primera vez en la historia, de la enorme responsabilidad de su país en la gravísima tragedia del tráfico mundial de drogas y, en particular, lo que de ella afecta a México; la participación del vicepresidente Biden en la reunión de Santiago (que tanto le sacó la piedra a Chacumbele) y su posterior meeting con los presidentes centroamericanos, incluyendo a Funes; son orientaciones en el sentido correcto.
En Trinidad, no sólo el de Chávez sino algunos otros gobiernos, entre ellos el de Brasil, plantearán lo de la reincorporación de Cuba a la OEA. No es el escenario para resolverlo, pero una actitud «comprensiva» de Obama podría contribuir a que en la OEA la discusión no encuentre demasiados tropiezos. La OEA, como la ONU, no prejuzga sobre la naturaleza de los gobiernos que la integran y mejor es tener a Cuba adentro que afuera, incluso, si como pretenden algunos, desde la perspectiva de contribuir a una relativa mejoría de sus indicadores políticos.
En todo caso, habida cuenta de que la «obamanía» está todavía viva, no pareciera que Trinidad vaya a ser una caja de resonancia especial para la estridencia habitual de nuestro presidente. La tónica de Latino América-Caribe muy probablemente la marque Lula.