Escasez de hipertensivos, un ataque directo al corazón (I)
1 de cada 3 venezolanos adultos es hipertenso, lo que deja en evidencia la gravedad de la falta de fármacos para esta patología o los altos costos, que se vuelven inaccesibles para los ciudadanos
De acuerdo con las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, la hipertensión arterial sigue encabezando la lista de las enfermedades más extendidas en el mundo: más de 1.600 millones de personas, cerca de 26% de la población mundial, padece de este mal, principal causante de las afecciones cardiológicas y, en consecuencia, responsable de la mayor cantidad de muertes en todo el planeta.
Venezuela no escapa a esas estadísticas, y aproximadamente 36% de la población adulta del país (es decir, más de 11 millones de personas) sufre de hipertensión arterial, esto de acuerdo al Estudio Venezolano de Salud Cardiometabólica (Evescam) realizado por la Sociedad Venezolana de Medicina Interna entre 2014 y 2017 entre personas mayores de 20 año en 23 ciudades del país.
Si la situación es de por sí preocupante, la crisis económica y social que vive el país la ha potenciado. De acuerdo a los balances ofrecidos por el director de la Coalición de Organizaciones por el derecho a la Salud y la Vida (Codevida), la escasez de medicamentos para tratar la hipertensión alcanza el 90% para este 2018; cifra que se asemeja a los datos arrojados en un estudio realizado por el médico internista y exministro de Salud Félix Oletta, quien concluyó que la falta de tratamiento para esta patología llegó a 92%.
Oletta señala que para el año 2009, lo médicos cardiólogos tenían para escoger entre una gama de 25 a 35 fármacos de distintas marcas para trata la baja o alta presión arterial. “Esto da una idea de la cantidad del tipo de medicamento y la adaptabilidad. No todos los pacientes toleran los mismos principios activos de los antihipertensivos ni responden adecuadamente al mismo tratamiento, por lo que el diagnóstico y las prescripciones médicas son individuales”, detalla el especialista.
A ello se suma que cuando los ciudadanos logran sortear todos las dificultades para conseguir el medicamento que necesitan de por vida, los precios pueden ser el otro gran obstáculo, una traba de que hasta ahora no parece haber solución.
Costos que matan
Según el director de Codevida, prácticamente todos los más de ocho millones de venezolanos que padecen de hipertensión enfrentan dificultades para acceder a los medicamentos, ya sea por el alto costo o por la escasez, siendo el primero motivo la razón por el cual muchos no hacen ni “el intento” de buscar la medicina que requieren.
De hecho, los afectados han denunciado que un tratamiento solo para 10 días puede costar hasta 80 millones de bolívares, lo que representa 15 salarios mínimo integral.
Para José Eduardo Lattanzi, adquirir los medicamentos necesarios para tratar su hipertensión se ha vuelto un verdadero calvario. Asegura que para el 2017 su tratamiento había desaparecido de los anaqueles y solo era a través de los llamados «bachaqueros» que lograba adquirirlo. Sin embargo, la situación se invirtió y este año sí se consigue el tratamiento pero «están carísismos».
Asegura que si tiene dinero y logra conseguir los fármacos compra suficiente para tener reservas por dos o tres meses, un lujo que no muchos se pueden dar.
TalCual pudo comprobar esta situación, y en recorrido por varias farmacias de Caracas se constató que el precio de los antihipertensivos varía entre los dos y los 2 hasta 27 millones de bolívares, dependiendo de si se trata de una marca local o de un producto importado.
“Aquellos medicamentos que se consiguen son a un dólar paralelo inalcanzable para la mayoría de las personas con esta patología”, enfatiza Valencia, quien recuerda que se trata de medicamentos que en otros países no son precisamente económicos.
Lattanzi ratifica estas declaraciones, manifestando que han sido reiteradas las oportunidades en las que se ha visto en la obligación de suspender su tratamiento «porque se me acaban o porque no tengo dinero para comprarlas, puesto que realmente salen sumamente caras».
Oletta recuerda que “todos los antihipertensivos estaban en la parte de medicamentos regulados por el Gobierno, controlados por Gacetas entre el año 2003 y 2005, lo que generaba que 1.200 medicamentos para esta patología estuviesen bajo un control de precios”.
Pero esta situación cesó y con ello el aumento de los costos. El cierre masivo de laboratorios por la imposibilidad de importar materia prima o productos terminados, obliga a la compra en el exterior de los pocos fármacos que llegan al país, muchas veces adquiridos en países donde su costo es más que elevado. En Estados Unidos, por ejemplo, un antihipertensivo puede costar entre 18 y 40 dólares, dependiendo de la marca y los componentes del medicamento, mientras que en España los costos van desde los 10 hasta superar los 30 euros.
Esta situación, a lo que se suma que según datos de encuestadoras privadas la hiperinflación ha presionado que más de 80% de los ingresos familiares se destinen a la compra de alimentos, hace que los hipertensivos pasen a la categoría de productos imposibles de adquirir, con consecuencias fatales para más de un tercio de la poblaciones.
Ello queda en evidencia en el I Registro de Hipertensión Arterial en Venezuela (Rhaven), cuyos resultados fueron presentados el año pasado y según los cuales cerca de la mitad de lo hipertensos venezolanos podrían no estar recibiendo tratamiento.
«En Venezuela sólo el 52,6% de los hipertensos reciben tratamiento farmacológico y se encuentran efectivamente controlados, es decir, mantienen sus cifras de presión arterial por debajo de 140/90 mm/Hg, mientras que el 47,3% restante persiste en un rango elevado”, indicó al presentar los resultados de la investigación el cardiólogo Juan José Amaro, uno de sus promotores.
Las consecuencias
Para José Eduardo Lattanzi es imposible desligar su hipertensión arterial del chavismo. «Soy paciente desde que está este gobierno. Yo tenía contratos con el Estado y al llegar Hugo Chávez me los quitaron todos, me llevaron a la quiebra y eso me generó tanto estrés que me enfermé», dice.
Pero el mismo gobierno que le causó la enfermedad ahora le niega el derecho a tener, cuando menos, calidad de vida, pues con políticas erradas cocinó el caldo de cultivo que nutre una hiperinflación que ha llevado al borde de la extinción el suministro de los fármacos que requieren más de 11 millones de venezolanos.
De hecho, la situación es tan grave que en en los últimos tres año la cifra de hipertensos aumentó de manera más que considerable, al pasar de 30% a 36,7% de la población, de acuerdo con los datos de Evescam
Las razones para esta subida sobran. Por un lado, Oletta señala que la reducción de la cantidad de compuestos disponibles en el mercado traerá serias consecuencias en el corto tiempo. “Si ponemos a toda la población a que cuente solo con dos o tres tipos de tratamiento, lo que va a pasar es que dejarán de ser efectivos o bien tolerados”, asegura, reiterando que cada organismo tiene una forma particular de asimilar el compuesto, por lo que la variedad es indispensable para poder mantener bajo control una de las enfermedades modernas más perjudiciales.
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Para el presidente de la Sociedad Venezolana de Hipertensión, José Andrés Octavio, si un paciente hipertenso deja de consumir su tratamiento por un tiempo prolongado corre el riesgo de sufrir un infarto al miocardio, un evento cerebrovascular, daños renales y una serie de accidentes que se evitan con los medicamentos.
“No es que los suspende un día va a pasar todo esto, pero si la persona deja de tomar los medicamentos por un tiempo prolongado. Por eso es importante que no los dejen de tomar”, resalta.
Refiere Octavio que actualmente los médicos venezolanos tienen que hacer “malabares” para recetar a sus pacientes, por lo que asegura que entrega a sus pacientes “recetas con diferentes alternativas, por si no logran dar con uno compren otro”.
El médico cardiólogo señala que su mayor preocupación en este momento es que “a mayoría de medicamentos tiene unos costos que se vuelven prohibitivos para un porcentaje de la población. Ahí es donde la cosa se pone complicada”.
Asegura que 1 de cada 3 venezolanos adultos es hipertenso, lo que deja en evidencia la gravedad de la falta de fármacos para esta patología o los altos costos, que se vuelven inaccesibles para los ciudadanos.
En el país la primera causa de muerte son los accidentes cerebrovascular, sin embargo, relata que como los ciudadanos «estamos acostumbrados a convivir con la hipertensión. No se dan cuenta de la gravedad del asunto”.
De hecho, según estimaciones de los especialistas la suspensión del tratamiento puede ocasionar que seis de cada diez hipertensos pueden presentar un evento vascular en algún momento de su vida, razón por la cual el tema es considerado como “grave y mortal”.