La «gota de amor» prometida por Maduro pasó de largo por las escuelas de la capital
Dos semanas después del anuncio gubernamental de un regreso 100% presencial a clases y a tres meses de concluir el período escolar 2021-2022, maestras de diversos planteles educativos ubicados en Caracas relatan las precarias condiciones en las que se encuentran las instalaciones a pesar del plan «Una gota de amor»
Paredes pintadas, pupitres nuevos, bibliotecas, espacios de recreación, canchas y hasta una sala audiovisual apta para que los alumnos conozcan acerca de los medios de comunicación fue lo que se observó durante el balance del plan «Una gota de amor para mi escuela» presentado por el gobernante Nicolás Maduro el jueves 24 de marzo de 2022, en el cual además anunció el regreso a clases para todos los niveles educativos al 100% de presencialidad.
«100% clases en todos los turnos, ya terminó el experimento, ahora vamos a full clase», dijo el mandatario y pidió acelerar el proceso de reestructuración y recuperación de escuelas y liceos para garantizar un regreso a clases en las mejores condiciones, a pesar de que hasta la fecha, esto no se ha cumplido.
#EnVideo📹| Presidente @NicolasMaduro anunció que a partir del lunes #28Mar se normalizaran las clases en todas las escuelas, liceos y universidades del país.
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— VTV CANAL 8 (@VTVcanal8) March 24, 2022
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Raquel Figueroa, especialista en políticas educativas, detalló a TalCual que el proyecto «Una gota de amor para mi escuela» no llegó ni al 87% de las instituciones educativas públicas de Venezuela.
«Cuando arrancó el año escolar 2021-2022, el movimiento de educadores hizo una encuesta en la que se confirmó que aproximadamente 24.000 escuelas aún estaban a la espera de recibir algo por parte de este programa».
Ni una pintadita
Ana Rojas, subdirectora de un plantel educativo de un colegio ubicado en Petare, cuenta que la «gota de amor» no ha salpicado ni con un poquito de pintura las paredes de la institución en la que ejerce. «Estamos en una lista desde hace dos años, pero no nos han entregado nada».
Lamenta que desde hace 12 años su colegio no recibe «ni un cariñito» y cuando le han pedido colaboración a la Gobernación de Miranda, no reciben ninguna respuesta o solución. Por esa razón la tarea de recuperar los espacios la ha asumido el personal educativo con ayuda de los representantes y alumnos.
Plantea que, como proyecto de labor social, se ideó un plan con los estudiantes de quinto año para que su aporte sea hacer algunas reparaciones y dar «un granito de arena» para su colegio.
A su juicio, la institución no está en condiciones de recibir a todos sus alumnos por diversos problemas de infraestructura como filtraciones, espacios en malas condiciones, falta de pupitres que cubran toda la matrícula y poca o nula iluminación en distintas áreas del plantel.
El coordinador de la Asociación civil Con La Escuela, Ivan Rosé, expuso que en una encuesta hecha por la ONG junto a la Red de Observadores Escolares en el que se visibilizan las carencias del sistema educativo escolar en seis entidades del país, se observó que de 34 escuelas encuestadas en Miranda y Distrito Capital, solo 50% de las instalaciones reportan techos en buen estado. «En el caso de las paredes 48% de los planteles reporta mal estado».
Rosé señala que en lo que se refiere al mobiliario escolar «nos encontramos con que el 32% de instituciones tiene pupitres en mal estado o inservible, lo que conlleva, en ocasiones, el deambular de alumnos de curso en curso, para buscar donde sentarse».
En cuanto a los pizarrones, 15% de los planteles los tienen en mal estado.
A la espera de la gotica
Elizabeth, maestra de una escuela en La Pastora dice que en su colegio «la gotica nunca llegó». «Recibimos la misma escuela que dejamos a inicio de la pandemia». Describe su escuela como un lugar que sin la presencia de sus estudiantes parece abandonado por todas las fallas que saltan a la vista.
Reclama que la «gotica de amor» no fue la única que faltó a su escuela. «Tampoco ha llegado el programa de alimentación escolar y muchos maestros han renunciado, especialmente los del turno de la tarde».
A pesar de las carencias, dice que su escuela «no está tan mal. Creo que hay algunas que están en peor estado. Mientras tanto, estamos a la espera de la gotica».
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Escuelas sin maestros
Eugenia (identidad reservada), es docente en el Instituto de Educación Especial Dora Burgueño. Asevera que de 16 maestras, solo quedan cinco porque «la mayoría renunció». Para tratar de subsanar la situación, un docente debe encargarse hasta de dos grupos al mismo tiempo. «Se ha enviado la solicitud al Ministerio de Educación, pero ningún maestro quiere venir. Después del anuncio hecho por Maduro del regreso a clases 100% presenciales, un supervisor visitó el colegio y dijo que, por la falta de maestros, lo mejor era seguir asistiendo de forma semipresencial».
En cuanto al plan «Una gota de amor para mi escuela», la docente recuerda que en octubre de 2021 les llevaron pintura, pero «solo alcanzó para algunos espacios. Los baños no sirven, las tuberías ya casi no resisten más remiendos y falta iluminación».
Además de las precarias condiciones físicas de las instituciones, Raquel Figueroa, dirigente sindical del sector educativo, califica de «lamentable» la realidad económica de los educadores debido a la crisis salarial.
«La crisis económica ha llevado a que los docentes deban atender su necesidad obligándose a abandonar la actividad pedagógica en los colegios. Hay algunos que siguen dedicándose a la docencia desde sus hogares, con las tareas dirigidas porque les resulta más rentable», argumenta y que otros prefieren dedicarse a otros oficios como la buhonería.
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