La letra M, por Marisa Iturriza
No. Ríen de ríen. Igual que Edith Piafa, no vamos a quejarnos, y menos de que hace más de un mes no funciona el teléfono y cuando –en alguno de los múltiples intentos– logramos reportarlo a la cantv, una voz mecánica dice que tiene una avería y que van a repararlo. Ja ja ja. Tampoco lamentaremos que la comida no solo está más cara sino más escasa. Y no hablemos de las medicinas, ni de los repuestos, ni de la inseguridad, ni del transporte, ni… Nada de eso.
Hablemos de que si ahorita hubiera una elección, otra más, la ganaría un candidato cuyo nombre empieza con la letra M (si, eme) por ahora omnipresente en todo el país, que ganaría de corrido este mayo porque es superpopular. Que lo digan quienes se benefician de su generosidad buscando donde encontrarlo. Adivinaron, se trata de ¡El Mango!
Una fruta estupenda. Y, lo mejor, abundante esta época. Podría aprovecharse de diferentes maneras. En la jalea, por ejemplo. Una exquisitez deliciosa como para exportar y hasta ponerle “denominación de origen” a las diferentes variedades si se consigue azúcar ¿dónde? imprescindible para elaborarla, al igual que para mermeladas, compotas, batidos, y diferentes chutneys.
Al inicio de su temporada, la mata luce unas florecitas diminutas que lentamente dan lugar a la fruta. Primero mangos chiquititos, que poco a poco crecen hasta estacionarse en mango verde, que es el adecuado para elaborar la jalea, ay, qué rica, quién pudiera, los chutneys y una bebida refrescante cuyo nombre no me acuerdo pero quizá pueda conseguirse en algún restaurante indio. No se consigue azúcar, pero mango verde puede degustarse con sal, picante, rallado o en trocitos, solo o con las verduras que consiga.
*Lea también: Farsa consumada, por Fernando Luis Egaña
La cosa va lentamente (demasiado para los impacientes que suelen descargarlo a pedradas) hasta llegar a grado “pintón”, comienzo de la madurez y punto ideal para comerlo solo o incluido en ceviches y ensaladas, tanto dulces como saladas. Momento adecuado para descargarlo de la mata para que no caiga y se magulle ¿Por qué?
Porque después madura demasiado rápido, y se desprende por su peso o por la acción de ardillas, rabipelaos, loros, guacharacas, etc., expandiendo mal olor y atrayendo insectos, por lo que, como si obedeciera a Bolívar cuando expresó que “Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo individuo en el poder”, al no ser acto para el consumo, el mismo mango se desprende de la mata que le sustentaba y cae, no por maduro sino por podrido