La madre de las jaladas, por Teodoro Petkoff
En los anales de la sinvergüenzura nacional quedaró consignada con letras de oro la edición de ayer del Diario VEA. Desde los tiempos de Guzmán Blanco, pasando por Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, no se veía una muestra de adulancia, de pura y simple jaladera de bolas, de la dimensión pornográfica materializada en esta edición. Desde el cintillo de la primera página (Edición especial con motivo de los 50 años del presidente Chávez) hasta las líneas finales del editorial de Guillermo García Ponce (“Pasarán más de mil años y todavía Chávez estará en la historia”), todo el periódico está dedicado a lamerle las botas al Presidente. Pero hay algo más que la jaladera tradicional a la criolla. Hay un fuerte elemento de stalinohitlerismo trasnochado, absolutamente propio del director del diario, cuyo pensamiento –es un decir– sólo puede ser detectado con Carbono 14. Tal como lo hacían los medios soviéticos con el “padrecito de los pueblos”, Stalin, los nazis con Hitler y los norcoreanos con Kim Il Sung, García Ponce ha llenado las páginas de su periódico con poemas que cantan al “gran líder” con artículos, cada uno más rastrero que el otro, que lo ensalzan con una desmesura desopilante. Tres gobernadores (Amazonas, Nueva Esparta y Portuguesa) se desmoñan cantando cumpleaños feliz en sendos avisos, así como no podía faltar en este maratón de jaladera el alcalde Rangel Avalos, a través de quien también su “papi” marca tarjeta. Seis institutos autónomos se mandan también con su happy birthday y, finalmente, el Ministerio de la Defensa, con una cursilísima jaculatoria, se suma al jolgorio.
La involuntaria nota irónica la pone uno de los articulistas, titulando su temploncito “Chávez y el supuesto personalismo”. Pero además de estos avisos adulones hay infinidad de otras dependencias oficiales que pagan publicidad, incluyendo propaganda electoral, de modo que la caja registradora de VEA está buchona. Entre negocios y revolución no hay contradicción, dirá García Ponce, ¿Pero de todas aquellas gobernaciones, alcaldías, ministerios, institutos autónomos, así como Pdvsa, que no se bajaron de la mula para echar su jaladita, estarán ahora en la lista hitleriana Tascón? García Ponce podría decirles que les queda una quincena para ponerse al día y sumarse a la fiesta patronal del cumpleaños de Yo El Supremo.
Esta edición de VEA deja un sabor amargo en la boca. Hay en ella tanto anacronismo ideologico pero también tanta degradación moral, que se siente pena ajena. García Ponce seguramente sueña con un país donde ese tipo de servilismo sea la norma y donde el 28 de julio sea declarado “fecha patria”. Sin embargo, tal vez algunos podrían pensar que el VEA ha sido un caso aislado, producto más bien de quien, como su director, fue educado en esa concepción de vida y ahora, a falta de Stalin, tiene a Chávez para desollarse las manos jalándole. Pero no hay adulantes sin adulado. El “culto a la personalidad” –como terminaron llamando los soviéticos a la jaladera de bola– comienza así y luego se transforma en una epidemia nacional, en una competencia entre los áulicos por ver quién manda la bola más lejos, con el “líder máximo” imponiendo todo eso ya como política de Estado. Aquellos que hoy todavía no saben cómo votar en el RR no tienen sino que detenerse a pensar en un país lleno de estatuas de Chávez, afiches gigantescos de Chávez y una espesa y viscosa retórica oficialista, todo dedicado a celebrar el “gran timonel”, quien termina por hacer de la jaladera la más importante de sus “misiones”.