La marcha de mañana, por Simón Boccanegra

Este 1º de Mayo, lo hemos señalado editorialmente, posee una significación particular para la clase obrera, dados los atropellos de todo tipo que diversos sectores de ella han venido sufriendo por parte del gobierno «socialista», lo cual los obliga a hablar fuerte y duro para dejar sentada su protesta, pero no sólo la clase obrera debe ser protagonista de la marcha y concentración tradicional de ese día. La verdad es que prácticamente no hay sector social que no tenga un agravio que cobrar, incluyendo a sectores populares que se identifican con el chacumbelato pero a los cuales también se les ha administrado leña pareja.
Caraqueños a los cuales se les desconocen sus derechos al designar una autoridad regional por encima del alcalde Ledezma; caraqueños y mirandinos cuyas autoridades elegidas han sido despojadas de atribuciones e instalaciones y cuyas iniciativas han sido saboteadas implacablemente; habitantes de los barrios a quienes se les postergan soluciones a sus graves problemas habitacionales; todos tienen razones para hacerse presentes mañana en la marcha, para unirse al reclamo laboral contra el atropello y la despótica conducta del chacumbelato. Lo que ha ocurrido en los últimos meses, con un gobierno que ya no disimula su talante represivo, no debe dejar indiferente a nadie.
En esta oportunidad no es sólo un día obrero. En fin de cuentas, los obreros que fueron ahorcados en esa fecha, en Chicago, murieron por reclamar derechos, derechos laborales, ciertamente, pero derechos humanos en general. No es sólo la contratación colectiva o la vida del sindicalismo lo que está en juego. Estos derechos laborales son derechos humanos, como lo es el derecho a elegir y ser elegido, como lo es el derecho a que la decisión mayoritaria del electorado sea respetada. Nada separa unos derechos de otros. El respeto a la organización sindical no es distinto del respeto a la autoridad municipal. Ambos son parte de un mismo cuerpo que debe ser defendido este 1º de Mayo.