La mentalidad de la ultraderecha, por Simón Boccanegra

Uno de los más estúpidos, diría que casi oligofrénicos, reproches que se hacen a la postura de esta diario de condenar la guerra de Mambrush, es la de recordar el pasado comunista de su director y su condición de hombre de izquierda.
Un tal Rivero, por ejemplo, comienza su carta al Director diciendo “Ay, Teodoro, no cambias”. O sea, “sigues siendo el mismo comunista” (lo que en boca de cierta gente equivale a algo así como a “hijo de puta” ). Es llamativa la estólidez de una cierta derecha, que, esa sí, no ha cambiado jamás su visión de guerra fría y que todavía no termina de darse cuenta que el muro de Berlín cayó hace años. Mantiene imperterritamente sus criterios ya fosilizados, que le hacen ver hasta en Madonna o Chirac, a algunos peligrosos criptocomunistas. Otros, igualmente idiotizados, sostienen que se ataca a Estados Unidos si se critica a Bush y su mafia texana. Curiosamente, algunos de estos “pensadores” no escatiman calificativos a la hora de referirse a Chávez: ¿debemos entender que atacan a Venezuela cuando lo hacen con Chávez? No perciben que si algo hace grande a Estados Unidos es una cultura democrática que permite a cualquier gringo expresar su desacuerdo con su gobierno sin el temor de que venga algún rivero a chantajearlo con la acusación de “comunista” o de “terrorista”.